La canción se puso de moda en 2015, antes del balotaje entre Mauricio Macri y Daniel Scioli. “Olé, olá/ olé olá/ a los ’90 no volvemos nunca más.” Pero ganó Macri. Ocho años después, ahora ya hay un Menem en danza. Martín, hijo del ex senador Eduardo y sobrino del Presidente 1989-1999, será presidente de la Cámara de Diputados. Por razones obvias aquella canción no se canta más. Predomina el humor negro y la pregunta es si el 10 de diciembre quien asumirá la Presidencia no será Carlos Saúl Milei. Pero, ¿por qué no Carlos Saúl Mauricio Domingo Felipe José Alfredo Milei? No solo el fantasma de Menem busca un lugar en la oscuridad de la Quinta de Olivos, donde ya dijo que se instalará el nuevo Presidente. Andan por ahí los espíritus de Martínez de Hoz, Cavallo y Macri.
No parece sensato hacer pronósticos sobre cómo funcionará todo ese mejunje. Vaya uno a saber. Pero como al final no hay novatos sino casta, y casta de brahamanes del establishment, cada personaje muestra una historia conectada a una línea de negocios.
El gran símbolo es Rodolfo Barra, designado como futuro procurador del Tesoro, es decir jefe de los abogados del Estado. La DAIA, que en sus documentos se autodefine como “Representación de la comunidad judía argentina” sin haber consultado a todos los judíos argentinos, ya disculpó a Barra por su pasado nazi. En un comunicado dijo haber recibido “un pedido de disculpas por sus horrorosas conductas y manifestaciones”. Como no aclara si habla solo de la pertenencia de Barra a Tacuara, queda por saber si las conductas horrorosas incluyen también las que siguen:
*En 1990, como miembro de la mayoría automática de la Corte Suprema, el abogado administrativista Rodolfo Barra votó el per saltum por el que el tribunal supremo resolvió anular un fallo de primera instancia que había frenado la privatización de Aerolíneas Argentinas. La Corte se adelantó a la cámara respectiva alegando urgencia por la “gravedad instucional”. La iniciativa privatizadora salió de otro administrativista, el entonces ministro Roberto Dromi.
*Con Menem, de quien se definía como “un soldado”, Barra fue viceministro del Interior y viceministro de Obras Públicas. Entre otras cosas, redactó los pliegos de peaje de varias autopistas.
*Mencionado como miembro del Opus Dei, la orden especial que fue el sustento de Juan Pablo II y ahora erosiona a Francisco desde que el Papa le rebajó la jerarquía especial, a Barra Menem lo nombró también asesor presidencial para la defensa de los niños no nacidos. Era un eufemismo para llamar a un cruzado contra la legalización del aborto. Es un tema que interesa a la vicepresidenta electa Victoria Villarruel, también afín al legado de Josemaría Escrivá de Balaguer. Aunque no la apasiona tanto como la reivindicación de la dictadura a través del cuestionamiento a los juicios democráticos contra los asesinos, torturadores y ladrones de bebés.
*Ligado a empresas de obra pública como SADE, Barra también fue abogado de Eduardo Eurnekian, patrón del presidente electo, del futuro ministro del Interior Guillermo Francos y del próximo jefe de Gabinete Nicolás Posse.
*Como en la Argentina las puertas giratorias tienen velocidad de vértigo, ni Menem ni Barra tuvieron problemas en que el abogado de las conductas horrorosas terminase con un cargo de director del ORSNA, el organismo de control de los aeropuertos. El gremio de Aeronavegantes, en ese momento encabezado por Alicia Castro, en 1998 hizo una demanda en la Justicia pidiendo que anulara una decisión del ORSNA que aprobaba un convenio entre la Fuerza Aérea y Eurnekian por el que éste se haría cargo de las compras relacionadas con la seguridad aérea a cambio de un canon.
Si como abogado del Estado Barra termina no defendiendo al Estado, nadie podrá reprocharle inconsistencia con su biografía. Y tampoco sería muy original. Ya ocurrió lo mismo en ese puesto con Bernardo Saravia Frías, el abogado de Macri que antes de asumir había representado a empresas extranjeras en litigio contra el Estado argentino.
Menos conocido que Barra, si no hay cambios de último momento Eduardo Rodríguez Chirillo puede ser el próximo secretario de Energía. También experto en privatizaciones, Chirillo estuvo ligado a Domingo Cavallo a través de Carlos Bastos. Bastos fue secretario de Energía con Cavallo-Menem. Se encargó de privatizar la empresa eléctrica estatal SEGBA y también Gas del Estado. Fue directivo de la empresa norteamericana Enron y ministro de Infraestructura de Fernando de la Rúa cuando Cavallo volvió a ser ministro de Economía en 2001. Después de ese año fue testigo de Enron y la italiana Camuzzi en los juicios de esas empresas contra el Estado nacional. Es director de Metrogás desde 2020. Representa a un socio minoritario de la compañía que también fue figura política con Menem: el ex presidente del bloque peronista de diputados y ex ministro del Interior José Luis Manzano.
Cordobés como Bastos y Cavallo, Joaquín Cottani fue subsecretario de Política Económica y luego de Financiamiento en el Ministerio de Economía con Cavallo. En esos tiempos se concretó el Plan Brady, el canje de títulos de la deuda externa por el que la deuda con los bancos pasó a ser deuda en títulos públicos con los que, entre otras cosas, fondos y bancos extranjeros compraron activos de empresas del Estado. Después revistó en Lehman Brothers, el Citi y Standard & Poor’s. Su futuro jefe, Luis “Toto” Caputo, ex ministro de Financiamiento de Macri, le dio la bienvenida en X como un protagonista de “los mejores momentos de los ‘90”. Cottani solía escribir papers a cuatro manos junto con Cavallo.
Caputo, el ex y futuro ministro, es el mismo a quien Macri y su jefe de Gabinete, Marcos Peña, caracterizaron como “el Messi de las finanzas”. Cuando escuchó esa definición, el economista Arnaldo Bocco, dos veces director del Banco Central con gobiernos peronistas y el mayor estudioso de la deuda externa, fuga incluida, declaró a LU14: “Cuando dicen que Caputo es Messi no sabés con qué camiseta juega, si con la nuestra o la de otro país”. Bocco dijo en 2018 que “la persona que Macri puso para resolver la crisis no tiene ninguna capacidad intelectual para enfrentarla”. En ese momento Caputo era ministro de Finanzas, en tándem con el ministro de Economía Nicolás Dujovne. Luego fue presidente del Banco Central en reemplazo de Federico Sturzenegger, otro economista admirado por Milei.
La referencia a la falta de capacidad intelectual fue desarrollada por Bocco en una columna publicada aquí mismo, cuando el equipo de Macri eligió reconectarse al FMI y revertir así la desconexión resuelta en 2005 por Néstor Kirchner y Lula. “La llegada del FMI, con sus ajustes fiscales implacables y su opción neoliberal más extrema, ignoró la crisis externa, y puso al descubierto el error político y teórico de buscar una solución con el enfermizo enfoque del efecto fiscal en el déficit”, escribió. “En la Argentina lo que escasea es el dólar”, agregó antes de ironizar sobre qué partitura tocarían los economistas del Banco Central: la número seis de Piotr Tchaikovsky. La Patética. En ese mismo 2018, pero el 3 de septiembre, Alfredo Zaiat escribió en Página/12 que la Argentina había perdido reservas no solo por la dinámica propia de la crisis cambiaria. “La ineptitud en su administración y/o en facilitar negocios para los amigos la ha acelerado”, señaló. A la vez, mencionó, en relación con la gestión de Caputo, “fabulosos negocios que entregó a bancos internacionales con la emisión desaforada de bonos de la deuda, y a financistas y cambistas en general con el regalo de dólares a precios baratos”.
Como Barra, Cottani, Rodríguez Chirillo y Bastos, Caputo ocupó cargos claves en el sector privado. Fue jefe de trading para América Latina del JP Morgan y directivo del Deutsche Bank, del que fue presidente en la Argentina. Todo eso antes de crear Axis, su propio fondo de inversiones. Su pariente Santiago Caputo es asesor de Milei.
Lo mismo de Barra y Caputo sucede con Diana Mondino, futura canciller con participación en directorios de grandes empresas. También vinculada al sector financiero, Mondino acaba de compensar la ideología anti-BRICS de Milei con cierta dosis de realismo al suturar heridas con Brasil y China. Se explica: cordobesa y ex directora de la Fundación Mediterránea, sabe que sin negociación con Brasil y China es imposible seguir con un alto nivel de intercambio privado. Le consta que sin ese intercambio o ensamble las automotrices, los sojeros y los aceiteros de Córdoba quebrarán y deberán ahogar las penas en Fernet.
La lista de funcionarios con una historia digna de Forbes es inagotable. El próximo embajador en los Estados Unidos será Gerardo Werthein. Con negocios financieros y agropecuarios, ilustra la estrecha relación de Milei con un sector que cada vez dará más que hablar: los judíos ultraortodoxos de Jabad Lubavitch. En la vida no todo es el Opus de Barra.