En la previa del Mundial '78, César Luis Menotti tuvo una joya entre sus manos: un Diego Maradona casi virginal de 17 años. Lo hizo entrenar con la Selección Argentina hasta una semana antes del comienzo de la competencia. Y al final, decidió dejarlo afuera. No quiso arriesgarlo y temió que la presión se lo terminara devorando. Con el paso del tiempo, Menotti admitió su error y reconoció que ese Maradona inédito y deslumbrante podía jugar y ganar la Copa del Mundo.

Veintiocho años más tarde, para el Mundial de Alemania 2006, José Pekerman tuvo otra gema a disposición: un Lionel Messi de 19 años y todo el hambre de gloria. Y la decisión fue igualmente conservadora. El gran maestro del fútbol juvenil prefirió que Messi fuera de a poco e hiciera su primera experiencia mundialista desde el banco. En los cuartos de final ante Alemania en Berlín, no lo hizo jugar ni un minuto. Aunque nunca lo hizo público, con los años Pekerman también se arrepintió de haber sido tan cuidadoso. Messi ya estaba para hacer ruido grande en ese Mundial. 

Ahora, con la explosiva aparición de Claudio Echeverri en el Mundial Sub 17 de Indonesia, vuelve a darse el mismo debate en el fútbol argentino. Están los que sostienen que Lionel Scaloni (por ahora) en la Selección y, sobre todo, Martín Demichelis en River deberían dejar de lado sus reparos y empezar a darle más minutos en la cancha al crack chaqueño para consolidarlo en la Primera de River de cara a la próxima Copa del Mundo de 2026 a la que llegara con 20 años cumplidos. 

Y también están los que coinciden con Demichelis y creen que es mejor no apurar los procesos y no lanzar prematuramente las grandes promesas a la boca del león. En la misma línea prudente del técnico riverplatense, los más cautelosos sostienen que Echeverri viene deslumbrando entre jugadores más o menos de su físico y edad y que la canción será muy diferente si se lo manda a jugar ya mismo en River y la Selección contra jugadores de mayor oficio y corpulencia.

Daría toda la impresión de que Echeverri (y también Agustín Ruberto, el goleador riverplatense del Mundial Sub 17) ya están para dar el gran salto. Por lo menos a una exigencia importante de Primera División. No se trata de hacerles quemar etapas con descuido ni de tirarlos a la parrilla antes de tiempo. Ni de darles entidad de supercracks. Pero una cosa es llevarlos de a poco con mano sabia y sabiendo leer los climas y los momentos, sobre todo en un club con la inmensidad de River. Y otra muy diferente es demorarlos exagerando los cuidados y las precauciones. A la espera de situaciones idílicas que muy contadas veces suelen darse en el fútbol.

En Indonesia, Echeverri y Ruberto dieron un paso al frente. Siguen siendo lo mejor de lo mejor del futuro del fútbol argentino y resulta comprensible la mesura de Demichelis. Pero no deberían quedarse mucho tiempo mas en el placentero lugar de las promesas. El presente ya está por llegar y en algún momento, más temprano que tarde, los pibes tendrán que entrar a jugar un partido grande y demostrar si están o no están.