Había un sustantivo que viene desde el balotaje: “Prudencia”. Y un adjetivo que acaba de agregarse: “Protocolar”. Prudencia define la actitud que resolvió tomar el equipo de Axel Kicillof para la relación con la futura administración nacional de Javier Milei, porque están en juego los fondos públicos. Protocolar fue, según las consultas realizadas por este diario, el encuentro entre el gobernador y quien ocupará el Ministerio del Interior, Guillermo Francos. En traducción de la jerga política al argento corriente, la palabra “protocolar” se aplica a toda reunión donde no se resolvió el fondo del problema. Y el problema de fondo, en este caso, es cuánto va a girar el Estado nacional a la provincia de Buenos Aires desde el 10 de diciembre en adelante.
Francos le dijo a Kicillof que entre otros motivos todavía no hay definiciones porque todavía no hay ministro de Economía. Es verdad que circula con insistencia el nombre de Luis “Toto” Caputo, que ya ocupó el Ministerio de Finanzas con Mauricio Macri. Pero, por un lado, Milei no lo oficializó como a Francos o a Nicolás Posse, el futuro jefe de Gabinete. Y por otro lado está fresca la suerte (que es grela) de Carolina Píparo. Ya se estaba sentando en la butaca del Anses, y hasta había programado una reunión con la actual titular Fernanda Raverta, pero le anunciaron el retiro anticipado. El panorama se completó cuando una de las voceras autorizadas por Milei, la futura canciller Diana Mondino, dijo que Píparo puede hacer tareas muy interesantes en la Cámara de Diputados. Donde ya está, por cierto. Alumna Píparo, a su lugar.
A la espera de las definiciones del Presidente electo, ya sea antes del 10 de diciembre o después de su asunción, el equipo de Hacienda de la Provincia, que conduce el ministro Pablo López, ensaya planes de contingencia. Por eso aún no dio a conocer el proyecto de presupuesto para 2024. Por eso, también, se mantiene entre las incógnitas cuál será el porcentaje del presupuesto que se destinará a inversión social. A infraestructura, equipamiento de salud, instalaciones educativas, rutas y sistema penitenciario.
Consultado sobre el motivo de la prudencia, un funcionario bonaerense que pidió reserva de su identidad respondió así: “Sabemos lo que dijo Milei en campaña, y discutimos a fondo su proyecto, pero cuando llega el momento de gobernar es cuando se sabe el alcance real de las intenciones, y queremos hablar en público y en privado sobre bases concretas”. A Francos la realidad de la Provincia no le resulta ajena. Fue presidente del Banco Provincia en una de las gestiones de Daniel Scioli como gobernador y hasta hace dos meses representó a la Argentina en el Banco Interamericano de Desarrollo, origen de varios de los préstamos bilaterales para las distintas instancias, nacionales y provinciales, del Estado argentino.
Otro funcionario aclaró que lo que no varió es la postura de Kicillof para su segundo mandato como gobernador. Los principales elementos son los que siguen:
*La Provincia perdió seis puntos de coparticipación por una ley promulgada por el entonces Presidente Raúl Alfonsín en 1988, cuando el radical Alejandro Armendáriz era gobernador bonaerense.
*La Convención Constituyente emitió una Constitución que en 1994 le otorgó jerarquía constitucional a la coparticipación federal de impuestos y anunció una nueva ley. Pero esa ley jamás tuvo existencia real.
*Como no hubo ley nueva, siguió rigiendo la cesión de Alfonsín-Armendáriz, que dejó a la Provincia con el derecho a recibir el 22 por ciento de la masa de dinero coparticipable. Pablo López suele insistir en que no hay experiencia nacional o internacional por la que un distrito tenga el 40 por ciento de la población y reciba poco más de la mitad de los recursos. Más aún: según los estudios del Ministerio de Hacienda, si se aplicaran los criterios de los Estados Unidos y México la Provincia debería recibir el 39 por ciento. Buenos Aires, además, recauda el 40 por ciento de los impuestos coparticipables y representa el 50 por ciento del valor agregado industrial del país. Y habita en la Provincia el 55 por ciento de los pobres urbanos del país, en buena medida por migración interna y desde las naciones vecinas.
*Si al 22 por ciento de transferencia automática se suman las transferencias no automáticas, como el incentivo docente, la Provincia igual recibe mucho menos del 40: un 24,4 por ciento.
*En 2023, el gasto de capital, para incrementar la infraestructura social, superó en el presupuesto en un 133 por ciento el ejecutado en 2019, durante el último año de gobierno de María Eugenia Vidal. Salud fue un 38 por ciento mayor al de 2019 y tuvo un incremento del 8 por ciento respecto de 2022.
*El aumento del gasto no solo fue viable por el envío de fondos desde el gobierno nacional sino por la reestructuración de la deuda provincial. El pago de intereses bajó un 60 por ciento respecto de 2019.
*De 2022 a 2023 el presupuesto aumentó el gasto de capital del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos en un 32,3 por ciento, que llega al 98,4 por ciento en comparación con 2019. Vialidad subió un 63,3 por ciento. La infraestructura escolar aumento en el presupuesto un 50 por ciento entre 2022 y 2023. El Servicio Alimentario Escolar subió un 228,7 por ciento en comparación con 2019.
Por lo que pudo establecer Buenos Aires/12, Kicillof no solo habló de las necesidades de la provincia que gobierna y seguirá gobernando sino también de las otras. Alertó en general sobre el efecto recesivo que podría tener un parate de la obra pública, tanto en la destrucción de empleos directos, de obreros de la construcción que pasarían al desempleo, como en la desaparición de empleos indirectos, y sobre todo de quienes trabajan en las pequeñas y medianas empresas. Kicillof recordó durante la campaña que durante el gobierno de Mauricio Macri desaparecieron 25 mil pymes, muchas de ellas asentadas en la provincia de Buenos Aires.
Si Francos pudo sentarse con la tranquilidad del 55 por ciento de los votos que obtuvo Milei, Kicillof llegó a la reunión con sus 19 puntos de diferencia sobre el segundo, Néstor Grindetti, en las elecciones del 22 de octubre. Como allí no hay balotaje, la situación quedó definida. En las presidenciales Milei añadió masivamente votos que en la primera vuelta habían ido a Patricia Bullrich y a Juan Schiaretti, pero aun así Sergio Massa ganó en el mayor distrito del país por el 1,7 por ciento, con diferencias importantes en partidos como La Matanza y Avellaneda.
Francos también llegó a la reunión con Kicillof sabiendo algo más: que Kicillof no solo dedicó los últimos días a hablar de presupuesto con su equipo sino también con una parte de los 135 intendentes, muchos de ellos radicales. Y ambos saben que Milei deberá gobernar con un Congreso nacional fragmentado, donde no detentará ni siquiera la primera minoría. Aunque no precise una ley para todas sus políticas, el día que sí necesite negociar con los bloques la cuenta será distinta según como le fue a cada quien en el baile. Incluido el baile de la coparticipación y la obra pública.