Se sabe cómo vienen los tiempos políticos, pero Jorge Llonch dice tener “esperanza”, porque “en estos últimos años estuvo presente la participación de juventudes, de chicos muy talentosos, y eso pasó en toda la provincia. Gente entre 18 y 30 años que ya tiene poder de decisión y genera comunidades, opinión pública, ideas. Y de una manera que nosotros, a esa edad, no teníamos”. Por eso, según el saliente ministro de Cultura de Santa Fe, “gracias a este colectivo no se perdió por tanto, y ningún gobierno que gane elecciones va a dejar de escuchar al que sacó el 44%, porque son millones de votos. Se necesitarán acuerdos. Y ojalá que el nuevo secretario de Cultura de la Nación (en alusión a Leonardo Cifelli) entienda que, en algún momento, cultura sea un ministerio”.

El primer paso en el diálogo entre Llonch y Rosario/12 hace pie inevitable en la coyuntura nacional, no es para menos. Y ante el panorama, no es un dato menor que Santa Fe tenga su ministerio de Cultura. En este sentido y de acuerdo con Llonch, “cuando sos ministro, sos como un director de orquesta: a tu gabinete y a cada funcionario les das un presupuesto trimestral, y a partir de los resultados afinás y corregís; pero desde una secretaría, cuando dejás de pertenecer a la ley madre, que es la que se vota en el Congreso, ¿cómo hacés, si ya no tenés un presupuesto establecido?”.

Visto el panorama, toca revisar los cuatro años de gestión, sucedidos de modo rápido o moroso, según se vea, porque la pandemia enrareció todo y obligó a respuestas imprevistas. “Desde nuestra gestión pudimos, en principio, resolver un problema importante con el que nos encontramos, y que era el desajuste que había con los empleados públicos. Teníamos entre 150 y 200 personas que estaban en trabajo precarizado, con un contrato artístico y eran monotributistas. Lo replanteamos, para lograr que ingresen todos, porque todos trabajaban y no había gente acomodada; todos eran fundamentales -algo que en su momento hablé con la ministra saliente, Chiqui González-, tanto como los empelados históricos del ministerio”, continúa.

“De los comentarios más importantes que tuve, cuando fui vicepresidente del Consejo Federal de Cultura, fueron los relacionados a cómo pusimos en actividad las salas teatrales, para actuar en formas muy específicas, con un protocolo de sanidad. En las butacas poníamos caras de artistas; un día me llama Fito (Páez) y me dice: “Che, yo no estoy”. Él se sentía como ausente, y quería ser parte. Le propuse un recital desde su casa. Le puse un teléfono en su piano, lo conectamos a un streaming, y de allí a un uplink satelital, porque sabíamos que se iba a conectar gente no solo de Argentina. El canal de la provincia repartió la señal a todos los canales de país, y de esa manera iniciamos La Seguimos en Casa. Nos llamó gente de Colombia, Venezuela, Brasil, preguntando sobre el protocolo, para aprender de la experiencia de Santa Fe”, explica el ministro.

-La pandemia posibilitó también un aprendizaje.

-Hubo que pensar de qué manera podíamos estar presentes en la casa de las personas; la pandemia nos sacó pero también nos dio, porque muchos de estos programas que aprendimos a usar todavía se utilizan. El canal de la provincia para mí fue clave, porque no era solo el streaming, sino que gracias al canal llegábamos a toda la provincia, y los artistas tenían a su vez la gorra virtual. En el primer recital que hicimos con Cielo Razzo, hubo 2 mil personas viendo el espectáculo, multiplicamos por 5 la capacidad del teatro; hubo gente de Canadá, Italia, España, México, Brasil. No podíamos entender lo que estábamos haciendo, nos llamaba la atención, y nos ayudó mucho la relación con el canal.

De entre los programas puestos en marcha, Llonch menciona “La Escuela de Oficios Artísticos, donde pensamos en cómo la gente podía quebrar su soledad, estudiando una carrera específica, con programas educativos diseñados con la UTN Santa Fe; llegamos a tener por año 12.500 alumnos, con carreras como Sonido, Iluminación, Prensa de espectáculos, Maquillaje Artístico, Diseño de Indumentaria de Carnavales. Todo en distintos lugares de la provincia. Por otro lado, el Plan Fomento: de los 45 millones del primer año terminaron siendo 100 millones, para 400 premios, con 1200 y 1330 personas que se presentaban por año. Dividimos la provincia en cuatro polos, para achicar las inequidades que tenemos entre quien vive en un pueblo y quien vive en Rosario o Santa Fe, donde hay acceso a la universidad y otros estudios. Cada polo competía y los premios se pudieron distribuir en forma demográfica. Y con Ventanilla Continua pusimos la atención en la ayuda a proyectos que, a diferencia de Plan Fomento, necesitaban de un empujoncito diferente, específico. Todo esto es algo que manejó muy bien (la secretaria de Política e Innovación Sociocultural) Florencia Lattuada, sabemos de su capacidad y entrega; así como (el secretario de Gestión Cultural) Jorge Pavarín, (el subsecretario de Gestión Cultural) Javier Armentano, (la subsecretaria de Innovación Sociocultural) Claudia Saccani, todas personas que conformaron un gabinete chiquito”.

Cuando la pandemia aflojó, la provincia ensayó otros programas; entre ellos, “Santa Fe en tu Corazón, con el que hicimos 50 presentaciones de artistas, junto a artesanos y emprendedores, en un promedio de convocatoria de 500 mil personas. Hubo programas más chicos pero no menos importantes, como La Biblio por la Ventana, que incentivó la lectura en las comunas de menos de 5 mil habitantes. Con Patentes, Identidades en Movimiento, otro programa de (el director de Programación) Claudio Cherep, íbamos con un equipo audiovisual y con gestores culturales para que la gente diseñara un programa de 30 minutos, donde contaran sus historias”.

La mención de estos programas, permite enhebrar una comprensión personal: “La historia que tiene Santa Fe no puede quedar en el olvido. En las dos gestiones que hicimos, con el ingeniero Obeid y con Perotti, nos quedaron cosas por hacer, pero siempre estuvo presente la idea de territorio. Todos los santafesinos debieran entender dónde viven y quién es su vecino, y ésta debiera ser la deuda de todos los ministros: que los santafesinos conozcan el mapa de su provincia. Sé que Susana Rueda tiene su idea y que va a hacer algo significativo en este sentido”.

-La mención de la próxima ministra de Cultura da cuenta de algo importante: las autoridades cambian, pero la provincia mantiene el interés por la política cultural.

-La conozco y quiero a Susana; es una persona que tiene una visión 360, de sensibilidad cultural. En las reuniones que mantuvimos, les propuse ser persona de consulta, desinteresadamente, para que siempre el próximo que venga sea mejor que el que estuvo, para que a partir de lo que construiste el otro construya arriba. La preocupación que tenemos es que los programas que son de la gente se puedan mejorar. Esta no es una tarea competitiva. Pensar en cultura significa tener la oportunidad que te dio el destino, el tiempo o lo que hiciste, de administrar ideas; y ahí no hay partido político, lo que verdaderamente importa es entrar a un centro cultural para resolver un problema.