El 26 de junio de 1971, bajo la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, se produjo el asalto y la fuga del Instituto Correccional de Mujeres de San Telmo, en plena Capital Federal, que era regenteado por la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad. La planificación de la fuga tuvo la particularidad de ser el primer operativo conjunto de cuatro organizaciones armadas. La organización ideóloga del operativo, las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), lo denominó “Operación Capeletti”. Tuvieron el apoyo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Montoneros y las FAL. Se fugaron cuatro mujeres: Amanda Peralta, que había participado en Taco Ralo; Marina Malamud, Ana Papiol y Ana María Solari. 

Con ritmo de suspenso y de forma novelada (aunque lo que se narra es real y producto de una exhaustiva investigación) es la reconstrucción de los hechos que realizaron Patricia Somoza y Fernanda Aren en Operación Capeletti. La increíble historia de la fuga de la cárcel de mujeres en San Telmo (Planeta). El libro lo presentarán el 30 de noviembre a las 17.30 en el auditorio del Museo Penitenciario Antonio Ballvé (Humberto Iº 378), edificio donde funcionó la cárcel. La presentación será en el marco de una charla sobre la fuga de 1971 que brindarán las autoras junto a Débora D’Antonio, Graciela Longoni y Diego Luna.

Somoza y Aren se conocieron en 2001, en un taller de posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras, que coordinaba Somoza. Ambas son licenciadas en Letras. Y conocían la historia de primera mano. Somoza es hija de una médica que trabajaba en el penal, mientras que el padre de Aren había estado detenido, sospechado de complicidad, debido a su amistad con uno de los implicados, aunque luego fue liberado sin cargos. “Mi papá también solía ir a esa cárcel porque tenía una clienta, que era una presa común. El era ‘habitué de esa cárcel’”, recuerda Aren, que creció con el relato de esa historia que sucedió durante su infancia. “Cuando terminó el taller dijimos: ‘Algún día vamos a escribir algo’. Y tardamos mucho”, comenta Somoza.

-¿Cómo fue el trabajo de investigación?

Patricia Somoza: -Empezamos primero entrevistando a nuestros padres. Y de ahí fuimos tirando del hilo. Encontramos un capítulo en el libro Primavera sangrienta, de Marcelo Larraquy sobre esa fuga. Ahí aparecieron unos nombres. Buscamos en Facebook a través de amigos que podían conocer y empezamos a encontrar nombres. Un nombre llevó al otro y otro llevó al otro y así.

Fernanda Aren: -Hubo otro libro también, La guerrilla invisible, de Ariel Hendler, donde narra bastante ese episodio, aunque no lo ficcionaliza, no lo trabaja como lo hacemos nosotras, pero ahí aparecen algunos testimonios de entrevistados que después fueron nuestros propios entrevistados.

P. S.: -Más que testimonios, aparecieron nombres de personas. Después encontramos la causa y, entonces, ahí también se abrió un abanico distinto, ya no los testimonios directos de las personas vivas (porque hay muchos que ya no viven), sino también las voces de los testigos, de los guardias, de las monjas, objetos en las casas allanadas…

F. A.: -Dueños de autos que fueron robados para el operativo, por ejemplo. Se nos abrió bastante el panorama de la información.

P. S.: -Fuimos descubriendo nombres de otras personas que habían participado, pudimos contactar a una monja que estaba ese día. Pensamos que no íbamos a llegar a las monjas por un tema de edad. Pero nos contactamos con una que era jovencita cuando estaba ahí. Eso fue interesante porque nos dio la perspectiva de las monjas; por lo menos, de algunas de ellas.

-Una vez hecha la investigación, ¿cómo reconstruyeron la logística del operativo?

P. S.: -Fue surgiendo en la misma investigación a partir de los datos que nos fueron dando.

F. A.: -Después, con la causa también: hay muchos testimonios que pudimos seguir reconstruyendo y armando exactamente cómo fue.

P. S.: -Varias personas que entrevistamos nos dieron datos: tantos autos de recambio, tantos autos en la primera línea, los autos que estaban en la primera línea a cargo de qué organizaciones.

-Por ser una historia que tiene varias décadas había varios protagonistas vivos, ¿no?

F. A.: -Es verdad eso. Y protagonistas que también tenían ganas de hablar. Eso hay que decirlo porque fueron muy generosos. Quizás alguno fue un poquito más parco, más parca, pero en general no. Abundaron en detalles. Con una de las fugadas que vive cerca de Barcelona fue todo por mail y permanentemente estábamos en contacto con ella. Estuvimos en contacto con el ex marido de Amanda Peralta y él nos brindó muchísima información.

-¿Hubo gente que no quiso hablar?

P. S.: -Sí, o que quiso hablar muy poco. Una de las fugadas fue un poco parca. No se sentía muy cómoda. Respondió muchas preguntas y conversamos. Así como hubo otros que fueron precisos y dieron información. Una de las fugadas estuvo un poquito reticente, pero de cualquier modo aportó información; incluso de las casas de refugio por las que fueron pasando.

F. A.:-Postas telefónicas también.

-Entrevistaron a tu mamá, Patricia, primero, y después al papá de Fernanda. ¿Cómo vivieron ese momento? ¿Qué les aportaron?

P. S.: -Respecto de mi mamá, que está muy viejita, me acordaba muchas más cosas yo por todo lo que se había hablado en mi casa de esa fuga, porque mi mamá había salido ese día para el penal. Ella llegó justito después de la fuga, pero entró, estuvo ahí cuando estaba la policía. Ella trajo muchos relatos a casa. Ahora se acordaba menos.

-¿Y vos te los acordabas?

P. S.: -Muchísimo porque fue un hecho muy comentado en mi casa y muy intenso porque, además, habían retenido a una médica amiga de mi mamá a la que nosotros conocíamos mucho. En esa época, el penal era para mí un lugar muy familiar. Yo lo conocía e iba con mi vieja, cuando era chica. En la época de la escuela primaria, dos por tres la acompañaba a mi mamá, conocía a las monjas, conocía a las presas. Había una relación bastante fluida y cercana. Así que se vivió muy intensamente eso en mi casa.

F. A.: -Yo tenía algunos recuerdos, retazos de relatos que circularon en casa. Pero mi papá tiene una memoria prodigiosa y es muy buen narrador. Además de tener buena memoria, nos pudo reconstruir bastante bien todo y nos proveyó de mucha información.

P. S.: -De cualquier modo, hay cosas que quedaron en la sombra porque participó mucha gente en ese operativo. Fueron cuatro organizaciones y hay cosas a las que no llegamos: de otras personas que participaron. Ahora empiezan a aparecer algunos.

-¿Qué fue lo que más les aportaron dos de las protagonistas de la fuga?

P. S.:-Algo de la vida cotidiana en la cárcel, las cosas que les llevaban las familias los fines de semana, la comida, qué actividades podían hacer o hicieron, algunas legales y otras no porque ellas se daban cursos a sí mismas. Eso no era algo que organizara el penal como, por ejemplo, cómo falsificar documentos o cómo armar explosivos. Después, algunos detalles del movimiento interno cuando salieron, pero también muchos los encontramos en la causa. Cómo fue la salida, algo del recorrido que hicieron al salir. Eso no estaba en ningún lado: cómo fue el viaje desde que bajaron de los autos hasta que tomaron algún medio de transporte que las llevara a alguna casa de refugio. Esos datos nos aportaron ellas. Ya sea en la clandestinidad o amnistiadas hasta que se fueron del país, fue información que nos dieron ellas o sus compañeros. Una de las chicas fugadas está desaparecida, pero hablamos con algunos parientes y amigos.