Con un paritcular estilo, la futura canciller les advirtió esta semana a una platea de dirigentes industriales sobre una posible crisis energética este mismo verano. "En enero y febrero, el que no tenga generador vaya comprando, no alcanza lo que hay", planteó ante la Conferencia Industrial de la UIA. ¿Qué grado de veracidad tienen las afirmaciones de Diana Mondino? En primer lugar, la probabilidad de que el sistema se sature es baja, ya que según las proyecciones oficiales de Cammesa (administradora del mercado mayorista eléctrico, de composición público-privada) en el 94 por ciento de los escenarios la demanda está cubierta para el verano 2023/24. Por otro lado, ¿cuáles son las definiciones de la futura política energética? ¿Que cada empresa resuelva su propia situación comprando un grupo electrógeno, si es que tiene recursos para afrontar la incorporación de un equipo que no es precisamente barato?
“Las declaraciones de la futura canciller deben ser consideradas en contexto, les habló a los grandes industriales en la Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina. Dijo, por ejemplo, que inviertan en la quinta línea de alta tensión para transportar energía de Yacyterá a la zona centro, y se preguntó por qué ninguno había financiado el Gasoducto Néstor Kirchner que se realizó con fondos del Presupuesto Nacional. Se refirió a las tarifas y dijo que más de la mitad son impuestos, insinuando que el gobierno podría manejarlas otorgando más rentabilidad al sector privado para que invierta”, sostuvo Juan José Carbajales, especialista en temas energéticos, en diálogo con Página 12.
El problema energético en Argentina es la red de distribución y transporte de electricidad, coinciden en señalar fuentes del sector. Mientras en otros episodios hubo obstáculos en la generación de energía, debido a la escasez de agua emn las centrales hidroeléctricas, o gas que impedía abastecer a las centrales térmicas, en la actualidad hay combustible pero faltan inversiones en las líneas de transmisión.
El verano pasado hubieron cortes de suministro en Capital Federal y el resto del AMBA. Los cables de Edenor y Edesur "son viejos y finos para abastecer a una mayor demanda". Las distribuidoras aducen tener las tarifas planchadas y así justifican la falta de inversiones.
“La segmentación tarifaria sobre la que avanzó este gobierno permitió discriminar por tipo de usuario: las clases altas y grandes industrias pasaron a pagar casi el costo pleno, la tarifa social no se tocó y los sectores medios sufrieron ajustes por debajo de la inflación. La pregunta es cómo ajustará el próximo gobierno a este grupo, si lo hará con un sendero gradual o abrupto”, sostiene Carbajales.
La polémica es sobre el valor agregado de distribución (VAD), que es la parte de la tarifa que se llevan las distribuidoras, que en este momento "está pisado", pero durante la gestión del macrismo aumntó fuertemente sin garantizar inversiones.
El sector energético en Argentina se desarrolló bajo una fuerte tutela del Estado Nacional “en un contexto de creciente déficit energético externo, resultante del declino estructural en la producción de gas y petróleo, y costos de abastecimiento crecientes”, sostuvo el economista Esteban Kiper en Cenital. Pese al cambio de políticas que se espera a partir del 10 de diciembre, por la urgencia que demandan ciertas obras, como la construcción de líneas de alta tensión para darle más solvencia y seguridad al sistema, es muy probable que deba hacerlas el Estado. “Durante los años 90, con estabilidad macroeconómica y un marco regulatorio de mercado muy consolidado, no se avanzó prácticamente nada en el desarrollo del sistema de transporte”, agregó Kiper.
La Secretaría de Energía ya licitó y adjudicó obras para el tendido nacional por 3.500 MW (megavatios), que permitirá cubrir los picos de demanda de potencia por un año y medio aproximadamente. Esto ya está en manos del sector privado y depende de que las obras se hagan en tiempo y forma. Por otro lado, para este verano no se esperan olas de calor fuertes, según informa el Servicio Meteorológico Nacional.
Teniendo en cuenta la Programación Estacional que cada año elabora Cammesa para el sistema eléctrico nacional, existe una probabilidad de 6 por ciento de no poder abastecer a la demanda con las reservas adecuadas, y que deban requerir medidas como la importación de energía o restricción de la demanda de algún gran usuario. Cammesa pronostica una potencia máxima demandada de 30.100 MW en el verano 23/24, mientras el máximo histórico que ocurrió el 13 de marzo pasado fue de 29.105 MW. La probabilidad de abastecer el pico máximo con las reservas requeridas, por lo tanto, es del 94 por ciento.
Hay condiciones atípicas en la demanda de energía. El año pasado, por ejemplo, hubo temperaturas récord de 31 grados durante marzo mientras que el promedio histórico era de 22. Además el horario pico de consumo se registró a las 15 horas, lo cual tiene que ver con el avance de las tecnologías y el home-office ya que antes los picos residenciales se daban entre las 18 y 20 horas.
En cuanto a los costos de abastecimiento, Cammesa prevé una disminución sensible respecto del año anterior, lo cual está vinculado con la disponibilidad de gas proveniente de Vaca Muerta y con mayores recursos hídricos dadas las últimas lluvias en la zona norte. En enero 2023/24 se prevé un costo real de 60 dólares por MW por hora mientras que en igual mes del año anterior superaba los 80 dólares.
Y si hubiera necesidad de afrontar una situación de escasez energética, como sugiere Mondino, ¿cuál es el costo de un generador eléctrico para la industria? Las fuentes consultadas indican que uno con capacidad de 250 KW, que sirve para alimentar 170 KW (lo cual es poco para una industria), cuesta alrededor de 140.000 dólares si se abastece a gas y 75.000 dólares si lo hace a base de gasoil. A este costo debe adicionarse la cisterna para traer el combustible. Es decir, toda una ingeniería que, salvo en casos excepcionales, como puede ser un sanatorio u hospital, no es accesible ni recomendable.