"Estoy acá no porque estuve preso, sino por mis presiones emocionales", avisó L-Gante el lunes, poco después de salir a escena. El icono del RKT regresaba al trote de los shows en vivo en un Luna Park atípico y variopinto. Fue su primer recital tras dejar en septiembre la DDI de Quilmes, donde estuvo detenido tres meses. La previa la había condimentado una supuesta afirmación suya de que abandonaría la música si Javier Milei se convertía en el nuevo presidente. Cuando se conocieron los resultados del balotaje, el cantante y compositor se volvió tendencia en X, la red anteriormente conocida como Twitter. Es por eso que subió un video en el que desmentía su retiro e invitaba a sus seguidores a que lo acompañaran en su segundo recital en el templo tanto del rock como de la movida tropical argentina.
Con la misma actitud maratónica de Taylor Swift, durante tres horas y media el cumbiero 420 repasó sus éxitos y presentó algunas canciones nuevas. Aunque si ella segmentó su performance en función de sus discos, el de General Rodríguez lo hizo a través de una suerte de entrevista (con intención de documental lo-fi) en la que develaba sus emociones tras reencontrarse con la libertad (no la que "avanza", sino la de la yuta). También recordó sus orígenes en la música y habló del impacto cultural del género que lo tiene como referente. Los invitados iban y venían entre tema y tema. El featuring más sustancioso fue el de Pablo Lescano, mientras que Negro Dub cantó, tocó el teclado keytar y animó la previa en el rol de DJ.
Cuando el exponente de ZZK Records cerraba su warm up, sobre los últimos temas se subió una suerte de presentador que adelantó lo que sucedería y espoileó los invitados. Al salir de cuadro, entró la banda completa. Detrás del batero, los percusionistas, el bajista, el tecladista, la corista, el beatmaker y el MC, entró un violero, con outfit y peinado de glam metal, haciendo un solo de guitarra. Parecía parte de la pirotecnia de la apertura, pero terminó ubicándose con el resto de sus colegas. Entonces irrumpió Elián Valenzuela, el nombre detrás del álter ego L-Gante, ataviado con un joggin animal print y tres cadenas al estilo de Mr. T en Brigada A. El peso de semejante bling bling no le impidió moverse con soltura de una esquina a otra. El setlit lo inauguró Uno más uno, y luego llegaron himnos del calibre de Titubeo, Dónde están los guachos, International Love 420, Malanteo 420 o la recreación de la BZRP Music Sessions #38, con todo y esa alusión que reemplaza al "Bizarrap" por un "Villa Rap".
Promediando la primera hora de show, ya el recital tenía sabor a desahogo. No sólo por su consumación sino también por el espectro de estilos que el artista iba invocando. Por más que la piedra angular era el RKT, se metió con la cumbia villera, flirteó con el reggaetón de vieja escuela, experimentó con la chacarera (con grupo de baile incluido) y hasta la rockeó.
En la última parte de su performance, recordó cuando Andrés Ciro lo invitó a revisitar Verano del 92, clásico de Los Piojos (a propósito de la celebración de los 25 años del disco 3er arco). Y en ese Luna Park, que secundó al de su debut en 2021, se bancó el rock él solo. Al punto de que versionó su tema favorito del Pity Alvarez: Se fue al cielo. Se la dedicó y lo reconoció como fuente de inspiración tanto musical como cuando luchó contra sus adicciones. Al punto de que, al otrora Intoxicados y Viejas Locas, L-Gante le auguró una prometedora recuperación.
Previo a esto entró una especie de kárting al escenario, secundado por la familia de El Noba. Para su desaparecido colega, que falleció en un accidente en junio de 2022, también hubo parabién: Tamos chelo. Al principio y al final del tema, les pidió a esas siete mil personas que fueron a verlo que completaran uno de los pasajes redentores del tema: "Y de Florencio Varela... Es El Noba y te resuena". Lejos de la excentricidad de Lil Uzi Vert, de la coacción de Lil Wayne y del picanteo de Gunna, Keloke intentó separar en esta ocasión a la persona del personaje. Y lo hizo, aparte, en tiempo real.
Era como la versión iluminada o trascendida de Young Thug o de Future. O incluso de RZA, el MC de Wu-Tang Clan que antes de actuar en ese mismo escenario se enfrentó a un juicio que lo iba a llevar a purgar ocho años de cana. Zafó. Al parecer, es el destino para esos outsiders que hacen música sobre y para la periferia, pero que divierte, entretiene y envalentona a salir un ratito del sistema a la clase media.
Si antes había que esperar tres horas para que Elián cantara, ahora cumplió a lo british time. Si el derrape era la tracción, pedía permiso para tomar un "buchito" (habrán sido tres en total). Si el faso era una extensión de su cuerpo (y de su mente), al final del show se dio el gusto de salir con un pucho. Esta vez no estaba Wanda, sino Jamaica y Tamara (su hija y la mamá de la nena), a quienes con esa muchedumbre como testigo las presentó como las mujeres de su vida. Lo que coronó con el tema Será.
A pesar de que ese sonido y el grito de guerra "Pa' los negros" se mantienen intactos, lo mismo que esa voz remojada en tabaco y en miedo, el artista de 23 años no cedió ni un centímetro. No pisó el palito de la derecha mediática, la que hace campaña para que "la revolución no sea televisada" (o tiktokeada), parafraseando al inmenso Gil Scott-Heron, y buscando el morbo de repuesto a la campaña presidencial más violenta que se recuerde en los últimos tiempos.
El regreso de L-Gante fue un show ATP, un espectáculo literalmente para la familia. La que estaba en el campo, las plateas y las populares, y para su familia: la Mafilia, que desfiló por el escenario. Desde Scarface El Tyger, plenipotenicario dominicano del RKT, hasta Román, el Original. Pasando por Kaleb Di Masi y Ecko, quienes cantaron el remix de Vo' quién sos, y El RJota y McCaco, con quienes hizo Mujer yo te amo.
"¿Dónde está Elián?", preguntó Pablo Lescano apenas entró al escenario. Mientras lo esperaba, se tomó la potestad de revolucionar el festejo. Es que cada vez que aparece con ese keytar fileteado con el AK-47 la ráfaga de baile es segura. "Esta vez me di el lujo de invitarte yo a vos", le espetó el protagonista de la noche. La dupla hizo Perrito malvado y Pistola. Sin embargo, aún quedaba algo más de argumento para coronar el relato.
Cuando el cuerpo de baile ya no tenía resto, y los músicos de la banda estaban mirando desde el costado junto con la crew, L-Gante llamó a La Joaqui. Con ella cantó Turro, lo que dio pie para coronarla reina del RKT. En uno de los pasajes del video que se tornó en columna vertebral del show, tras recordar el inicio de esta historia con una netbook y un mic de 1000 pesos, el artista advirtió: "En mi interior no se apagó nada. Salí con el doble de fuerza". O quizá con el triple.