Hace 50 años, el 28 de noviembre de 1973, Independiente vivía en el estadio Olímpico de Roma uno de los días más gloriosos de su existencia. Y el impagable Ricardo Enrique Bochini empezaba a transitar la ruta que lo ha llevado a ser para siempre el ídolo más grande de todos los tiempos rojos.
A los 35 minutos del segundo tiempo de la final Intercontinental de ese año ante la Juventus, un virtual campeonato mundial de clubes de aquel entonces, Bochini y Daniel Bertoni entraron tirando paredes al área italiana y mano a mano con Dino Zoff, el "Bocha", por entonces un chiquilín veinteañero, definió con desparpajo: picó la pelota de derecha por encima del arquero de la selección de Italia y se fue corriendo a abrazarse con la historia. Con ese golazo, Independiente derrotó 1 a 0 a la orgullosa "Juve" y alzó por primera vez la misma Copa Intercontinental que volvió a levantar en 1984 ante el Liverpool inglés en Tokio.
Santoro; Commisso, Miguel Ángel López, Sá y Pavoni; Galván, Raimondo y Bochini; Balbuena, Maglioni y Bertoni, con la dirección técnica de Roberto Ferreiro, fueron los nombres propios de esa proeza que bien pudo no haber sucedido. En 1972, Ajax de Holanda, el campeón de Europa, había sido maltratado en su paso por Avellaneda. Estaba muy fresca todavía la patada brutal con la que Dante Mírcoli había sacado de la cancha nada menos que a Johan Cruyff. Por eso, un año después los holandeses renunciaron a jugar la final intercontinental (era la primera vez que un campeón europeo se negaba a hacerlo) y la Juventus, como subcampeón, puso condiciones para el reemplazo: jugar a partido único en Italia. Independiente aceptó siempre y cuando no fuera en Turín. Al final hubo acuerdo y el Olímpico de Roma resultó el escenario elegido. Televisó Canal 7 en blanco y negro y José María Muñoz relató por Radio Rivadavia.
Juventus trató de entrarle por todos lados a Independiente que aguantó el partido desde la solidez de sus dos marcadores centrales, Miguel Angel López y "Pancho" Sá, y también con guiño de la fortuna. A los dos minutos del segundo tiempo, Antonello Cuccureddu, un áspero defensor, tiró un penal por encima del travesaño. Cuando daba la impresión de que el trámite se encaminaba rumbo al alargue, Bochini y Bertoni entraron a la historia tirando paredes.
Esta Copa Intercontinental y la de 1984 constituyen los hitos máximos de lndependiente. Se lograron, junto con las siete Copas Libertadores y los siete títulos locales en sus 25 años mas grandiosos. De 1960 a 1984, todo fue posible. Mucho más cuando en 1972 saltó a la cancha un gurrumín de pelo ensortijado capaz de gambetearse la vida y de hacer los goles más importantes. Hace 50 años, Independiente y Ricardo Enrique Bochini, su ídolo irrepetible, tocaron el cielo con las manos. Y la historia ya no fue la misma.