¿Cómo soportará la historieta los avatares por venir? Con la experiencia que ya ganó, con la confianza que aportan los libros publicados. Con mayor o menor catálogo, los sellos editores persisten; y ante tiempos oscuros (y villanías) como los que se avecinan, nada como las peripecias heroicas. En los últimos meses, varios libros de sellos locales comenzaron a circular por bateas, con géneros diversos y autoría repartida.

Con el primer volumen de Mundus, Rabdomantes Ediciones recupera otra de las obras de Mauro Mantella, uno de los mejores guionistas del panorama actual, de quien el sello ya editó El Hombre Primordial y Fantaciencia, entre otros títulos. Con un espléndido, detallado y obsesivo trabajo del dibujante Mauro Lirussi, Mundus es una plasmación virulenta del ánimo de Mantella, allá por 2007. Según sus palabras, en el prólogo: “En aquel momento escribí una historia sobre la muerte, mientras me sentía muerto en vida (…) pero Mundus fue la primera liana que pude manotear para comenzar a salir de ese pantano”. La publicación seriada original fue en el portal de cómics Viñeta Uno (https://vinetauno.com/) y el libro es un acto de justicia, porque permite apreciar, así como la narrativa de Mantella, el trabajo virtuoso, en blanco y negro, de Lirussi -quien sería relevado para una segunda parte, todo un desafío para quien tome los lápices-.

De manera coincidente a la premisa supuesta por la serie Lost, Mundus es un no lugar donde despierta un grupo de personas. La muerte los ha llevado allí, a convivir de manera forzada, mientras averiguan dónde están, junto a la ayuda de algún extraño pero familiar personaje. Los tiempos históricos se tuercen entre el mito y la verdad -a diferencia de Lost, aquí sí se persigue una explicación plausible-, y el grupo se fusiona, a los fines narrativos, como una entidad de caras cambiantes. Un guion bárbaro, en la línea de las historias complejas de Mantella, con varios personajes, referencias cruzadas, y -lo más importante- estructura narrativa.

Otro guionista (dibujante también), requerido y con actividad creciente es Lubrio (Luis Roldán). Entre sus trabajos recientes figuran El último recurso vol. 3: El fin de nuestros elaborados planes (dibujos de Kundo Krunch, edición de Libera La Bestia), Una clase de magia (dibujos de Aleta Vidal, por Cápsula Ediciones) y Favor con favor se paga (con Nicolás Viñolo, editado por el sello local Multiversal Ediciones). Favor con favor se paga centra su atención en un juego o recuerdo de niñez, cuando la pelota cayó en la casa embrujada y el riesgo por recuperarla tuvo consecuencias. El péndulo entre aquel hecho y el presente signa la vida de la protagonista: si los fantasmas existen, más tarde o más temprano, hay que salir al encuentro. La tarea del dibujante mendocino se disfruta por su puesta en página, su trazo ágil y atractivo, y las variaciones cromáticas, merced a una impresión a color impecable.

Con Ceferino Namuncurá y el Valle Perdido (Rabdomantes), el guionista Roberto Barreiro se la pasa en grande en la ucronía que construye, donde hace convivir sus gustos y licencias históricas: en 1912, el reino de Wallmapu es defendido por su mejor héroe, Ceferino Namuncurá, atento a las felonías del general Roca y su agente Francisca. Hay dinosaurios, Gólem, y pozo petrolífero en Neuquén: las fuerzas oscuras, como siempre, están alertas para sus negociados. Todo esto con un clima de aventuras que Barreiro contagia al dibujante tucumano (y rosarinizado) Javier Oliver, y que éste transmuta en un despliegue gráfico cercano a la denominada “línea clara”. De este modo, la influencia, por ejemplo, de Albert Uderzo -el papá gráfico de Astérix- no es ajena a una idiosincrasia propia, en la que el mismo Patoruzú es sardónicamente (re)dibujado por Oliver: un guiño polémico, pero no menos histórico, habida cuenta de la reconocida influencia del indio de Dante Quinterno en la historieta Astérix.

En otro orden, Gastón Flores, guionista rosarino de trayectoria, recopila unitarios en la antología Avalancha y lanza su nuevo proyecto editorial: Studio Ergo Sum. A partir de los varios trabajos de Flores, el libro reúne una galería de dibujantes notable: Juan Frigeri, Lisandro Estherren, Sergio Tarquini, Pablo de Bonis, y Gonzalo Martínez. Frigeri y Estherren hoy trabajan en Marvel y DC, respectivamente; los unitarios suyos, que Avalancha recupera, fueron publicados originalmente en revista Términus, aquel proyecto ejemplar de la historieta rosarina, con Flores como uno de sus responsables. Tal la premisa, Avalancha permite un recorrido gráfico variado, con la pluma de Flores como vértice. Entre los dibujantes destaca también Sergio Tarquini, con quien el guionista publicó recientemente (con edición de Rabdomantes) Silver Sigma, una de aventuras y ciencia ficción, con cazadoras de recompensas y un robot de problemas éticos.

Como se ve (o se lee), libros y talentos hay; eso sí, siempre a partir de la voluntad de trabajo de sus artífices: César Libardi en Rabdomantes, Mariano Abrach en Multiversal, y ahora Gastón Flores con Studio Ergo Sum: los tres, surgidos de la historieta y decididos a sostener sus sellos para posibilitar páginas a artistas y lectores. Es decir, la tarea la sostiene el propio amor por el medio. Si éste no existiera, nada habría por aquí. Como se sabe, la ciudad de Fontanarrosa es un tanto ingrata a la hora de dar trabajo a sus hijas e hijos gráficos.