“Damos de baja a los 13.500 socios y ustedes den de baja a los 51.473”, dice uno de los pasacalles en las inmediaciones de La Bombonera, mientras los hinchas de Boca se juntan, encienden bengalas de humo amarillo y azul, y se preparan para darle apoyo a Juan Román Riquelme, después de la noticia de la suspensión de las elecciones presidenciales que se iban a llevar a cabo este fin de semana.
Micros y micros estacionados, camisetas, banderas y un gran número de gente reunida en la puerta principal, sobre la calle Brandsen, como si fuese un día de partido. Aunque lo cierto es que tamaña concentración no es para ver atajar a Romero, o deleitarse con algún lujo de Cavani, no. Se trata de una manifestación contra la medida de la jueza Alejandra Abrevaya, que dejó en suspenso el acto electoral de los socios.
Hay agrupaciones, filiales del Gran Buenos Aires y gente que muestra banderas con el nombre de su barrio. Todos están bajo una clara consigna: “Que el club siga siendo de los hinchas y los socios”. Bombos y trompetas son la música de un coro que al unísono rechaza la lista opositora que encabeza Andrés Ibarra. “Estamos ante las elecciones más claras de la historia de nuestro club”, indicó el actual vicepresidente en conferencia de prensa. “El club es de los hinchas”, remarcó.
La ovación no se hace esperar: “Riquelme, Riquelme”. El clima forma parte del aliento de quienes siguieron la conferencia por celulares, y se acompaña de detonaciones constantes que indican la fuerte presencia de los cientos de hinchas autoconvocados. “Nos quieren sacar el corazón”, dice Riquelme una y otra vez, en cada entrevista que le hacen.
A muchos les sale recordar algunas otras frases que circularon por redes, portales y canales de televisión. “Estamos ante las elecciones más fáciles del club”. Lo que asoma en las calles de La Boca es una trinchera que insiste en oponerse al “poder real”, ese que pretende avanzar, entre otras cosas, con las sociedades anónimas en el fútbol, envuelto de discursos bienintencionados.
“La mafia tiene miedo”, dice otra bandera que cuelga de vereda a vereda. Flamean otras tantas con las caras del ídolo xeneize, el que consiguió la última Copa Libertadores y le devolvió la entidad de “Club Atlético” - como él mismo reconoció- en su actual rol de dirigente. “Nací bostero”, dice otra de las muchas banderas que acompañan en esta reunión signada por los cánticos clásicos que se hacen oír en la tribuna.
“Por amor al club. En defensa de la identidad, los colores y el patrimonio”, dice 'Leo' a Página/12, uno de los tantos hinchas (“16 años de socio”) que se acercaron a La Bombonera a decirle no a un pasado que dejó deudas y sinsabores. “El club no se vende”, cantan, mientras algunos muestran banderas que dicen “Soy Bostero”, la agrupación de Riquelme.
“Aunque Macri no quiera vamos a votar, todos juntos, de la mano de Román”, es otra de las que más se hace escuchar. La calle es el lugar de esta militancia que parece pesarle más un retorno a Macri, que no disputar la Libertadores en 2024.