Algunas menciones aisladas en las investigaciones cinematográficas de Irene Marrone, César Maranghello, Natacha Mell y Fernando San Martín. Datos sueltos en un libro sobre documentales chilenos y en un portal web que recupera reseñas periodísticas del país trasandino. Tres películas sobrevivientes gracias a la Cinemateca Nacional del INCAA: Las naciones de América (1927), Evolución y progresos de la provincia de Santiago del Estero (1927), Tacna y Arica (1924). Esa es la escasa información que circulaba de la directora, productora y exhibidora Renée Oro –nacida en la Argentina en 1900, casada en la década del '30 con el productor de documentales Roberto Arata y dueña de una destacada trayectoria en la industria cinematográfica– hasta que su figura fue rescatada en el libro Por las naciones de América. El cine documental silente de Renée Oro (estudio histórico y técnico), de los investigadores Lucio Mafud, Georgina Tosi, Mariana Avramo, Daniela Cuatrin, Jazmín Adrover y July Massaccesi.

Este sábado 2 a las 18.30 en el microcine de la ENERC (Moreno 1199) se presentarán por primera vez en la ciudad de Buenos Aires algunos de sus documentales: sólo se habían proyectado en el Festival de Mar del Plata del 2022 y en el MoMA de Nueva York el 1° de noviembre de 2023. Podrán verse en 35 mm Las naciones de América y Evolución y progresos de la provincia de Santiago del Estero (ambas de 1927), con música en vivo a cargo de Sandro Benedetto, en el marco del ciclo titulado "A la vanguardia", y organizado por la Comisión de Géneros y Sexualidades de la Asociación Argentina de Estudios sobre Cine y Audiovisual (AsAECA). Además, Mafud y Avramo presentarán el libro editado por el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en 2021.

Cuando se le consulta por la relevancia de la figura de Renée Oro, Mafud declara a Página/12: "Su figura me parece relevante porque fue la directora y productora más prolífica no solo del cine mudo argentino sino de la cinematografía silente chilena, donde tuvo una intensa actividad a mediados de la década de 1920. A su vez, es importante destacar que en el contexto de un cine documental filmado integralmente por hombres, Renée Oro consiguió hacer de la realización cinematográfica una profesión económicamente rentable para la mujer. También se nos revela como una cineasta de cierto talento. En Las naciones de América –un documental que presenta una visión idealizada de la Argentina, Chile y Brasil– recurre a imágenes imponentes, de estilo pictórico, para exaltar las bellezas naturales y el desarrollo urbano de la región; y a una serie de espectaculares travelling desde trenes y automóviles para expresar el movimiento incesante hacia el progreso de estos países sudamericanos".

Renée Oro y Roberto Arata viajaron a Europa con la intención de exhibir sus films y atraer inversiones. No obtuvieron los deseados capitales europeos para continuar con la producción ficcional, pero lograron repercusiones notables en la prensa argentina. En aquel momento, diferentes diarios publicaron una foto de Renée en la que lucía como una verdadera estrella de cine: su rostro se veía resplandeciente y llevaba un atuendo con el que ostentaba cierto estatus. Su nombre y apellido, además, funcionaban como un seudónimo artístico y le daban un carácter exótico. Renée supo gestionar su propia prensa y construirse una figura mítica; a pesar del mote de "prestidigitadora de la cinematografía nacional" con el que algunos quisieron disminuirla, tuvo un peso específico como empresaria y productora en la industria cinematográfica de la época.

–Renée comparte este ciclo con otras figuras como María Luisa Bemberg o Verónica Chen. ¿Cuál es la importancia de imaginar una historia feminista para el cine argentino? En muchos casos se trata de mujeres que fueron un tanto opacadas por sus colegas masculinos, ¿no?

–Sí, con este ciclo nos propusimos visibilizar y pensar una serie de películas realizadas por directoras que estuvieron “a la vanguardia” de su época. Nos pareció ideal que en el marco de este ciclo se proyecten los films de una cineasta prácticamente desconocida en la historia del cine argentino como Renée Oro. Pensemos que se trató de una pionera que no solo dirigió películas sino que gestionó su producción y financiamiento, organizó exhibiciones y manejó su promoción en los medios de prensa, con un innegable talento para las relaciones públicas. Además, fue una cineasta que buscó dar cuenta en forma explícita de su autoría sobre películas realizadas, paradójicamente, por encargo del Estado y de los gobiernos provinciales. Por ejemplo, los títulos de presentación de los documentales preservados por la Cinemateca del INCAA llevan el rótulo de “Renée Oro de Arata presenta” y los intertítulos iniciales de Las naciones de América escritos en primera persona explicitan el propósito de su realizadora: “Seré incansable en mis esfuerzos por propender al conocimiento mutuo de los nobles pueblos de América”. Pero también su figura se hacía presente en su obra, como ocurría en algunos fotogramas del documental chileno Tacna y Arica, en los que aparecía en el centro del encuadre, mirando hacia la cámara. 

En tiempos en los que una y otra vez vuelven a aparecer debates que se creían saldados, resulta clave señalar la importancia de los acervos audiovisuales y el rol del Estado a la hora de protegerlos. En ese aspecto, la Cinemateca juega un papel clave para garantizar la preservación, conservación y organización de los materiales audiovisuales pero también el acceso a películas y otros insumos. El patrimonio audiovisual es una pieza esencial para construir una memoria nacional y fortalecer la identidad de un pueblo.