Hace diez años, los países de América Latina y el Caribe adoptaron el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, que constituyó un paso importante en la región para dar lugar a cambios transformadores con respecto a la promoción, la protección y el cumplimiento de derechos sexuales y reproductivos. Una década después, el panorama de la salud sexual y reproductiva en ALC se ha visto caracterizado por grandes logros como la legalización del aborto en varios países, la adopción de educación sexual integral en muchas comunidades y, en algunos casos, mayores presupuestos para planificación familiar y programas relacionados. Sin embargo, siguen surgiendo constantes retos. No obstante, hoy tenemos algo a nuestro favor: una red cada vez más sólida de personas defensoras y partidarias de la causa que lucharon por esto y lograron victorias. Necesitamos mantener este impulso.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la región de ALC tiene la segunda tasa más alta de embarazos de adolescentes del mundo: una de cada cuatro adolescentes de entre 15 y 19 años da a luz cada año. Esta realidad es totalmente inaceptable y pone de manifiesto la apremiante necesidad de una acción inmediata por parte de los países de toda la región. Esto exige que hagan una evaluación crítica de sus propios sistemas de planificación familiar. Según el Atlas de Políticas de Anticoncepción de LAC de 2023, 21 países carecen de transparencia en el presupuesto público para anticonceptivos y 12 países carecen de disposiciones relativas a la anticoncepción de emergencia en los sistemas de salud pública.
Si bien varios países de la región han hecho progresos significativos al aumentar el uso de anticonceptivos modernos, persisten disparidades significativas. Haití, por ejemplo, es el país con la menor tasa de uso de anticonceptivos modernos (25.9%), entre todas las mujeres en 2022, seguido de Bolivia (36%). Debemos hacer más para garantizar que todas las mujeres, independientemente del lugar donde vivan, tengan acceso a las herramientas más eficaces para satisfacer sus necesidades de salud reproductiva.
Asimismo, la pandemia de COVID-19 ha exacerbado muchos de los problemas existentes. En lo que respecta a la salud sexual y reproductiva, la región (y el mundo) enfrentó una periódica e impredecible interrupción de servicios de atención médica y los usuarios, en ocasiones, tenían temor de asistir a citas médicas por el riesgo de contagiarse. El progreso hacia la consecución de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible está en riesgo y han desaparecido muchos indicadores de igualdad de género.
Sabemos a lo que nos enfrentamos y el centro regional de FP2030 está listo para ayudar. Como nueva directora general del Centro Regional de América Latina y el Caribe de FP2030, alianza mundial centrada exclusivamente en la planificación familiar, estoy ansiosa por unirme a este esfuerzo, por aprender de nuestros socios en la región y por seguir trabajando para lograr mayor progreso en áreas que han quedado rezagadas. Nuestro objetivo es participar en el contundente movimiento de planificación familiar en la región, no solo para agilizar avances para las poblaciones desatendidas, sino también para establecer conexiones desde otras regiones del mundo con las mejores prácticas y lecciones satisfactorias aprendidas en ALC.
Al reunir a los gobiernos, a la sociedad civil, a los socios del sector privado y a las organizaciones de desarrollo para que trabajen colectivamente, podemos lograr nuestro ambicioso objetivo: un mundo en el que todas las personas, en todas partes, puedan tomar sus propias decisiones informadas sobre su salud reproductiva. Quiero seguir amplificando las voces de aquellas personas afectadas por el conflicto armado, la migración y los efectos del cambio climático, y espero poder incorporar aún más personas jóvenes en este movimiento.
Este noviembre, representantes del gobierno, instituciones internacionales, el sector privado, académicos, representantes de la juventud y redes juveniles, junto con la sociedad civil, se reunieron en la sede central de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Santiago para celebrar el décimo aniversario del Consenso de Montevideo. Fue un momento oportuno para reconocer el progreso alcanzado, confrontar los retos que tenemos por delante y volver a comprometernos con una visión audaz para la región: una en que las mujeres, jóvenes y adolescentes estén empoderados para tomar decisiones informadas sobre su salud reproductiva, en la que tengan acceso a métodos anticonceptivos modernos y a servicios de planificación familiar de alta calidad. Estoy convencida de que, por medio de esfuerzos colectivos con socios y actores regionales, podemos aproximar la región a un futuro en el que la salud reproductiva no sea un privilegio, sino un derecho humano fundamental para todas las personas. Espero con entusiasmo poder trabajar con todos ustedes.
* María Paula Martinez es directora general del Centro Regional de América Latina y el Caribe (ALC) de FP2030