Las permanentes apelaciones a la libertad que realizan Javier Milei y sus seguidores, y que figuran en el propio nombre de su agrupación política de extrema derecha La Libertad Avanza, obliga a indagar sobre los significados del término "libertad" y exponer en cuál o cuáles se encuadraría Milei. Para ello, será necesario mostrar las ideas de dos de sus más cercanos mentores intelectuales: Ludwig von Mises (1881-1973) y Friedrich Hayek (1899-1992).
En líneas generales, tanto von Mises como Hayek, aunque austríacos ambos, abrevan en la tradición británica del liberalismo nacido al calor de la Revolución Gloriosa de 1688. Este proceso político habilitó el desarrollo de dos elementos básicos para la convivencia en una sociedad: la tolerancia religiosa y la concepción que señala que únicamente se permitirán aquellas restricciones a los individuos que provengan del marco legal vigente.
La libertad individual es innegociable en esta tradición, forma parte del derecho natural de las personas y no puede permitirse la intrusión del Estado en la misma. En todo caso, el ordenamiento jurídico de un país solo tiene como rol central impedir que el Estado pueda interferir en los derechos inalienables de los individuos. Thomas Hobbes, John Locke y John Stuart Mill son algunos autores que dieron sustento teórico a estas ideas.
Sin embargo, en la Europa continental del siglo XVIII se respiraban otros aires intelectuales. Immanuel Kant, el filósofo de Könisberg, señalaba que el movimiento de la Ilustración tenía como principal objetivo “la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”. Así, la libertad era entendida aquí como el poseer la capacidad y la autonomía para llevar adelante el precepto de “ser el dueño de uno mismo”. Lo anteriormente expuesto nos muestra enfrentadas dos nociones asociadas al concepto de libertad.
Una hace hincapié en la necesaria autonomía del ser humano para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales; la otra considera imprescindible el impedir cualquier obstáculo a la libre elección de un individuo por parte de cualquier persona o agente gubernamental. El destacado filósofo liberal Isaiah Berlin publicó en 1958 un texto, Two Concepts Of Liberty, que sintetiza estas dos concepciones: se llama libertad positiva aquella que privilegia la autonomía del individuo; libertad negativa, por el contrario, se afirma en la idea de la carencia de cualquier coerción sobre una persona.
Libertad negativa
Una idea que desarrolla Berlin en su texto y que tiene mucho que ver con el derrotero de Von Mises y Hayek (y, por ende, de Milei) es la que considera que la libertad negativa no es contradictoria con los regímenes autócratas ya que lo importante a la hora de señalar la vigencia de las libertades no es preguntarse quién está gobernando, sino si tal gobierno ejerce alguna coerción específica sobre el ciudadano (por ejemplo, puede existir una pérdida de libertad en los derechos civiles pero, a la vez, darse una amplia libertad en términos económicos).
Hayek abraza de manera consistente el núcleo argumental de la ‘libertad negativa’. En su conocido libro La constitución de la libertad (1960) afirma que “el estado en virtud del cual un hombre no se halla sujeto a coacción derivada de la voluntad arbitraria de otro o de otros se distingue a menudo como libertad ‘individual’ o ‘personal’... la ‘libertad’ se refiere únicamente a la relación de hombres con hombres, y la simple infracción de la misma no es más que coacción por parte de los hombres”.
Dicho esto, ¿en dónde pone Hayekel énfasis, en las libertades civiles o en la libertad económica? El destacado filósofo argentino Ricardo Gómez en su libro Neoliberalismo, fin de la historia y después señala que para la sociedad moderna es básicamente una sociedad de mercado a la que se ha arribado por medio de una evolución de carácter darwiniano desarrollada en el ámbito social. Este ordenamiento social no es fruto de algún diseño o planificación específico sino que es, añade Gómez, “el resultado de la coordinación de las consecuencias no intencionadas de las acciones deliberadas de los individuos”.
Esta es la famosa tesis de Hayek acerca de la existencia de un orden espontáneo en la sociedad que, sin embargo, es coordinado mediante el apego a un conjunto de tradiciones en las cuestiones de carácter moral y por el mercado en aquellas instancias de raigambre económica. Si para Hayek el mercado es el grado más alto de la evolución humana y en donde la piedra de toque allí es el irrestricto apego y protección de la propiedad privada se comprende que para el autor austriaco la libertad económica sea la más importante instancia a tutelar.
Apoyo a regímenes autoritarios
Dado a escoger en situaciones límite entre libertad política y libertad económica Hayek, y también su principal influencia Ludwig von Mises, no dudaría. La libertad económica debe primar por sobre todo. Recordemos una vez más que Berlin señalaba la no existencia de contradicción entre la libertad negativa y los regímenes autocráticos. Hagamos un breve repaso que sucedía con Mises y Hayek en momentos claves de la humanidad durante el siglo XX. Para Mises las ideas revolucionarias que dieron lugar a la Revolución Rusa solo pudieron asentarse debido al carácter tolerante del liberalismo.
A su juicio, la violencia era el recurso idóneo para enfrentar la amenaza del bolchevismo a la sociedad occidental pero esto solo podría hacerlo un movimiento que no trepidara en utilizar los mismos métodos que su adversario. Para Von Mises este papel lo cumplió con creces el fascismo. De todas maneras, Von Mises entendía que la violencia sin cuartel era una expediente provisorio, pues a largo plazo el triunfo de las ideas liberales sólo sería posible mediante el uso de la fuerza de las ideas.
La opinión de Von Mises respecto del fascismo queda claramente especificada en esta citada tomada de su libro Liberalismo en su tradición clásica (1927): “No se puede negar que el fascismo y movimientos similares que apuntan al establecimiento de dictaduras están llenos de las mejores intenciones y que su intervención ha salvado, por el momento, la civilización europea. El mérito que el fascismo ha ganado así vivirá eternamente en la historia. Pero, aunque su política ha traído la salvación por el momento, no es del tipo que podría prometer un éxito continuo. El fascismo fue una improvisación de emergencia”.
Como se puede apreciar en el texto anterior, en épocas de crisis y amenazas al régimen capitalista la reacción fascista es imprescindible a la hora de salvar el sistema. Hayek, por su parte, hacia 1962 se comunicó epistolarmente con el portugués Antonio de Oliveira Salazar, a la sazón el más longevo dictador europeo. En la misiva, acompañada de un ejemplar de la Constitución de la libertad, Hayek le indicaba que la lectura atenta del libro lo ayudaría a diseñar una constitución política del Estado que pusiera límites a los abusos de la democracia.
Asimismo, en 1978 Hayek se dirigió por carta al diario The Times. Allí afirmaba la existencia de casos en donde las libertades públicas eran mejor custodiadas por gobiernos autoritarios que por regímenes democráticos. Mencionaba como ejemplos al Portugal de Salazar y al Chile de Pinochet. Con referencia a Chile Alan Ebenstein, biógrafo de Hayek, recuerda que en 1981 Hayek afirmó que en ese tiempo en toda América Latina no había ningún gobierno totalitario y que el único existente en esa región había sido el Chile de Allende.
Por último, recordemos que en una entrevista que le realizara en 1981 el diario El Mercurio Hayek sostenía que “una dictadura puede ser un sistema necesario durante un período de transición. A veces es necesario que un país tenga, durante un tiempo, alguna forma de poder dictatorial. Como comprenderá, es posible que un dictador gobierne de manera liberal. Y también es posible que una democracia gobierne con una total falta de liberalismo. Personalmente, prefiero un dictador liberal a un gobierno democrático carente de liberalismo”.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿cuál es el concepto de libertad que profesa Milei? La
que le han enseñado sus maestros: que la libertad sea entendida en su versión
de ‘libertad negativa’; que lo esencial es la libertad económica dentro de un régimen
de mercado; que las libertades civiles están supeditadas a la vigencia de la libertad
económica y que por ello la democracia es deseable pero no imprescindible; que en
determinadas situaciones la violencia fascista es necesaria para enfrentar las crisis
sistémicas graves.
* Facultad de Ingeniería – Universidad Nacional del Comahue