Tras meses de reclamos de los querellantes, la jueza ordenó congelar cuentas bancarias de los fideicomisos con que operaba Wenance, la fintech de Alejandro Muszak que estafó a 8 mil personas en Argentina, 600 en Uruguay y un número aún indeterminado en España. El oficio al que accedió Buenos Aires/12 incorpora la posibilidad cierta de la duplicación y adulteración de carteras.
La Justicia ordenó congelar las cuentas bancarias de los fideicomisos FINTOP, FINUP, Merchant y CILSA, operados por la empresa Fintech Wenance, perteneciente a Muszak. Se trata de una medida largamente reclamada por los querellantes, con el objetivo de preservar el patrimonio y evitar una nueva enajenación por parte del principal imputado en la causa.
La decisión se basa en la declaración de uno de los principales testigos, el titular de Promotora Fiduciaria, Martín Abancens, que según los querellantes debería ser también imputado, por su comportamiento negligente a la hora de controlar la operatoria de los fideicomisos financieros estructurados por Muszak. “Las carteras de crédito, con vencimiento vigentes a futuro, estaban gravemente adulteradas”, declaró Abancens, según consta en el expediente.
Por este motivo, la jueza decidió permitir que continúen las gestiones de cobranzas, tercerizadas por Promotora Fiduciaria en la empresa especializada BIA, pero “deberá abstenerse de efectuar o autorizar extracciones y/ o disponer de cualquier modo del dinero que reciba con motivo de esas operaciones”.
Fuentes con acceso al expediente sostienen que esta decisión es altamente relevante, no sólo por sus consecuencias directas en cuanto al manejo del dinero, sino porque indica que, finalmente, la jueza subrogante, Paula Verónica González, se dispondrá a investigar la hipótesis de la duplicación de cartera: el famoso “esquema Ponzi” que los querellantes sospechan desde julio pasado, cuando Muzak decidió dejar de pagar, tanto los intereses y capital a los inversores, como los salarios a sus empleados.
Se trata de un giro de 180 grados en la actitud de la jueza, que otorgó casi sin justificar la inmediata eximición de prisión de Muszak y sus socios, entre los que figura el ex funcionario macrista Santiago Hardie, y demoró tanto las medidas tendientes a la preservación del patrimonio en disputa como el peritaje de la documentación incautada en los allanamientos, entre la que se encontraron libros en blanco y firmados, entre otras irregularidades.
En tal sentido, el oficio afirma que el principio según el cuál “dicho dinero se distribuirá conforme las pautas de prelación de pago definidas en cada contrato de Fideicomiso” no podría ser regularmente cumplimentado en tanto, existiendo créditos duplicados, se desconoce de qué modo se asignará la prelación en los pagos a que hace referencia.
“Cabe consignar que la medida que aquí se dispone tiene por finalidad la conservación del capital que ingresa a los fideicomisos aludidos más arriba con motivo del cobro de las carteras cedidas", dice el oficia, que agrega: "En esa senda, en este estadio de la investigación corresponde la adopción de medidas de preservación del capital de los inversores, destinadas a evitar que el capital del fideicomiso, fungible por tratarse de sumas de dinero, se diluya, máxime cuando existirían gran cantidad de créditos duplicados, lo que tiene directa incidencia, en la forma en que se fije la prelación de los pagos a los distintos inversores”.
Como sustuvo uno de los abogados, "el negocio de Muszak no era prestar plata sino vender la titularidad de los préstamos", de allí el incentivo para vender el mismo en reiteradas oportunidades, ante la falta de controles adecuados, por tratarse de fideicomisos privados. "En un esquema Ponzi, los supuestos dividendos no proceden de la administración del patrimonio invertido sino de aportes de capital de nuevos socios o damnificados", asegura.
“La guita está”
Un ex directivo de la firma Wenance, a quien Muszak adeuda sueldos e indemnización, afirma que “a mediados de julio, irrumpió gente armada en la oficina de Vicente López, en Avenida Libertador al 700, se encerraron con Muszak, hicieron un arreglo, recuperaron la guita y se fueron lo más tranquilos". "Para evitar que esa situación se repitiera, Muszak decidió desmontar esa oficina y trasladarla, porque entre sus acreedores había varios pesados", decribe y concluye que "la guita en algún lado está pero sólo él sabe dónde". Cuenta también que a partir de ese episodio Muszak reforzó su custodia personal.
Los traslados y movimientos a los que alude el ejecutivo despedido fueron realizados por la mensajería MDA, de Daniel Reig, a quién Muszak quedó debiendo un poco más de dos millones de pesos. Reig fue proveedor de Wenance durante una década y tiene registrados todos los movimientos habituales de la firma con bancos, cuevas y escribanías.
En 2016 Wenance comenzó a prestar dinero por Internet a sectores no bancarizados de la población a altas tasas. Distintas irregularidades y prácticas abusivas le valieron denuncias judiciales de tomadores de crédito, por usura y estafa. En esos casos, la empresa siempre se mostró dispuesta a establecer arreglos con los demandantes.
En julio de este año, Wenance dejó de pagar a los inversores, tanto los intereses como el capital. Muszak acumula denuncias por estafa, además de en Argentina, donde se cuentan 8 mil damnificados, en Uruguay y España.