El Tribunal Supremo puso este jueves al borde de la clandestinidad a la comunidad homosexual rusa al prohibir el "movimiento LGTB+ internacional" y sus "filiales" en Rusia, al considerarlo "extremista", en pleno giro ultraconservador del país. Este fallo desató una ola de indignación entre activistas por la diversidad sexual y los derechos humanos.
El juez de la más alta jurisdicción del país, Oleg Nefedov, ordenó calificar "de extremistas al movimiento internacional LGBT y sus filiales" y pidió "prohibir sus actividades en el territorio de la Federación rusa". En el veredicto que leyó Nefedov ante la prensa, precisó que la decisión entraba "inmediatamente" en vigor.
La medida prohíbe tanto la propaganda y la publicidad LGBT+, como "el generar interés y animar a integrar las filas" de dicho movimiento, por lo que allana el camino para emprender acciones legales contra cualquier grupo que defienda los derechos LGBT+ en Rusia.
La sesión tuvo lugar sin abogados, ya que ninguna organización lleva el nombre de "movimiento internacional LGBT" en Rusia, y se desarrolló a puerta cerrada, debido a que el caso estaba bajo "secreto de sumario", por lo que sus detractores lo consideran ilegal.
Cualquier actividad relacionada con lo que las autoridades rusas consideran como preferencias sexuales "no tradicionales" podría ahora ser sancionada por "extremismo", un delito castigado con duras penas de prisión. Previo al fallo, las personas de la comunidad se podían enfrentar a fuertes multas si realizan lo que las autoridades denominan "propaganda", pero no a penas de cárcel.
Repudio por parte de activistas por la diversidad sexual y los DDHH
Activistas de la diversidad sexual y juristas replicaron que, según la Constitución, Rusia es un Estado laico y acusan al Kremlin de querer "controlar" las conciencias de los rusos, al tiempo que inculcan "los valores familiares 'tradicionales', supuestamente incompatibles con las actividades de dicho movimiento".
El fallo, que tiene "efecto inmediato", "no afecta al derecho de los ciudadanos a la vida privada", ya que la homosexualidad dejó de ser un delito en este país en 1993.
"Recurriremos el fallo no sólo en Rusia. Apelaremos al comité de derechos humanos de la ONU", dijo el exiliado Yuri Kochetkov, uno de los líderes del movimiento homosexual en Rusia, quien matizó que la prohibición no entrará en vigor hasta el 10 de enero.
Activistas LGBT+, muchos de los cuales se exiliaron tras el comienzo de la guerra en Ucrania, crearon en el último momento la organización Movimiento Internacional Cívico LGBT, que hasta entonces no existía, con el fin de defender los derechos del movimiento, pero no fueron invitados a la sesión. El demandante presentó pruebas sobre las supuestas "tendencias extremistas" y "la incitación al odio social y religioso" en las actividades de dicho movimiento.
Organizaciones de derechos humanos se dirigieron al Supremo aduciendo que "es imposible" catalogar como movimiento a las personas que pertenecen a un grupo social. "Esto sería tan absurdo como, por ejemplo, llamar movimiento social a todos los pensionistas o a la gente que pertenece a una particular etnia", apuntaron.
Con esto, los activistas temen que el fallo conlleve la prohibición de populares símbolos como el arcoiris y desate una ola de odio y violencia, ya que, según las últimas encuestas, ya son un 62 % los rusos que apoyan limitar sus derechos, muchos más que hace diez años.
"Comprendemos que este caso es una preparación del terreno para las represiones políticas (...) Es la intimidación de todos aquellos que defienden un punto de vista diferente al estatal, aquellos que son capaces y quieren dedicarse a actividades organizativas que el Estado no puede controlar", dijo Kochetkov.
El activista se mostró convencido de que la actividad de cualquier organización vinculada con la comunidad homosexual será "imposible", por lo que el movimiento tendrá que cambiar radicalmente de estrategia.
Por su parte, Amnistía Internacional advirtió que "las consecuencias pueden ser catastróficas", ya que "se corre el riesgo de llegar a una prohibición total de las organizaciones LGBT+ ", lo que "conduciría a violaciones de gran alcance de los derechos a la libertad de asociación, expresión y reunión pacífica, así como del derecho a la no discriminación", dijo Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, en un comunicado.
La decisión del Tribunal Supremo de Rusia, según la ONG, es "vergonzosa y absurda" y eleva a un nuevo nivel la campaña de persecución de la comunidad homosexual en este país.
"No hay duda de que esto conducirá a la persecución de activistas LGBT+, dejando en nada décadas de su valiente y dedicado trabajo, al tiempo que amenaza con instigar y legitimar un nivel completamente nuevo de violencia contra las personas LGBT+ en toda Rusia", señaló Struthers.
Asimismo, AI llamó a las autoridades rusas a revertir su decisión y a la comunidad internacional a "solidarizarse con la comunidad homosexual en Rusia" para defender los principios de la igualdad, libertad y justicia para todos.
El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, condenó la decisión del Tribunal Supremo ruso y pidió a las autoridades de Rusia que "retiren de forma inmediata las leyes que restrinjan inapropiadamente el trabajo de los defensores de derechos humanos, o que discriminen a personas LGBT".
"Tal decisión condena a defensores de derechos humanos y a cualquier persona que defienda la causa del colectivo LGBT a ser etiquetados como extremistas, algo que les puede costar graves consecuencias sociales y penales en Rusia", advirtió Türk en un comunicado.
Türk aprovechó para denunciar el abuso de la etiqueta de "extremista" en Rusia, comúnmente empleada contra opositores al gobierno, incluidos políticos opositores, periodistas y activistas.
El marco de persecución en Rusia
El presidente ruso, Vladímir Putin, decidido a convertir a su país en una reserva moral frente al relativismo occidental, aseguró recientemente que los homosexuales "también son parte de la sociedad", pero criticó la obsesión con la igualdad de las minorías sexuales.
En noviembre de 2022, la Duma (cámara de diputados rusa) aprobó una ley que prohibía totalmente la propaganda LGBT, la pedofilia y el cambio de sexo; en junio pasado se prohibieron las operaciones quirúrgicas de cambio de sexo, lo que provocó una gran alarma entre la comunidad transexual, y también se prohibió la adopción por parte de parejas homosexuales y se anularon matrimonios entre personas del mismo sexo.
La guerra "no tiene lugar sólo en los campos de batalla, sino también en la conciencia de las personas, en sus mentes y en sus almas", proclamó Alexandr Jinstein, polémico diputado oficialista, autor de la ley contra la propaganda LGBT+.
Con todo, el viceministro de Justicia, André Luguínov, aseguró este mes ante la ONU que en Rusia no hay discriminación ni persecución de la comunidad homosexual y que la prohibición de sus manifestaciones públicas responde a los valores morales del país.
La reforma constitucional de 2020 introdujo el concepto de que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer, después de que Putin asegurara que, mientras sea presidente, en Rusia no habrá matrimonio homosexual.