El padre Paco Olveira llega puntual a la cita: jueves 23 de noviembre en la ronda de Las Madres, a las 15, debajo de un sol que cae como plomo en una Plaza de Mayo llena de gente que busca algo de sombra bajo los árboles, antes de que comience la marcha.

El primer tiempo se le va debajo del sol besando gente que lo saluda, o bajando la cabeza para escuchar algo que alguien, a quien no conoce, quiere decirle al oído, como si fuera (y quizá lo sea) un secreto de confesión. En todo caso el gesto de agacharse y poner la oreja es una costumbre del oficio de ser cura. Repartir el número de teléfono a quien lo pida no lo es, pero también lo hace.

Terminada esa liturgia personalísima hay que dar con una sombra algo alejada para hablar, pero antes saca una vieja y raspada botellita de plástico azul y ofrece un trago de agua: “Tomá, no está muy rica pero es necesaria”. Y antes de comenzar cuenta, mientras se escurre el sudor de la frente, que de ahí debe volar a la Isla Maciel y luego a uno de los comedores que tienen en Merlo.

--Padre Paco, pusiste un tuit que incendió algunos ánimos y provocó posiciones a favor y en contra y de allí surgieron otras. Hubo gente que dijo que había que abrazar a quienes votaron por el ganador. Otras personas dijeron que cuando haya que salir a defender derechos, ya no saldrán otra vez y que se arreglen quienes lo votaron. Pero todo arrancó a favor o en contra de tu tuit.

--Yo lo que digo es que un tuit son cuatro palabras y la vida no es ni blanco ni negro. Claramente, por mi fe: frente al pobre, de rodillas. Yo nunca le voy a preguntar al pobre si es de Milei o evangélico o lo que sea. Pero me parece que esta elección es diferente de otras elecciones como la de Macri, por ejemplo. Nos dijo que venía la revolución de la alegría, que no íbamos a perder derechos y que viviríamos mejor. Mucha gente votó con esa esperanza y después resultó ser mentira. Nos mintieron. En este caso no, porque mucha gente sabe lo que votó. O sea, votó que la justicia es una mierda, que donde hay una necesidad no hay un derecho. Entonces lo que yo digo, pido, es que seamos coherentes, que el que piensa así tenga coherencia. Y como no va a alcanzar la comida para todos, el que votó esa opción que se haga cargo de su responsabilidad siendo coherente. De nuestra parte creemos lo contrario. Creemos que donde hay una necesidad hay un derecho. Entonces vamos a responder a todos, pero también creando conciencia.

--¿Qué significa eso? Tiene muchas lecturas.

--Significa que podemos pasarnos la vida cuidando los despojos y tenemos que intentar que no haya quien siga despojando a la gente. Hemos elegido un gobierno de ultraderecha, que reivindica a la dictadura, que ha dicho que el Estado tiene que estar en su mínima expresión, y si algo necesitan los pobres es el Estado presente.

--Hay gente enojada.

-Y yo entiendo la bronca de la gente, la entiendo perfectamente, pero también hay muchos que votaron por odio. Odio al kirchnerismo, al peronismo. Son los que repiten que se robaron todo. Fundamentalmente yo les hablé a los que votaron por odio, y vuelvo a decir que hay que tener un poco de coherencia.

--Y al resto, ¿qué?

--Al que votó porque no le alcanza la plata y pensó que ésta puede ser una opción para vivir un poquito mejor, a ése lo puedo entender, y lo abrazo. Pero la inmensa mayoría de los que votaron a Milei fue porque les inyectaron odio. Ahora que se hagan cargo y que sean coherentes.

--Suena algo violento, como cuando Jesús sacó a los mercaderes del templo a palazos…

--La diferencia es que los más pobres no son los mercaderes, son las víctimas de los mercaderes. Por eso estamos acá en la plaza, diciendo, no solo que sí, son 30 mil, sino que tenemos que echar a los mercaderes del templo. Ahora, efectivamente, Jesús echó a más de uno. No se puede bendecir cualquier cosa.

Todo este quilombo

El calor agobia y la charla se acelera. El padre Paco siente la necesidad de ser claro. Tiene la claridad de quien arrebaña pobres, los cuida, les da de comer, los defiende como puede. Vuelve a abrir la botellita con las manos lastimadas y vuelve a ofrecer agua. Primero la ofrece, luego toma él. Una pareja mayor se acerca y lo mira. Él los mira. Ella le toma la mano, le sonríe y se va.

--¿Se vive entre el cariño y el odio? Desde el tuit vimos apoyos y acusaciones de partidista. Te acusaron hasta de faltar a la doctrina de tu iglesia.

--Nosotros no pedimos carnet de afiliación ni interrogamos a la gente. Eso lo hacía la dictadura y hoy los que van a gobernar reivindican la dictadura. Ellos hacen esas cosas. Ellos generan pobres y después los tenemos que cuidar nosotros. Y mientras nada más los cuides y les des el platito de comida, está muy bien, incluso porque les estás haciendo el juego. Porque como decía el obispo brasileño Hélder Cámara: “Si le doy pan al pobre, me llaman santo. Pero si pregunto por qué no tienen pan, me llaman comunista". Bueno, todo este quilombo se armó porque yo dije: "Muchachos no vamos a tener pan para todos y todas, así que los que tomaron la opción de que no haya pan para toda la gente, que se hagan cargo, y dejemos que los otros puedan comer".

--¿Que tan lejos pensás que va a ir esto?

--Yo ya dije que no creo que esto pueda durar cuatro años. Y ya me contestaron algunos que quieren que a Milei le vaya bien para que nos vaya bien. Y yo creo que si a Milei le va bien, al país le va a ir mal. Se va a concentrar la riqueza, va a aniquilar al Estado y a la gente le va a ir mal. Desde ahí yo no quiero que a Milei le vaya bien, porque además estas políticas solo cierran con la gente afuera, y cuando la gente quede afuera, aunque haya votado a Milei, termina saliendo a las calles.

--Bueno, eso ya pasó antes.

--Sí, con Menem, cuando se vendieron todas las joyas de la reina, tuvimos más de 30 muertos y la gente saqueando comercios porque no había para comer.

--¿Y qué pensás que va a pasar entonces en tu comedor?

--Claramente va a haber un enorme recorte de fondos, y si ya no damos abasto, y va a aumentar la gente que va a querer venir, porque mucha gente se va a quedar sin laburo y mucha clase media va a pasar a la pobreza, vamos a tener que poner un cartel que diga “bienvenida la clase media”. Eso va a pasar, y no vamos a tener la posibilidad de ayudar a tanta gente.

--¿Entonces?

--Entonces ése va a ser el nuevo problema. A ver, siendo claro: yo no quiero tener un comedor, yo quiero que la gente labure y viva tranquila, y tengo varios comedores, y ya ni sé la cantidad de gente que va a buscar un plato, pero son muchos que buscan la única comida del día. Si todo eso se licúa, no sé…no veo un futuro claramente auspicioso.

--¿Cómo vivís eso en lo personal?

--Yo estoy devastado. Mirá, estamos acá en la Plaza de Mayo, las Madres lucharon contra la dictadura, y hoy elegimos democráticamente una dictadura y eso me duele mucho, es muy grave. Yo no quiero vivir en una sociedad así, donde se habla de meritocracia, como lo escuché hace dos días a Macri. No quiero vivir en una sociedad donde escucho a Villarruel decir que ella no quiere subsidiar boludeces, y resulta que para ella las boludeces son la insulina que precisa el que no tiene plata para comprarla. Y  bueno, dice, que lo siente mucho, pero que con su plata, no. Así dicen: "con la mía no". Es muy fuerte escuchar eso. No quiero vivir en esa sociedad.

--Está bien, pero ya está instalado. La pregunta es: ¿cómo lo vas a llevar?

--Primero haciendo una semana de duelo. Acá en Plaza de Mayo, Hebe decía que nos pueden sacar todo pero no nos van a sacar la calle. Así que vamos a seguir estando donde tenemos que estar. Le vamos a poner el cuero como lo hacemos siempre. Del lado de Jesús, del lado de los crucificados, donde tenemos que estar.

--¿Llevando la pelea entre esta nueva estética y la ética?

--La estética de esa libertad es terrible. Hay que poner algo en claro: moralmente no se podía votar por Milei. Es absolutamente antievangélico, porque la base del Evangelio es la justicia social y él dice que la justicia social es una mierda. El centro del Evangelio es la fraternidad y él habla de meritocracia y de individualismo. Frente a esa barbaridad, yo no creo en eso. Yo creo en los valores de compartir. Yo creo en una patria donde todos y todas entren, y por eso voy a luchar. Lo otro no es ético ni moral.

--Bueno, son valores tan valiosos como antiguos.

-Mi madre decía que obras son amores y no buenas razones, y Jesús decía que por sus frutos los conocerás. Bien, por sus frutos los conocemos, y por los que demos nosotros también.