"Para mí es una gran satisfacción, esto empezó como un sueño y se hizo realidad. Empezamos con 2 hectáreas y ahora son casi 15. Ver que la gente se saca fotos con la banana que producimos en este suelo me llena de emoción, porque es un sacrificio muy grande”. Con esta frase devela José Fariña, miembro de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) y productor agroecológico en Orán el mundo de la fruta que encanta paladares de punta a punta del país.

El sueño se desarrolla en Salta, una provincia que tiene una destacada producción de bananas. Con una superficie de producción de 3000 hectáreas, genera unos 3000 puestos de trabajo, destacándose en el cultivo de bananas y otras frutas tropicales. Cada hectárea de cultivo alberga 1100 plantas promedio y el rendimiento en bultos es de 650 cajones por ha, según datos del Censo de Frutas Tropicales provincial.

El departamento de Orán lidera con el 80 por ciento de la producción, mientras que el resto se distribuye entre los departamentos de Rivadavia, Güemes y San Martín. Sin embargo, la banana argentina enfrenta la feroz competencia internacional, especialmente de Ecuador, Colombia y Brasil, que imponen sus estándares estéticos. Aunque este producto no ingresa en Tucumán, Salta y Jujuy, sí se distribuye por el resto del país. 

Las últimas políticas neoliberales que beneficiaron al sector importador fueron las de Carlos Menem. “En los años 90 se desreguló el mercado de una forma que todavía hoy resulta muy cómoda para ellos. Corremos el riesgo de que uno solo decida inundar el país con bananas baratas y nos funda”, advirtió Luis Checa, presidente de la Asociación de Productores de Frutas y Hortalizas de Salta, “no ocurre lo mismo en países vecinos como Bolivia, Brasil o Chile”.

El precio de la banana, sensible a las estaciones, impacta directamente en la economía de Fariña, que expone la fluctuación de precios, encareciéndose en los meses invernales y diciembre. La volatilidad económica evidencia la necesidad de estrategias para mitigar estas variaciones.

La lucha por derechos

En este contexto, la UTT junto a la Mesa Agroalimentaria Argentina, viene luchando para sostener las producciones y que se desarrollen en las mejores condiciones posibles. Por eso, reclaman acceso a la tierra para productores y productoras. Esto colabora con el desarrollo de la soberanía alimentaria y la seguridad de los alimentos, además de continuar produciendo en el contexto de la agroecología y promoviendo un comercio justo para garantizar que los productores puedan obtener un ingreso digno y que los alimentos sean considerados un derecho y no una mercancía.

Otro reclamo que llevan adelantes las organizaciones del campo que alimenta es el acceso a créditos. Exigen al gobierno actual y al que asume el 10 de diciembre, el acceso al financiamiento para fortalecer las economías regionales. Malos augurios para los pequeños productores frente a un próximo gobierno que proyecta su política económica sobre la libre competencia de los productos. Hay gran preocupación en el sector.

Cada banana que sale de Orán no sólo lleva consigo el esfuerzo y el ciclo natural del campo, sino también la historia de un productor, de una productora, de una familia campesina, de una organización. La banana argentina, con sus desafíos climáticos y comerciales, resiste y triunfa en el noroeste, ofreciendo un sabor único.

*Miembro de la Coordinación Nacional de la UTT