El papa Francisco insistió este sábado en la Cumbre del Clima COP28, que se celebra en Dubái, en su pedido para constituir un fondo con el dinero que se usa en armamento para combatir el hambre y promover medidas que sirvan para frenar el cambio climático.
"Cuántas energías está malgastando la humanidad en las tantas guerras en curso, en Israel y Palestina, en Ucrania y en muchas regiones del mundo", expresó en un discurso leído por su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, ya que el Sumo Pontífice no pudo asistir por sufrir una inflamación pulmonar.
En el mensaje, destacó que esos conflictos "no resolverán los problemas, ¡sino que los aumentarán! ¡Cuántos recursos se malgastan en armamento, que destruye vidas y arruina la casa común!".
"Lanzo de nuevo una propuesta: con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituyamos un Fondo mundial para acabar de una vez con el hambre y llevar a cabo actividades que promuevan el desarrollo sostenible de los países más pobres, para combatir el cambio climático", añadió Jorge Bergoglio.
Para el papa Francisco, la única solución es "el multilateralismo" tanto en el cuidado del medioambiente como en la búsqueda de la paz, "las temáticas más urgentes y que están mutuamente relacionadas".
"Un punto de inflexión"
Francisco instó a que la COP sea "un punto de inflexión" para "una aceleración decisiva hacia la transición ecológica" y que no se culpe a los países más pobres, que son responsables "de apenas el 10% de las emisiones contaminantes" y "las víctimas" del cambio climático.
"¡Dejemos atrás las divisiones y unamos las fuerzas! Y, con la ayuda de Dios, salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso", comentó.
Destacó que "ahora más que nunca, el futuro de todos depende del hoy que escojamos", porque "la devastación de la creación es una ofensa a Dios" y el mundo tiene la "gran responsabilidad" de "velar porque no se les niegue el futuro" a las próximas generaciones.
"La ambición por producir y poseer se ha convertido en una obsesión", dijo, al criticar "la divisiones" que impiden el avance de las negociaciones internacionales y las "posturas rígidas, cuando no inflexibles, que tienden a proteger los ingresos propios y de sus empresa", pero "el mañana que, nos guste o no, será de todos o no será".
Tras recordar los pasos dados en Río de Janeiro en 1992 y París en 2016, "urge ahora relanzar el camino" y pidió que "esta COP sea un punto de inflexión, que manifieste una voluntad política clara y tangible, que conduzca a una aceleración decisiva hacia la transición ecológica, por medio de formas que posean tres características: que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente".