León Gieco grabó “Sólo le pido a Dios” por la paz en Medio Oriente en una tekkia sufí de Buenos Aires. La versión fue grabada en una mezquita en el barrio porteño de Colegiales y lo acompañaron Gastón Saied, que cantó en hebreo en representación de la comunidad judía, y de Nuri Nardelli, de la orden sufí Al-Herrahi, que la interpretó en árabe.
“´Sólo le pido a Dios’ es un pedido por la paz, que está bastante maltratada, ahora y desde hace mucho tiempo”, explica León Gieco en el video en el que además de la versión del tema se muestra cómo fue grabado y su testimonio y el de quienes lo acompañaron.
Gieco señala también que “nosotros hacemos estas cosas porque tenemos la posibilidad de hacerlas. Porque mucha gente -un taxista, un albañil, un carpintero- puede sentir la misma impotencia al ver los horrores de la guerra y no poder hacer nada. Nosotros algo hacemos, aunque sabemos que esto no va a cambiar absolutamente nada, porque la guerra habla otro idioma. Pero respecto a esa impotencia, cantar esta canción por la paz en hebreo, en árabe y en castellano, me parece que, justamente en este momento, tiene una razón de ser”.
La idea de redimensionar “Sólo le pido a Dios” en una mezquita
La invitación a Gieco a revistar la más célebre de sus canciones fue idea del Ensamble Alma sufí, dirigido por Sami Sebastián. La propuesta fue crear una versión con un sentido estético, espiritual y, fundamentalmente, pacifista junto a la cantante Nuri Nardelli, integrante de la orden sufí Al-Herrari, y a Gastón Saied, en representación de la comunidad judía.
“La convocatoria para venir acá a elevar un canto y una melodía por la paz me sorprendió gratamente”, cuenta Gastón Saied, uno de los cantantes más representativos de la comunidad judía en la Argentina. “Quizás es cierto que desde nuestro lugar como músicos es difícil poder hacer algo concreto, pero también es cierto que a veces la música trasciende algunas barreras físicas. Yo tomé la invitación como una bienvenida, y al poder participar con estos músicos increíbles en este entrecruzamiento de religiones, creo que el pedido por la paz tiene un peso aún mayor”, añadió.
La versión de “Solo le pido a Dios” por la paz en Medio Oriente fue producida por Sami Sebastián, junto Gieco, los periodistas Cicco (Abdul Wakil) y Humphrey Inzillo, y Yemal Mamprelian, referente de la Tekkia sufí Halveti-Yerrahi.
“Lo hermoso de esta canción de León es que es atemporal”, argumenta la vocalista Nuri Nardelli. Destaca también que “tiene un espíritu muy fuerte y aunque lamentablemente, tal vez nunca podamos dejar de cantar esta canción, lo importante es que cada vez que lo hagamos, lo hagamos con el corazón. Eso se complementa muy bien con lo que es un grupo sufí como el que yo pertenezco donde se trata aquí de poder abrir el corazón. Eso es lo que hizo León cuando escribió `Solo le pido a Dios’. Entonces, grabar esta versión en esta hermosa mezquita, la redimensiona. Estoy muy contenta y muy agradecida”.
Ensamble Alma sufí, espiritualidad por la paz
El Ensamble Alma sufí se propone desde el momento en que fue creado difundir músicas sagradas al mundo entero. En esa línea, lanzó en YouTube, la serie Muezzlin Sessions, un proyecto audiovisual que convoca a músicos populares (Martín Buscaglia, Julián Kartun, Pablo Dacal) a interpretar el tradicional llamado a la oración en las mezquitas e interactuar con el ensamble, que está grabando su primer disco, y a conversar sobre el vínculo entre la música y la espiritualidad.
Como un desprendimiento de ese proyecto surgieron las Ilahi Sessions, en las que cantoras populares como Delfina Cheb o Melina Moguilevsky abordan melodías sagradas del mundo islámico. Se trata de una experiencia inédita que esperan replicar en otros países.
La tekkia sufí Halveti-Yerrahi, escenario de la grabación
El sufismo es la rama mística del Islam. La tekkia es un espacio de reunión, es el oasis donde el sufí se desconecta del mundo y se conecta con Dios. La Tekkia sufí Halveti-Yerrahi fue inaugurada en 2022, y es la más grande de América.
Fue construída por la Asociación Civil Cultural Yerrahi. En sus paredes hay mayólicas que llegaron desde Granada, una tela antigua que cubría la tumba del Profeta Mahoma en Medina, un retazo de telón oscuro y bordado en hilos de oro que envolvía la sagrada Kaaba en Meca, maderas talladas en Marruecos.
Unas 30 obras caligráficas magnéticas, obsequio del difunto Muhammed Panizza, quizás el maestro calígrafo más importante de Latinoamérica. Bajo los pies, alfombras de Persia, el Cáucaso, China, Turquía con diseños floridos que ilustran estancias paradisíacas, y dibujos concéntricos que reflejan cómo todos los caminos, por más vericuetos y zigzags que existan, tarde o temprano, conducen a Dios.