“Hay orden de no aflojar”, suerte de lema de la séptima edición de Edita, la feria de editoriales independientes que se realizará este sábado y domingo en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti de la ciudad de La Plata, anticipa el espíritu de resistencia frente a las políticas de recesión y ajuste económico que aplicará el próximo gobierno. Más de 130 editoriales de todo el país y de América Latina ofrecerán sus catálogos; habrá también stands de fanzines platenses, más de veinte artistas y escritores invitados entre los que se destacan Carlos Ríos, Pablo Katchadjian, Roberto Appratto, Beatriz Vignoli y Magalí Etchebarne, entre otros; música en vivo y espacio para las infancias.

Agustina Magallanes, diseñadora y editora en Club Hem, resume la importancia que tiene Edita, organizada por el colectivo editorial Malisia con el apoyo del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. “Sabemos que las ventas, sean muchas o pocas, van a ser significativas para cada editor, pero sobre todo, el encuentro en sí, en la calle, organizados y tirando para adelante”, subraya la editora y confiesa que el eslogan que se autoimpuso en esta edición es “hay orden de no aflojar” y que los editores platenses esperan que Edita “pueda ser nuevamente un punto de partida y un espacio de sostenimiento también”. Carlos Aprea, editor en Pixel Editora, augura un panorama “muy complicado” para el próximo año. “Los consumos culturales tienden a caer en forma pronunciada con políticas de recesión y ajuste económico, esta es una realidad que ya hemos padecido por lo menos desde 2017 en adelante, pese a las políticas de apoyo como en el caso de la provincia de Buenos Aires”, aclara el editor y reconoce que lo que comienza a vislumbrarse en esta “caótica” llegada del nuevo ciclo, “no deja margen para la esperanza”.

“Las políticas ultraliberales de optimización de recursos implican que los recortes en todo el espectro cultural van a ser muy duros -advierte Aprea-. Tal vez, en el mejor de los casos, insistan con mecanismos de financiación privada de proyectos, como es el caso del mecenazgo, con aportes de benefactores o de empresas que reciben a cambio su cuota de capital simbólico y desgravan impuestos”. El editor de Pixel Editora dice que “así como se están poniendo en cuestión las políticas de ampliación de derechos y respeto a las diversidades, con argumentos racistas, xenófobos o negacionistas, es posible sospechar que aparezcan formas más o menos solapadas de prohibición y censura y nuevas restricciones a la difusión y el acceso a determinados contenidos”, un fenómeno que ya ha comenzado en otras partes del mundo.

Francisco Magallanes, editor en Malisia Editorial, destaca que la provincia de Buenos Aires “viene de hacer las mejores políticas de lectura de la historia” para las editoriales bonaerenses y enumera las compras del programa Identidades Bonaerenses para las escuelas, las compras del Instituto Cultural a editoriales bonaerenses con las bibliotecas populares como destinatarias (el programa Más libros para más y los dos Encuentros de Bibliotecas en Chapadmalal) y el programa de Apoyo a Ferias de libros. “Más allá de que la situación para la provincia será también distinta, tenemos para confiar en que todo eso que fue muy importante se va a sostener porque sabremos defenderlo y hacerlo valer”, postula Magallanes.

El editor de Malisia recuerda que la problemática del papel --escasez y precio dolarizado por las nubes-- es “algo que venimos denunciando desde hace años” y lamenta que el Estado “siempre estuvo alejado y nunca se involucró ni se manifestó. “Las dos o tres firmas monopólicas hacen lo que quieren con el precio y el abastecimiento del papel. Las maniobras inflacionarias no encontraron resistencia y eso hizo que se imprimiera mucho menos y más caro”, plantea Magallanes. El editor de Pixel Editora confirma que las pequeñas editoriales subsisten con “una economía precaria” que las ha obligado a reducir las tiradas y buscar formas de difusión que incluyen no solo mayor y mejor actividad en las redes, también presentaciones, lecturas y encuentros con viejos y nuevos lectores. “Nos queda la obstinación de siempre, insistir y seguir trabajando”, agrega Aprea.

“¡Nos une el amor y el espanto!”, exclama la diseñadora y editora de Club Hem. “En los últimos años se fortalecieron los lazos de cooperación entre las editoriales, así como sucede con los espacios culturales, de modo que ha sido, y será posible, encarar proyectos comunes que nos permitan tener presente a todo el universo del libro: desde el autor a les editores, imprentas, librerías, bibliotecas populares… con formas de distribución nuevas, más ajustadas, y como siempre con mucho voluntarismo y espíritu de lucha”, reconoce Magallanes y precisa que quienes organizan Edita trabajan para que un sector en particular de la edición independiente argentina se visibilice y crezca:las pequeñas y minúsculas editoriales independientes y autogestivas, sin dejar de lado las bibliotecas, las librerías, las imprentas. “Todos los eslabones de la industria editorial son imprescindibles para que el sector se sostenga y se amplíe. Por eso esta será la segunda edición donde implementamos, en conjunto con el Instituto Cultural, el Programa de Librerías, que otorga a 20 librerías de la ciudad (de La Plata), una suma de dinero para que compren en la feria con el 50 por ciento de descuento”.

La Feria de Editores (FED) y Edita lograron “un reconocimiento singular del sector editorial, compartido entre las centenares de editoriales que han crecido en todo el país y que pueden tener así un conjunto de experiencias para replicar en cada punto del territorio, en la medida de las posibilidades locales”, comenta Aprea y pondera que la propia Provincia de Buenos Aires, a través del Instituto Cultural, ha tomado el Apoyo a Ferias como uno de sus programas más importantes lo que se tradujo en estímulos a ferias en Tandil, Necochea, Chacabuco y Azul, entre otras. Magallanes, el editor de Malisia, enfatiza que en Edita la prioridad la tienen aquellas editoriales cuyos ingresos representan el principal sostén económico para sus editores y trabajadores y no participan editoriales nacionales o multinacionales que ya cuentan con grandes aparatos de prensa, marketing y publicidad o enormes capitales financieros provenientes de otras actividades ajenas a la edición. En la feria platense sólo participan editoriales que imprimen sus libros en Argentina. Ahora más que nunca, Edita apuesta por el sostenimiento del trabajo del sector gráfico argentino.

*Sábado 2 de 12 a 21 horas; domingo 3 de 15 a 21 horas. La programación completa se puede consultar en acá.