Uno de los nombres más influyentes del cine mundial es, sin duda, el francés Thierry Frémaux, director artístico del Festival de Cannes. Cinturón negro de judo, Frémaux no se ensoberbece por el cargo y sigue andando en bicicleta por Lyon y París, como un hombre común. Ahora, como en cada fin de año, viajó a Buenos Aires para participar de Ventana Sur y de la Semana de Cine del Festival de Cannes en Argentina, que se desarrollará desde este lunes al domingo 3 de diciembre en el Cine Gaumont. La sala más popular de Buenos Aires será nuevamente sede de las películas más resonantes que tuvo la edición de este año del festival de cine más importante a nivel mundial.
Frémaux dictará el próximo martes a las 18 la Master Class titulada El cine (del) mañana. A la hora de decir cómo imagina a ese cine, señala que esa clase magistral "puede llegar a dar algunas respuestas". "Pero hablar del cine del mañana es una manera de hablar del mañana". Afirma que, a veces, es importante pararse para decir "estamos en esta etapa que, en los últimos años, fue dura, no solamente por el cine sino por la pandemia. Durante la pandemia se anunció otra vez, pero de manera muy fuerte, la muerte del cine. No era la muerte del cine sino de las salas de cine", explica.
-El cine como lenguaje no muere...
-Claro, contar historias con imágenes no puede morir. Tenemos las plataformas, la televisión y todo eso, así que no hay ningún riesgo de ver morir a este arte. Pero la sala del cine y la cultura del cine son diferentes.
-Usted reivindica el cine en las salas.
-Sí, por supuesto. Especialmente para mí porque mi origen es Lyon, son los hermanos Lumière, y la victoria de Lumiére sobre Thomas Edison es la victoria de las salas.
-¿Nota que cambiaron los gustos de los espectadores a partir del auge de las plataformas y al tener acceso más expansivo al cine comercial?
-El gusto de los espectadores cambió desde principios de la historia del cine y no solamente de mudo a sonoro. Para mí, las plataformas desarrollan la capacidad del público de estar interesado en una multitud de historias. Donde no hay publicidad, por ejemplo, Netflix, Amazon o Apple tienen un montón de documentales y ficciones que son muy fuertes y muy interesantes. El cine de sala es diferente. Y hay que hacer la diferencia entre una película de dos horas y una serie.
-¿Qué reflexión le merece el auge de las series en plataformas que utilizan los recursos del cine? ¿Por qué para usted el arte cinematográfico es otra cosa?
-No veo muchas series, no tengo tiempo. Y mi trabajo es ver películas. A veces, en Cannes tenemos series cuando son dirigidas por David Lynch, Jane Campion, Marco Bellocchio. Estamos hablando de grandes directores que también hacen series. Y eso es una manera para nosotros de dar noticias. En sus series no hay ninguna diferencia en cuanto a trabajo de creación. Por eso es que el mundo de hoy y especialmente el mundo de mañana serán diferentes a cuando la Nouvelle Vague empezó en los años '60.
-En la Semana de Cannes se verá la ganadora de la Palma de Oro, Anatomy of a fall. La directora francesa Justine Triet es la tercera mujer en ganar el premio mayor en 76 años del festival. ¿Es un signo de esta época en la que las mujeres luchan por una igualdad en el mundo del cine?
-Es la tercera pero en tres años tenemos dos directoras (en 2021 ganó Titane, de Julia Ducournau). Y eso es una señal porque ahora hay muchas más directoras que antes. No es una sorpresa que durante setenta años hemos tenido a Jane Campion como Palma de Oro (La lección de piano, en 1993) porque no hemos tenido muchas directoras. Quiere decir que no era normal eso. Era anormal. Pero Cannes fue atacado por la falta de mujeres y Cannes es solamente el efecto, es la consecuencia de una situación, de la cual no puede hacer nada. Había una falta de mujeres en la historia del cine. Yo lo conozco muy bien porque hacemos muchas cosas en Lyon sobre la historia permanente de las directoras. El Festival de Cannes hace lo máximo posible. No sé aquí en la FUC, pero en Francia tenemos 50 y 50 de hombres y mujeres en las escuelas de cine. En mi jurado hay siempre igualdad. Cuando Spike Lee fue presidente del jurado en Cannes hace tres años, con un presidente hombre hemos tenido más mujeres. Siempre son cuatro y cuatro y después la presidencia del jurado que puede estar a cargo de una mujer o de un hombre. Pero por primera vez en la historia (y nadie de los que siempre quieren atacarnos lo dijo) hemos tenido cinco mujeres y cuatro hombres en el jurado. Por eso es que yo muestro siempre mis convicciones sobre la necesidad de tener más mujeres, no solamente en la dirección sino también como productoras, como directoras de salas y todo eso.
-Y en el festival de este año hubo siete directoras mujeres en la competición oficial…
-Sí, pero Agnès Varda, que era gran amiga mía, me dijo: "Prometeme que nunca vas a elegir una película solamente por la razón del género. Nosotras, directoras mujeres, queremos ser consideradas como algo normal. Si estoy en competencia es porque yo lo merezco".
-El segundo premio en importancia, el Grand Prix, quedó en manos del realizador británico Jonathan Glazer por The Zone Of Interest, que también se verá en la Semana. ¿Cree que con el tema del nazismo y la memoria histórica se siguen encontrando vetas en el cine?
-Cuando yo era chico y joven, el cine era una manera de aprender la historia. Por ejemplo, este año Marco Bellocchio contó en Rapito la historia de un niño judío que fue capturado por la Iglesia Católica. Es una historia real. Bueno, tenemos Napoleón, de Ridley Scott, o lo que contó Martin Scorsese en Killers of the Flower Moon, que es una historia real. Y para mí arte, literatura sobre todo, y cine, son instrumentos del conocimiento de la historia. La película de Jonathan Glazer aborda una etapa muy importante porque tiene que ver siempre con la misma cuestión, que mi amigo Claude Lanzmann siempre preguntó: ¿Cómo hacer una película con esta tragedia que es la Shoá? El decía que había que cuidar la manera de contar esta historia, que no se puede hacer una película de espectáculo sobre los campos de concentración. Y la película de Jonathan Glazer no es realmente sobre los campos.
-Pasa casi una hora de película hasta que se escucha finalmente la voz de Koji Yakusho, ganador del premio al mejor actor por Perfect Days, de Wim Wenders. ¿Cree en el cine que no necesariamente se vale de un conflicto para narrar?
-Hace un año, estaba cenando con Wim Wenders y le pregunté qué hacía. "Estoy en Tokio haciendo una película que es la historia de un hombre que limpia los servicios públicos". Yo le dije: "Es un documental". Y él me dijo: "No, no, es una ficción". Es una maravillosa película y todavía Wim lleva la idea de que el cine puede ser algo de Hollywood, pero también de una manera diferente. Como la música. Cada uno tiene su propia manera. Wim es el amante número 1 de Yasujiro Ozu e hizo una película sin drama, pero fascinante porque es exactamente lo que también es una obra de arte. Yo voy a ver una película, y dos horas antes soy yo, y dos horas después, soy una persona diferente. Eso es la calidad de una obra de arte.
-Usted ha definido a Cannes, a veces, como “un laboratorio”. ¿Se refiere a que considera que es la imagen de lo que pasa en el mundo?
-Si los directores hacen películas sobre la cara del mundo, vamos a tener eso. La gente dice "Cannes es muy político". Pero Cannes es político cuando los directores son políticos. Si hay una película de Ken Loach, por supuesto que las de Ken Loach no son historias de amor, sino que son historias de luchas sociales. Así que me parece que sí es un laboratorio de cine en cuanto a estética, como arte, y también un laboratorio para decir cómo un arte lleva la idea de lo que es el mundo, con el tema principal que es el amor.
-¿Qué valor le otorga a la crítica cinematográfica? ¿Cree que tiene influencia hoy en día en la elección de una película?
-Es un trabajo difícil, sobre todo en este momento porque en los diarios no hay mucho espacio para escribir sobre cine, pero la crítica es fundamental. Hace diez días murió Michel Ciment, que era el crítico francés más importante y uno de los críticos mundiales más importantes. Para mí, es una tragedia porque necesitábamos su voz. El llevó la idea de que la crítica de cine es parte de la historia del cine. Estuvimos hablando de Claude Lanzmann. Y Shoah es sobre la historia de la Shoah, pero también es parte de la historia de la Shoah. Michel Ciment y otros en su manera de hablar de cine, son parte del cine.
-¿Cuál es para usted la diferencia entre decidir que una película debe estar en la Sección Oficial y decir si es buena o mala?
-Mi trabajo no es decir si es buena o mala una película, sino decir si esa película merece o no estar en la Sección Oficial. Puede haber una película que a mí no me gusta realmente, pero que me parece necesario tenerla. Y, al revés, hay películas que me gustan mucho en el proceso de selección, pero para mí una película que puedo amar, puedo decidir que el mejor lugar no es la selección oficial.
-En la Argentina está por asumir un gobierno de ultraderecha que manifestó la intención de cerrar el Incaa. ¿Cuál debe ser, de acuerdo a su opinión, el rol del Estado en el fomento al cine?
-Bueno, yo no puedo hablar de la situación política argentina, igual que no puedo hablar de la situación francesa fuera de Francia, pero si tomo el ejemplo de Francia, tenemos una política cultural pública muy fuerte. Por ejemplo, el Instituto Lumière al principio sólo contaba con presupuesto público. Ahora solamente el 40 por ciento. El resto es de las actividades y las ganas de empresas privadas de ayudarnos. El Incaa es más que nunca necesario para la existencia del cine argentino. Si hay un gobierno que es orgulloso de la patria, debe saber que la cultura de un país es parte de la bandera, es parte de la patria. Así que hay que defender y ayudar a la cultura. Hay que ayudar al cine porque es la misión número 1 del Incaa. Y en los años anteriores, el Incaa llevó la prueba de la necesidad de su propia existencia. Y más que nunca, en este mundo que siempre se dice que la mejor solución es la privatización de todo, ¡no! Para mí es lo contrario: es la manera de hacerlo todos juntos en el interés general.
-Usted es cinturón negro de judo. ¿Qué puntos de encuentro puede establecer entre las artes marciales y el arte cinematográfico?
-Escribí el libro Judoka, que es sobre eso. En este libro cuento que deporte y cultura son iguales. Es una cultura mundial. Tanto en el deporte como en el cine tenemos estrellas, es una historia común. Son dos artes. Mi infancia y adolescencia fueron dedicadas al judo. Soy cinturón negro, pero también profesor. Y después, a los 25 yo quería hacer mi vida y mi vida era el cine. Escribí ese libro porque un día el judo volvió a mi cabeza. Con modestia, lo que soy es también gracias al judo porque el judo me enseñó un montón de cosas sobre la vida, las relaciones humanas y todo eso. Y la educación. El deporte también. Al principio, hay profesores y no hay plata, es la alegría por el amor al deporte. Lo mismo que en el cine.
-Usted es originario de una familia de campesinos y sus padres estuvieron muy comprometidos políticamente ¿Le interesa la política para ejercer un cargo?
-No. En Cannes, mi trabajo es político porque las decisiones que tomamos son una manera de decir "Necesitamos algo que esté afuera del mercado, de la mercantilización". Por supuesto que el cine necesita plata, pero nosotros nunca tomamos otra decisión que no sea el amor por el cine. Es también un deber cultural y social. Admiro mucho a los políticos y cualquier tipo de política porque es una manera de dedicarse a la gente, pero yo también me dedico a la gente con mis trabajos.
-A esta altura, no cabe duda que el cine es el tema de su vida...
-Sí. François Truffaut dijo que el cine es más importante que la vida. No sé si es verdad, pero seguro que el cine es la vida. Así que decir que el cine es la cosa más importante en mi vida es también decir que el cine es importante porque es la vida.
Programación de la Semana
* Lunes 27 de noviembre a las 20: Perfect Days, de Wim Wenders. Mejor actor Koji Yakusho. Drama/Comedia – 125 min.
* Martes 28 de noviembre a las 18: “El cine (del) mañana”. Master Class de Thierry Frémaux. A las 20: Anatomy of a fall, de Justine Triet. Palme D'or. Drama/Crimen – 152 min.
* Miércoles 29 de noviembre a las 20: Fallen Leaves / Hojas de otoño, de Aki Kaurismäki. Premio del jurado. Drama/Comedia – 92 min.
* Jueves 30 de noviembre a las 20: Monster, de Hirokazu Kore-eda. Mejor guión Yuji Sakamoto. Drama/Suspenso - 126`
* Viernes 1 de diciembre a las 20: About dry grasses, de Nuri Bilge Ceylan. Mejor actriz Merve Dizdar. Drama - 197`
* Sábado 2 de diciembre a las 20: Anatomy of a fall, de Justine Triet.
* Domingo 3 de diciembre a las 20: The zone of interest, de Jonathan Glazer.
CINE GAUMONT - Av. Rivadavia 1635, CABA. Las entradas para el público general tienen un valor de: $400. Descuentos: Jubilados y pensionados: $200. Estudiantes de todos los niveles educativos: $200. Afiliados de A.A.A. (Asoc. Argentina de Actores), SADOP, ATE, UPCN, SUTERH, AEFYP y SICA: $200. Personas con certificado de discapacidad: 10% del valor del BOC. (Para acceder a estos beneficios se deberá presentar la acreditación correspondiente).