Sandra Pettovello es mujer de convicciones principistas. La exvicepresidenta de la UCD y futura ministra de Capital Humano en el gobierno de La Libertad Avanza (LLA), propone la revolución de los valores, en un revisionismo excitado por clausurar derechos conseguidos, preferentemente de los últimos quince años. En esa construcción de base anhela Pettovello, egresada de la Universidad Austral -y, seguro comentará ella misma en futuras entrevistas, si acredita formación en el Opus Dei-, la familia como estructura solar que asista y contenga los problemas sociales.
Punto uno, frente a semejante búsqueda, ¿cuestionará la flamante ministra que lo personal siempre es político? Hay indicios en sus redes respecto de un orden social heterosexual, habría que ver si del lado patriarcal de la vida, aunque es orientador uno de los textos que comparte en su cuenta de Linkedin sobre “El padre y sus aportes invisibles”, de José María Randle, director de la Licenciatura en Ciencias para la Familia de la Universidad Austral. Los planetas se van alineando.
Su currículum es tan ecléctico como chispeante: a la licenciatura en Ciencias de la Familia en la Austral la antecede una carrera de Periodismo en la Universidad de Belgrano, refuerza ambas con un posgrado en Políticas Familiares en la Universidad Internacional de Catalunya y los estudios de Counseling Psychology en la Escuela Superior de Psicología Social. Es experta en mindfulness, crisis vitales y duelos, vínculos y pareja, además de reikista y neuropsicoeducadora.
Para uno de sus fieles seguidores, Pablo de la Torre, secretario de Infancia y Familia de San Miguel -municipio declarado provida- y militante del Día del Niño por Nacer, el arribo de Sandra es un faro al final del camino: “Con Sandra Pettovello (…) vamos a terminar con el modelo que nos llevó al fracaso total. Con foco en defender la vida y la familia”.
Precisamente, el problema -o la fortuna- de Pettovello, es el foco. Ese que termine alumbrándola junto a sus jefes Javier y Karina Milei, que necesitan, y mucho, de esa mirada con cristales antiderechos, para coordinar y proteger con fervor místico, y orgánico sobre todo, los ministerios de Salud, Educación, Trabajo (que se denominará Empleo) y Desarrollo Social, degradados a secretarías y apretujados junto a una nueva área de Niñez y Familia, en esa burbuja gaseosa de Capital Humano.
¿Agricultura y Ambiente? Podría ser, la angurria no es privativa de "la casta". “Lo diseñamos de esta manera porque en áreas que están tan encadenadas, (se debe) trabajar en un espacio de mayor convivencia. Me parece loco estar uno en un edificio y otro en otro edificio.”
Un loco también el presupuesto que manejará y el elenco masculino, probablemente integrado (nunca se sabe) por el doctor en Administración por la Universidad Católica de La Plata, Martín Krause, al frente de Educación, que tiene la ESI en la mira y el sistema de vouchers en la manga. En Salud, Edgardo Filgueira Lima, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Salvador, estará a cargo de imponer el arancelamiento de las prestaciones, seguro de salud a elección del usuario y la desregulación del sistema de seguros. La interrupción del embarazo “y la protección de la familia” serán tema de Estado, cuestión que calzaría como guante en Desarrollo Social, con el ya mencionado De la Torre, si todo le sale bien.
Queda el enigma de la inclusión social, la seguridad alimentaria, la gratuidad de los medicamentos y de los estudios de complejidad para adultxs mayores, los comedores comunitarios, la reducción de la pobreza y la relación con las organizaciones sociales. “La idea es eliminar a los intermediarios”, augura la ministra, que por medio de la Secretaría de Trabajo va por una modernización laboral “con profundidad financiera”, seguros de desempleo y chau indemnización.
“Es gente que está altamente capacitada” aseguraba Pettovello a Eduardo Feinman en una entrevista de LN+. “Yo solo busco los problemas, los traigo y los reparto”, describe su rol, luminosa a los 55 años, con el mix puesto en la demanda, claro. “¡Que la gente elija en todos los ámbitos!”, enciende la mecha. “Darle a la gente el dinero para que elija adónde quiere educar a sus hijos y dónde se quiere atender en el sistema de salud. Porque después la casta te manda al hospital y ellos van al sistema privado.” "Es el achicamiento del Estado y la reducción del gasto público”, estúpido, sin e, lanza LLA desde su plataforma electoral. Personas sindicalizadas, migrantes y diversidades, abstenerse.
Hace un tiempo, la superministra hablaba del sacrificio que implica enlodar sus pies “en el barro de la política”, y oscilaba el péndulo de ciudadana “por momentos indignada y por momentos con mucha tristeza de ver el estado de la Argentina”. Que alguien armonice a la libertaria humanista, porque le esperan tiempos de reclamos. Las políticas de cuidados con perspectiva de género, el cupo transfeminista en todos los ámbitos, los abusos intrafamiliares, las niñeces en peligro, los embarazos no deseados, la brecha salarial de género que sí existe, el sostén de las familias monomarentales y de las ampliadas, la salud mental como derecho humano inalienable, la inclusión sin chistar, el derecho al aborto y a una educación sexual integral obligatoria, el derecho a la vivienda y al agua. Porque la gracia de su experimento, devenido de la fuerzas del cielo según JM, es convertir este suelo que pisamos en territorio borroso. Y sin embargo, la organización colectiva, la resistencia y las redes políticas amorosas contra todo abismo que pretenda reconfigurar un futuro a oscuras. Ojo, que el deseo está intacto, laten fuerte los corazones y aquí nadie vive para ahogarse.