Un equipo de investigadores de la Universidad del Nordeste (UNNE) buscará bacterias resistentes a antibióticos en peces del Río Paraná. El estudio estará dirigido por la médica veterinaria Valeria Amable y codirigido por el doctor Marcos Gabriel Guidoli, ambos docentes e investigadores de la Cátedra de Microbiología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de esa casa de estudios.

El trabajo se llevará a cabo en el contexto de un “uso indiscriminado de antibióticos que generó una alerta mundial de la OMS por la aparición de bacterias multiresistentes que representan un riesgo para la salud”, según publicó la UNNE en un documento que difundió sobre este estudio.

“Hace más de 10 años la Cátedra de Microbiología de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UNNE) posee una línea de investigación de búsqueda de resistencia a antimicrobianos en bacterias aisladas de animales”, explicó al Suplemento Universidad de Página/12 la veterinaria Valeria Amable.

Se estima –advirtió la UNNE- que el 90% de las bacterias en los océanos son resistentes a uno o más antibióticos y un 20% de las mismas presentan resistencia a por lo menos cinco de estos fármacos.

Amable realizó una tesis doctoral en cooperación con el Instituto de Ictiología del Nordeste (INICNE-FCV-UNNE) y “luego de haber obtenido interesantes resultados, se decidió ampliar la línea de investigación en la búsqueda de microorganismos resistentes hacia el área de peces de vida libre”, se informó desde la casa de altos estudios.

“La alerta de la OMS por el incremento de bacterias resistentes a antimicrobianos que perjudica a la salud humana, animal y medioambiental fortaleció la decisión de continuar con este proyecto y usar los peces como indicadores de contaminación en el Río Paraná”, precisó Amable.

El proyecto en curso fue aprobado y financiado por la Secretaría General de Ciencia y Técnica de la UNNE en 2022.

Consultada sobre si podría haber contaminación del agua en el Río Paraná, Amable explicó: “La existencia de bacterias resistentes en peces no implica que el agua se encuentre contaminada, sin embargo, la vigilancia del aumento de éstas podría dar indicios de un uso inadecuado de antibióticos y su eliminación en el cauce del río”.

En la investigación también trabaja la estudiante de Veterinaria (UNNE) María Giordano Basnec, que propuso una línea de investigación con la que accedió a una Beca de Estímulo a las Vocaciones Científicas (EVC-CIN) con el propósito de estudiar las bacterias presentes en peces del Paraná y que resistan a la acción del grupo de antibióticos de las quinolonas”.

Las quinolonas “son antibióticos sintéticos utilizados en humanos y animales para el tratamiento de un amplio espectro de infecciones bacterianas entre las que se incluyen aquellas de las vías urinarias, respiratorias, gastrointestinal, cutáneas, óseas y articulares”, explicó.

El grupo de investigación comprobó en estudios recientes la existencia de un grupo de bacterias (Enterobacterales) resistentes a antibióticos, en ejemplares silvestres de pacú, en el Río Paraná, destacó esa casa de estudios.

Costosa y compleja

Amable advirtió que “la presencia de estas sustancias en el agua es un indicador importante de contaminación” y resaltó que “sin embargo, la detección de cada antibiótico por métodos químicos analíticos no sólo es costosa y compleja, sino que además puede llegar a no detectarse por la degradación o inactivación de las mismas con el tiempo o diversos factores físicos y químicos”.

Sobre la intervención de los organismos estatales de control, la veterinaria recordó que “en 2015, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) creó el Programa Nacional de Vigilancia de la Resistencia Antimicrobiana en animales de consumo humano, que incluye a bovinos, porcinos y aves, con el objetivo de prevenir la generación y difusión de bacterias que resistan la acción de los antibióticos”.

Desde hace aproximadamente dos décadas –destacó la UNNE- se ha incrementado el interés en el estudio de la resistencia antimicrobiana en bacterias aisladas de peces como un indicador de contaminación.

“Esto se debe a que la microbiota intestinal (microorganismos vivos residentes en el tubo digestivo) es compartida con la columna de agua del ambiente en el que viven, convirtiéndolo en un bioindicador de contaminación de ambientes acuáticos”, se subrayó.

Tres especies

Amable, por otra parte, puntualizó que “en esta oportunidad se decidió trabajar con tres especies frecuentemente capturadas durante las campañas realizadas por el INICNE”.

“Cada una de ellas cubre un estrato distinto del río, y poseen distintos tipos de alimentación; de esta manera podrían proyectarse los resultados obtenidos al resto de las especies que habitan el río Paraná”, precisó la veterinaria.

Amable aclaró que “es oportuno resaltar que estos trabajos de vigilancia pretenden ayudar a la toma de decisiones gubernamentales, y no implican un riesgo para la población”.

“Los estudios anteriores de este grupo de investigación no encontraron diferencias significativas en la proporción de bacterias resistentes entre los peces de vida libre y peces de criadero”, señaló.

La becaria Giordano Basnec aseguró que “estudiar la presencia de microorganismos del orden de los Enterobacterales con resistencia a Quinolonas en peces del río Paraná contribuye a la comprensión de la resistencia a los antibióticos en el medio ambiente, un tema de creciente importancia”.

Sábalos, armado chancho y bagre serán utilizados en el estudio, que serán capturados en distintas épocas del año: primavera, verano, otoño e invierno.

La investigación permitirá “ampliar nuestra comprensión de cómo los microorganismos resistentes a antibióticos pueden propagarse en ecosistemas acuáticos y cómo ésta resistencia podría afectar tanto a la vida silvestre como a las poblaciones humanas que dependen de estos recursos”, destacó Valeria Amable.