Con Fuerza de madre (BlueArt Records), el pianista de jazz Mariano Ruggieri completa una tríada notable, con los anteriores Simple y Huellas. Junto al cuarteto que integra con Leonardo Piantino (saxo), Jorge Palena (contrabajo) y Sebastián Mamet (batería), Ruggieri ofrece 8 composiciones originales, que presenta hoy en doble horario -a las 20.30 y 22.30- en Paraphernalia (Rioja 1070). “Es una continuación de los discos anteriores, con la misma formación y un poco también con el mismo estilo, mucho uso de pentatónicas, un poco de hard bop, y temas de melodías sencillas para la escucha. Creo que hay una evolución en relación a los discos anteriores y en cuanto a las composiciones; y también es el cierre de un formato”, explica Mariano Ruggieri a Rosario/12.
-Con este disco llegás, finalmente, a todo lo que querías investigar o descubrir con el cuarteto.
-Creo que sí, había temas que quería grabar, pero ya tengo ganas de hacer otras cosas. El disco se grabó a finales de 2021, y el audio está crudo, casi sin ecualización. No se lo pudo editar ni tampoco agregar efectos. Fue casi como una tocada en vivo, masterizada (la grabación, mezcla y masterización, estuvo a cargo de Martín Actis). Eso también tiene un valor lindo, porque así se tocaba antes: un micrófono y a tocar. Hay una anécdota con Bill Evans, dicen que habían puesto el micrófono, tocaron varios y luego subió él; empezaron a preguntarse quién había cambiado el micrófono. Era el toque de Evans. Grabar así estuvo bueno, bien vintage y old school, pero no volvería a hacer un disco así, lo haría en un lugar con rooms separados. Hoy nada se graba de esta manera.
La música de Mariano Ruggieri es una suerte de meditación interna, que abre y comparte; y el título del disco bien podría estar referido a su paternidad reciente. El pianista aclara que el nombre del álbum “no es una dedicatoria especial, sino que refiere, más que nada, a la fuerza de la madre, creadora de vida. La espiritualidad siempre está en mi vida, me siento llamado hacia eso”. Los temas trazan un concepto sonoro que acentúan, en su secuencia, la propuesta; según el músico: “Son temas muy polenta, no hay casi reposo. Para la escucha, el disco puede no resultar tan ágil, pero sí las melodías, porque son fáciles de agarrar. La era del jazz que quisimos abordar es la del hard bop y contemporáneo, así que eso te tiene que gustar un poquito. Los primeros temas son más amigables, pero para escuchar lo que sigue te tiene que gustar el jazz. Lo genuino que tiene, en todo caso, es la mirada del jazz que tenemos desde Rosario; pudimos grabar y tocar con la mayoría de los músicos de Argentina, el resultado de todo eso y de todos los viajes que pudimos hacer, ofrecen una linda mirada sobre el jazz”.
Por lo general o de manera un tanto habitual, en el jazz puede hablarse de relecturas o abordajes sobre partituras ajenas, pero en Fuerza de madre, si bien las influencias existen porque así debe ser, Ruggieri compone y elabora de manera original. Y lo hace también desde el incentivo que le suscita la formación extraordinaria que integran Piantino, Palena y Mamet. “Lleva trabajo, son partituras distintas, para cada tonalidad, para cada clave. Y tienen que ser temas que le gusten a los chicos. Ellos son los número 1 de acá, son jefes de cátedra, del instrumento que tocan, en la Universidad. Son melodías medio enmarañadas, compases de 7/4, pero si les gusta a ellos, ya me siento bien, porque el tema funciona. Me siento mimado, acompañado, me arengan y los admiro; es algo que me llena de gratitud”, continúa.
-¿Cómo es ese trabajo, para llegar a esas melodías?
-Sale natural, me pongo a estudiar y tengo una práctica disciplinada, diaria. Eso hace que vayas tocando cosas más complejas, pero lo que importa, al momento de escuchar un tema, es la melodía, tiene que ser algo mágico y por más complejo que sea el tema. Hoy, el jazz, como muchos lenguajes de la música, son difíciles de llegar de escuchar; por eso, para mí, las melodías tienen que ser encantadoras. Yo no puedo hacer algo que me guste a mí solo. Una canción tiene que iniciar, dar paso a la improvisación, y luego volver a la canción. Y se terminó el tema.
La formación del cuarteto, agrega Ruggieri, “tiene que ver con lo que estás escuchando en el momento, como los últimos discos de Brad Mehldau, alguien que como McCartney, cada vez que hace algo está todavía mejor, te vuelve a enganchar. Él para mí es un referente, un tipo finísimo en lo que hace, y te das cuenta que su pensamiento está ahí, en ver cómo mejora lo que hace. Esa es para mí una inspiración”.