Este sábado 2 y domingo 3 de diciembre, Duki hará historia en la música popular contemporánea argentina al convertirse en el primer artista de la escena de la música urbana local que se presente en vivo en cancha de River. En realidad, ya tiene reservado su propio capítulo porque, apenas salieron a la venta, las entradas se agotaron en 48 horas. Lo que en términos de público se traduce en 150 mil personas. Y si se afina la matemática, esa cantidad total de espectadores equivale -según estadísticas divulgadas en enero pasado por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires- a toda la población que vive en este momento en la ciudad de Tandil. El hito viene precedido por cuatro shows en cancha de Vélez, en noviembre de 2022, así como por su primera gira por Estados Unidos. A lo que hay que añadir un nuevo disco de estudio, Antes de Ameri, lanzado en junio pasado.
Es por eso que el artista ofreció el jueves por la tarde, en las instalaciones del estadio Más Monumental, una conferencia de prensa en la que compartió sus expectativas. O al menos eso intentó hacer, porque, ante la pregunta sobre su siguiente paso tras sendos recitales, Mauro Ezequiel Lombardo (el nombre detrás del álter ego), se vio tan desbordado que no pudo terminar la actividad. “Parte de la angustia viene arraigada a eso”, dijo. “Viví muy rápido: tengo 27 años y ya haré dos River. Cuando llegue el sábado y termine el show, capaz ni voy a caer en lo que pasó. Eso sí me da miedo: quemar tantas etapas que no haya siguiente paso. Creo que eso es por lo que los músicos más grandes que yo se vuelven locos, por hacer todo lo que quieren. Por eso intento tener una vida tranquila y ordinaria. Tras hacerlo todo, viene la frustración. No quiero que esto se me vaya de las manos, no quiero que me suceda ahora”.
Sin embargo, antes de que el MC abandonara abruptamente la misma sala donde Martín Demichelis atiende al periodismo, este encuentro con la trascendencia parecía bajo control. Se comentó inicialmente que el evento se retrasó porque Duki recién había terminado de ensayar con su grupo. Primero se proyectó un video introductorio que repasaba la carrera de Duki hasta llegar a uno de los lugares consagratorios de la música nacional (hasta ahora exclusivos para el pop y el rock). De ahí destacaron dos sentencias (a manera de preludio de lo que sucedió media hora más tarde: “No había plan B” y “Ya no hay más vuelta atrás”. Entonces el rapero, parido bajo el ala del freestyle y cuyo recorrido incluye una marca registrada en la manera de hacer trap y flirteos con el reggaetón y el rock, irrumpió en el salón con mate en mano y una sonrisa que no le cabía en el rostro.
El icono de la música urbana latinoamericana reveló que decidió llevar adelante una conferencia de prensa porque la prensa argentina siempre lo trató con “buenas palabras”. “Me cuesta mostrarme como Mauro, pero sé que no durará una eternidad el momento”, comenzó. “Siempre en mi país me trataron bien, más allá de las controversias que atravesé. Hace unos días vi el documental de Robbie Williams, y fue muy fuerte la manera en que los medios de su país lo maltrataron”. El nacido en el barrio porteño de Almagro, que el año próximo actuará en el estadio madrileño Santiago Bernabeu, reconoció que entró en consciencia de lo que estaba por suceder recién el lunes de esta semana. “Una de las razones por las que decidí hacer River era para demostrar que los músicos de mi generación también podemos sonar bien acá”, justificó. “Era una cuenta pendiente para todos nosotros. Hay presión y goce”.
Al momento de hablar sobre todos los pasos que dio, el rapero recordó que cuando participaba en la competencia de freestyle El Quinto Escalón tenía la misma magnitud con respecto al abordaje de los objetivos. “No tengo la templanza de decir: ‘Esto ya lo viví, ya me pasó’. Cada momento es especial, la manera en que lo interpela a uno. Este año es este River, y el año pasado este River eran los Vélez. Lo más importante para mí es la misión a cumplir”. En cuanto a la distancia que toma entre los números y lo artístico, a propósito de la salida de su más reciente álbum de estudio: “Mientras hacía el disco me mi di cuenta de que tenía que disfrutar de mi desembarco en River”, confesó. “No es un disco tan trap, tiene otro sonido. Tenía ganas de rapear, que es lo que sé hacer y me gusta. Eso me ayudó a desestresarme, y me llevó a mostrar mi arte. Dije lo que sentía”.
Para estos shows, Duki convocó a CNO y a Acru, dos referentes del hip hop argentino, en calidad de actos soporte. “Para quien no lo conoce, el Chino CNO es un rapero de vieja escuela. Cuando comencé, él ya estaba. Si algo me llamó la atención era que tenía mucho flow. En ese momento en Argentina, todos los raperos eran de barras, de escritura, de conciencia y protesta”, describió. “Y el CNO era más del palo americano. Me sentí muy identificado porque fue de los primeros raperos argentinos que tenía mucho flow. Lo invité a él y a Acru porque era una forma para que la gente conozca mis orígenes. En Argentina hay mucho rap de categoría. Muchos creen que eso es el nicho, y no le dan cabida. Uno tiene mucho nivel y el otro se armó su circuito rapeando, y hasta hizo un Obras Sanitarias con su banda. Eso no lo hace nadie. Mientras todos prefieren hacer un reggaetón, ellos se la bancan y y generan escena para otros”.
Luego de comenzar a hacer freestyle y de adoptar a las figuras del beatmaker o DJ, Duki se aferró a una banda. Formato en el que coincidieron desde Dillom hasta Neo Pistea. Apelando a su rol de pionero en la escena, Página/12 probó el nivel de futurología del artista y le consultó acerca del futuro. “Creo que respondo a tu pregunta si te digo Milo J”, se animó. “Las nuevas generaciones ya tienen una base, y los ayuda elegir el camino a seguir. Personalmente, sentí que tenía que salir a tocar con una banda porque siempre quise tener un grupo de rock y no pude. Cuando empecé a tocar con mis músicos, que suenan una barbaridad, lo lindo que me pasó es que vi a padres con los hijos disfrutando. En un futuro, supongo que algunos seguirán el camino que varios de nosotros marcamos. Y otros harán el suyo. Más que un semillero de artistas, Argentina es un semillero de soñadores. Por eso destacamos en el medio. Seguí tu sueño, y hacé lo que te guste”.