Para poner en contexto el dato de inflación del 13,2% que el INDEC relevó en febrero, es esencial comprender tres conceptos que moldean de manera histórica la realidad financiera del país: inflación, hiperinflación y estanflación. De qué se trata cada fenómeno y cuál es su impacto específico en la economía local.

Inflación

El país históricamente ha lidiado con la inflación, un fenómeno donde los precios de bienes y servicios aumentan de manera constante. En el contexto local, esto se traduce en que los consumidores necesitan más pesos para adquirir los mismos productos a lo largo del tiempo. 

Esto sucede porque el encargado de la política monetaria emite dinero para financiar el desequilibrio entre sus gastos y sus ingresos. Esa emisión aumenta la oferta de pesos en la economía, y como cualquier bien cuya oferta sube, su precio cae. La inflación en el país es el reflejo de un peso que cada vez vale menos.

Hiperinflación

La hiperinflación, por otro lado, nos retrotrae a fines de la década del 80, cuando el país enfrentó un escenario hiperinflacionario, donde los precios se dispararon exponencialmente. Esto generó una pérdida significativa del valor del peso argentino y afectó la estabilidad económica. El término aún produce temor en la memoria colectiva de los argentinos.

En este contexto, la hiperinflación se vislumbra como un riesgo latente, alimentado por una serie de desequilibrios económicos. La desproporción entre los pasivos remunerados del Banco Central y la Base Monetaria, junto con una brecha cambiaria persistente, crea un terreno propicio para la escalada de precios. 

La escasez de reservas internacionales y un déficit fiscal sin financiamiento adecuado añaden presiones adicionales. Estos factores, sumados a la crisis política, contribuyen a un escenario donde la hiperinflación se presenta como una amenaza real para la estabilidad económica.

Estanflación

La estanflación es una combinación de dos términos: estancamiento e inflación, lo que implica que los precios continuarán aumentando, pero la actividad económica experimentará una caída. En contraste con la situación actual, donde inflación y actividad económica han coexistido, la estanflación representa un país con más excluidos. 

Se trata de un escenario con caída de los salarios reales, mayor desempleo y menos producción en las empresas debido a la inflación y el estancamiento económico. Todo esto produce menos inversión y necesariamente cae la recaudación, por lo que el gobierno tiene dificultades de pagar sus obligaciones, incrementando el riesgo de default.

La combinación de inflación y estancamiento económico estuvo presente en la Argentina en por lo menos 16 de los últimos 48 años.

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