Existió, hace mucho tiempo, una noche en la ciudad de Bahía Blanca donde las calles se llenaban de colores, fantasía y texturas. Eran las noches del "Desfile fantástico", una propuesta lúdica dirigida por Reynaldo Merlino, personalidad destacada de la cultura local. Modelos y artistas desfilaban frente a un público atento vestidos con trajes confeccionados de cero, cuyas temáticas apelaban a cuestiones de la cultura popular de Bahía, ya sea para hacer reír o para reflexionar sobre la problemática de turno. 

Desmostrando que no hay presente sin pasado, este viernes la ciudad revivió esas noches históricas de los años noventa. Una unión entre los alumnos de la Escuela Superior De Artes Visuales (ESAV), 2Museos, Bellas Artes, Mac y Museos de Bahía dió vida a Desfile Fantástico, edición Multiverso, una nueva versión de las históricas procesiones que supieron otorgar color e historia a la ciudad. Con el sonido de la banda local de música balcánica Shleper Klezmer se abrió la procesión, que condujo a los más de 121 trajes hechos en su mayoría con materiales reciclados que marcharon y bailaron con orgullo desde la sede de la ESAV hasta 2 Museos. 

Unir pasado con presente

"Creo que esto estaba latiendo hace mucho. Solo había que prender la mecha", afirma Sandra Biondi, directora de la ESAV. Todo comenzó con una visita a la escuela del histórico Merlino. Arquitecto y artista, fundó en 1987 el Museo del Puerto de Ingeniero White, institución en la que se desempeñó como director hasta el año 2007, además de ser profesor de la escuela. 

Según el recuerdo de Sandra, los desfiles deslumbraban a los bahienses. "El del 99 fue el más importante, eso se decía. Se hizo directamente en las rampas de la municipalidad, que tiene una construcción neoclásica preciosa", recuerda. Muchos de los profes de la escuela recordaban haber asistido a los desfiles, y algunos, su propia participación. Es el caso de Guillermina Prado, ex directora de la ESAV, que contagió su entusiasmo al alumnado.

Recuerdo de uno de los desfiles originales.

Cuando Merlino visitó la ESAV, el relato de los Desfiles Fantásticos produjo algo en los alumnos, que comenzaron a investigar en los archivos de Bahía sobre las procesiones. En el galpón enciclopédico de Bahía encontraron fotos, afiches gráficos, anuncios en los diarios locales. Así, la investigación sobre las temáticas tratadas en esos desfiles pioneros inspiraron a los alumnos a pensar sus propios trajes. Explorando la riqueza creativa de su territorio, decidieron hacer un revival de estos desfiles fantásticos, respetando la impronta que tuvieron de integrar, reconocer y hacer vibrar y reflexionar a la comunidad. 

"Merlino le dió mucha impronta a la cultura bahiense a través de los museos, y del desfile, recuperando los aspectos de lo cotidiano de la ciudad. Y siempre con humor: su humor simepre fue un poco irónico y generaba un poco bastante de reflexión", afirma. 

La reflexión aparecía y apareció, esta vez, en los disfraces y trajes. Ya en ese momento, Bahía Blanca luchaba contra la contaminación que produce el polo petroquímico. Las primeras que comenzaron a reclamar fueron un grupo de mujeres de entre 60 y 70 años que se hacían llamar "Las contaminadas". "Hacían cantos con una vestimenta amarilla sencilla, se ponían unos círculos en la cara y salían a cantar que el río estaba siendo contaminado con residuos de las petroquímicas. Esas mujeres se animaron a decir primero las cosas que estaban pasando, por eso las rescatamos", afirma. El viernes, alumnos de la carrera de diseño honraron a las contaminadas. Salieron entre la procesión cantando entre la gente, con sus característicos trajes amarillos. 

Los alumnos

Según su docente, la predisposición de los alumnos desde el inicio la tuvo muy orgullosa. El nombre Multiverso lo eligieron ellos."Hay algo de eso relacionado con Merlino, él siempre quiso construir uno o varios universos. Como vemos, tiene 80 años y sigue inspirando a las nuevas generaciones para generar este tipo de movidas artísticas", afirma. 

Si parece un multiverso, es el multiverso de las artes que se cruzaron en los trajes. Participaron alumnos de las carreras de diseño, cerámica, escultura, ilustración, entre otras. Además, modelaron los trajes modelos profesionales y estudiantes de la Escuela de Danza. Cada grupo eligió para su traje una temática que tuviese que ver con la ciudad, la naturaleza o la cultura, y trabajaron con ahínco por más de dos meses. Muchos de ellos siendo la primera vez que se acercaban a la confección.

El desfile de este año. 

Faustina Rusconi es alumna de tercer año del Profesorado en Arte, y estuvo involucrada en el desfile desde el inicio. "Yo tenía miedo que terminara siendo algo desorganizado, porque el tiempo que tuvimos fue muy poco, o porque somos muy libres y muy artísticos. Pero me sorprendió muchísimo el nivel y el esfuerzo que pusieron todos. Cuando pasaba por las aulas mirando los trajes decía qué locura", afirma. 

Quienes no estaban tan entusiasmados empezaron a verse contagiados por quienes sí. Los que estaban atrasados quisieron apurarse, no quedar atrás. Y el resultado fue el mejor de todos: más de 120 trajes de todo tipo, material y color, que no tienen nada que envidiarle a una confección profesional, además de que honran las tradiciones locales. Hubo con temática marina, por la cercanía de la ciudad con el cuerpo celeste, leyendas y mitos locales, problemáticas como la contaminación, el cuidado del medio ambiente, entre otros. 

Fantasía.

José Rivas fue uno de los alumnos de la carrera de Diseño gráfico que participó del armado de los afiches. "Lo que se siente al haber participado del desfile es orgullo, felicidad y mucha manija, porque el ser parte de un evento en el cual estamos todos involucrados, desde alumnos, directores, profesores y gente del arte bahiense abre un portal a una nueva visión que puede generar muchas cosas lindas desde la cultura, en conjunto con las demás ramas artísticas de nuestra ciudad", afirma. 

"Es realmente hermoso cuando el arte se fusiona de esa manera, ya que nos permite experimentar y disfrutar de diversas manifestaciones artísticas. Creo que abrió un multiverso bahiense donde se pueden generar grandes cosas con tan solo las ganas y obviamente la dedicación de cada persona para que esto salga hermoso, como salió", afrima. 

Más artesanías.

Tanto con tan poco

La solidaridad tiñe todo el evento desde los materiales con los que están hechos los trajes, en su mayoría material reciclado. "Siempre todo es reciclado en la escuela. Los profesores incluso te alientan a que no compres nada y que recicles todo, y hay mucha solidaridad, entonces siempre arrancás pidiendo, preguntando a ver quién tiene, quién te ayuda, quién te da una mano", afirma Faustina. 

Además, el compañerismo puede detectarse en la unión entre espacios culturales e instituciones que el resto del año no se acercan demasiado entre sí. Esas instituciones saben que esto solo fue el inicio. "Esto arrancó como algo pequeño y ahora ya estamos pensando en pantallas gigantes. Todo esto se hizo con cero pesos, con ex alumnos donando vinilos para poder hacer la ambientación. La imprenta de un ex alumno nos donó papel para hacer los afiches, todo así. Seré cursi, pero este nivel de compañerismo es lo que me imagino de la educación y la cultura", afirma Sandra. 

Las escuelas e instituciones de Bahía ya están planeando el desfile del año que viene. Los guían los valores de la solidaridad y el entusiasmo por el arte, pero sobre todo, cariño y respeto por el suelo y los orígenes.