Sin elecciones ni fútbol, pero con marcha, Boca vivirá un domingo movilizado. Hinchas y socios autoconvocados tienen previsto reunirse en el Parque Lezama para ir en procesión hasta la Bombonera. Riquelme se adelantó a la oposición y empieza a ganar la calle. Desde un video, ya anunció que los acompañará. La dupla Ibarra-Macri apostó a otro escenario. Apeló a la Justicia para postergar las elecciones y ganar tiempo hasta la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada. En los últimos días había sido local en Tribunales. Pero juega de visitante en el barrio y en la cancha donde se respira la pasión popular. Los comicios en el club, postergados primero y suspendidos después por una denuncia del exministro de Juntos por el Cambio, exempleado de SOCMA y candidato a presidente, tienen fecha incierta. Tal vez el domingo 17 de diciembre o su aplazamiento indefinido hasta 2024.
La arriesgada apuesta judicial de Ibarra impidió que casi 98 mil socios pudieran votar. Entre ellos está el economista ultraderechista que gobernará el país desde el domingo 10. Boca invirtió una suma de dinero muy importante en las enormes carpas colocadas sobre el césped de la Bombonera (refrigeradas y con wifi) para que la gente se sienta cómoda. No se podrán usar.
Milei es socio y paga la cuota. Igual que Ramiro Marra, a la espera de un cargo en el nuevo gobierno nacional de la Libertad Avanza cogestionado con el PRO de Macri, Mauricio. El primero se zambulló en la interna boquense y ya se ilusionó con la llegada de Martín Palermo como técnico si gana la oposición. Su eventual presencia en el estadio como presidente electo era un motivo de preocupación para el oficialismo. Por la seguridad que debía brindársele. Pero esa hipótesis quedó descartada con la suspensión. Ahora es todavía más difícil predecir si irá a votar en ejercicio de su cargo. En otro coliseo, el Teatro Colón, fue abucheado durante la ópera Madame Butterfly un día antes de que ganara con el 55,65 por ciento de adhesión la segunda vuelta contra Sergio Massa.
Si Milei renegó de su condición xeneize después de la final en Madrid y parece que se arrepintió, Macri no va a la Bombonera hace años. Una de sus últimas visitas fue como presidente de la Nación. Acompañó a su colega francés, Francois Hollande, el 25 de febrero de 2016. Se sacaron fotos, patearon una pelota y al visitante le entregaron camisetas de Boca y la selección argentina. Todavía gobernaba el club Daniel Angelici. El exdirigente que armó con buena parte de su gente la lista opositora que encabeza Ibarra, pero que bajó muchísimo el perfil porque no quiere verse envuelto en el conflicto que se armó con la denuncia que frenó los comicios.
El termómetro de la calle y de la Bombonera puertas adentro le provoca buenas sensaciones al oficialismo de Riquelme-Ameal. “Si había elecciones hoy, los pasábamos por arriba”, le dijo a Página/12 un directivo cercano a Román. Pero el país no tendrá el mismo contexto político en una semana más. Milei será presidente y no Massa, un dirigente muy cercano al máximo ídolo boquense. Tampoco estará Ricardo Nissen en la Inspección General de Justicia (IGJ), un profesional muy crítico de los proyectos peregrinos de las SA para el fútbol como los que viene propalando Macri hace décadas. Sí continuarán muchos jueces sensibles a escuchar los reclamos de la oposición.
Es el caso de Alejandra Abrevaya, quien tiene a su cargo el juzgado civil N° 11 de la Nación y fue recusada por la actual comisión directiva de Boca, el fallo con que suspendió las elecciones el martes pasado contenía al menos seis errores de fechas. En el más evidente, confundió los sábados y domingos del calendario 2023 con los jueves y viernes del año 2021, período tomado como base por la oposición para activar sus denuncias de presunto fraude. Apartada del caso, ahora la Cámara Civil debe decidir a un reemplazante.
Durante la audiencia de conciliación a la que fueron citadas las partes por Abrevaya hubo momentos de tensión. Aunque la jueza remarcó el clima de diálogo que intentaba propiciar, hubo cruces con los apoderados del club. “La reunión fue extraña, incluso grosera en las formas. Avanzó sobre el fondo jurídico de la cuestión, pero no le importaron las fundamentaciones normativas que dio Boca. Con la otra parte no tuvo ni un sí, ni un no. Les daba la razón a ellos”, le confió a este cronista una fuente que tuvo acceso al contenido del encuentro.
Quedó claro que entre los argumentos a qué apeló el actual oficialismo -y en 2019 cuando era oposición- hay uno de peso. En la gestión anterior se incorporaron al padrón 51.473 nuevos socios. Unos 38.109 más que los cuestionados hoy. Desde aquel momento, incluso, el padrón bajó ligeramente. Lo denunció el oficialismo en un comunicado el 28 de noviembre: “En diciembre de 2019 había 115.123 socios activos, y les respetamos su derecho a voto. Ahora hay 114.665, es decir que el club tiene actualmente menos socios de los que había en 2019, no habiendo nada irregular, demostrando una vez más que lo único que quiere la oposición es que los hinchas no voten”.
Hace cuatro años la Justicia rechazó la denuncia de la fórmula Ameal-Riquelme mediante un fallo de la sala G, de la Cámara Civil. Si en aquella oportunidad no había irregularidades y se votó con normalidad, en ésta, con muchos menos socios impugnados -13.364 para Abrevaya o menos aún- debería colegirse que pasó otro tanto. ¿Por qué la Justicia dictó fallos tan opuestos en dos casos semejantes? ¿Por qué los socios que sumó la gestión anterior tenían plenamente vigentes sus derechos a la hora de votar y ahora no? A la lista que lidera Riquelme no le caben dudas: “No existieron las anomalías y sí un trasfondo político”, dicen en sus filas.
Un detalle adicional que no trascendió en los medios es la acción colectiva de declaración de certeza que presentó un grupo de socios en la Justicia Federal. Se anticiparon a preguntarle al magistrado Patricio Marianello, a cargo del juzgado Civil y Comercial N° 5, si estaban habilitados para votar. No se conoció la respuesta del juez si la hubo. Tampoco por qué su colega Abrevaya firmó su fallo a la 1.40 de la madrugada del martes pasado. Un horario inusual pero ideal para salir publicado en los medios a la mañana siguiente.