Tras 20 años de separación, Slowdive se reunió. Aparte de lanzar un disco, se sacó de encima varias cuentas pendientes. Una de ellas era venir a la capital argentina a tocar. Lo hizo en 2017, a pocos meses de haber publicado ese álbum homónimo. Seis años más tarde, el quinteto inglés puso a circular un nuevo trabajo discográfico: el fabuloso Everything is Alive. Y volvieron a Buenos Aires para presentarlo. En comparación a su debut local, esta vez la energía es diferente. Aunque el cambio es reciente, los de Reading pudieron sentirlo. “Ese populismo de derecha es realmente horrible. También existe en el Reino Unido”, dice Rachel Goswell, cantante, tecladista y guitarrista del grupo. “Creo que todos los que conocemos sus consecuencias tenemos que concienciar a la mayor cantidad de personas posible. El problema es que no se investiga demasiado al respecto”.
Tanto ella como el guitarrista Christian Savill, componentes de este laboratorio pionero en el rock de guitarras oníricas y melodías somnolientas, atendieron a la entrevista antes de subirse al Stage Barcelona, como parte de la primera jornada del Primavera Sound Buenos Aires 2023. Durante su actuación hicieron un compilado de su discografía, y hasta se dieron el gusto de cerrar esa incursión con un cover a su imagen y semejanza de un tema de Syd Barrett (fundador de Pink Floyd), “Golden Hair”. Pero este martes podrán explayar su contraluz estético, cuando se presenten en C Cultura Art Media, a partir de las 20, en calidad de showcase del festival (el tridente de recitales paralelos, de los que fueron parte asimismo Róisín Murphy y Black Midi, lleva por nombre Primavera en la Ciudad). “Será una presentación más orientada a nuestros fans”, explica Goswell.
-A partir de esa separación tan larga, la prioridad en esta etapa de la banda seguramente ponga el foco en el vínculo entre ustedes y en evitar el estrés.
Rachel Goswell: -Decidimos tomarnos un descanso en 2019 porque estuvimos muy ocupados durante cuatro años haciendo el disco anterior y presentándolo en vivo. Luego, por supuesto, llegó el covid-19. En abril de 2020, reservamos el estudio para grabar el nuevo álbum. Pero tuvimos que suspender todo. En enero pasado, finalmente pudimos terminarlo.
Conformado por ocho canciones y editado en septiembre pasado, Everything is Alive es un álbum inspirado en la pérdida de los seres queridos durante la pandemia. “Si bien no trata directamente sobre las muertes de mi madre y del padre de Simon (baterista del grupo), sí influyó en la composición de las letras de parte de Neil (cantante y guitarrista)”, revela la frontwoman. “Esos dos años fueron realmente difíciles para nosotros, por lo que estas canciones nacieron para apoyarnos mutuamente. Lo que terminó impactando en el relato del disco. Antes que hacer referencia a la tristeza o a la melancolía, Everything is Alive ofrece un mensaje esperanzador. Dice a grandes rasgos que no te rindas, pese a que pienses que ya nada tiene sentido cuando esa persona a la que amaste fallece. Lo fundamental acá es recordar el amor que te brindó mientras estuvo físicamente en este plano”.
-Aunque se trata de un álbum inspirado en la pandemia, lo grabaron cuando terminó. ¿Cómo ven ahora a la distancia ese periodo?
R. G.: -Cuando finalmente nos pudimos reunir, el Reino Unido había entrado en el segundo bloqueo. Pero ya habíamos empezado a trabajar. Es por eso que no consideramos a este disco como un trabajo post pandémico. El hecho de poder vernos de vuelta nos generó mucho alivio. Al principio sentí que el encierro era lo más parecido a unas vacaciones. Sin embargo, luego de algunos meses, empecé a preguntarme si volveríamos a vernos o si llevaríamos algún tipo de vida normal.
Christian Savill: -Estuvimos juntos durante seis semanas, y luego tomamos las canciones y cada uno continuó trabajando desde su casa. La dinámica era extraña porque intercambiábamos lo que íbamos haciendo a través del correo electrónico. O nos veíamos por zoom o por el chat, y hacíamos las devoluciones. Fue todo un alivio cuando pudimos volver al pub y llevar nuevamente una vida normal.
-La canción más larga de este disco, “Andalucia Plays”, fue considerada por la crítica de su país como la mejor que hicieron a lo largo de su carrera. ¿Qué opinan de ese tipo de sentencias?
R. G.: -Exageran. Si dicen eso, porque dura seis minutos, entonces no escucharon los otros álbumes. Ya hicimos canciones de esa duración en el pasado. No sólo en Slowdive, sino también en Mojave 3 (uno de sus proyectos hermanos). Esas comparaciones siempre están a la orden del día. Nos alegra haber compuesto “Andalucia Plays”, pero particularmente no diría que es nuestro mejor tema. Tenemos otras cosas raras que quizá me entusiasman un poco más.
-La aparición de este nuevo disco, así como este regreso al país, coincide con un auge centennial del dream pop, el shoegaze y del post punk, en general: géneros que ayudaron a cultivar. ¿Les apetece esa relectura?
R. G.: -Está bien que suceda. Es natural. Al igual que la ropa, la música pega esos ciclos. Lo que quizá tiene de interesante este momento es que el legado de los pioneros y de los influidos está a disposición. Uno de los artistas más consumidos en este momento en el Reino Unido es Black Midi (participaron en la primera fecha de este Primavera Sound Buenos Aires), quienes me suenan muy parecido a grupos que ya existieron.
C. S.: -Cuando el grupo nació en los noventa, no sabíamos muy bien cuánto íbamos a durar. Sólo nos preocupaba entrar al estudio a grabar. Me parece que en esa época sólo queríamos hacer discos, poniendo en práctica la influencia que recibimos de otras bandas. Vivíamos en una pequeña burbuja, y creo que hoy seguimos viviendo así. Si estamos de moda otra vez, puede que sea por pura casualidad.
-Recién hablaron de Black Midi, ¿pero qué se siente compartir grilla con The Cure en un mismo festival?
R. G.: -Eso nos emociona mucho. Es una banda que nos encanta y que ha sido influencia para nosotros, de una y otra manera. Cada vez que puedo, me escapo para verlos en vivo. Como en esta ocasión. Sigue sonando increíble.