Desde Caracas
Venezuela volvió a las urnas luego de dos años. Esta vez fue para una elección atípica anunciada el pasado mes de septiembre: un referéndum consultivo acerca del territorio en reclamación al oriente del país, conocido como Esequibo o Guayana Esequiba, en disputa con el vecino país Guyana de 800.000 habitantes y habla inglesa.
La jornada transcurrió con tranquilidad como se hizo costumbre en las últimas contiendas en el país, y se prolongó dos horas más por decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE). El resultado anunciado por el presidente del CNE, Elvis Amoroso, indicó que el “sí” ganó en las cinco preguntas con más del 95%, con una participación de más de 10 millones 500 mil electores que pudiera incrementarse con las horas, es decir alrededor de 50% del padrón electoral, un número superior a las dos elecciones anteriores.
Uno de los primeros en votar fue el presidente Nicolás Maduro, a las seis de la mañana: “vamos a salir más fuertes como país, a hablar duro y claro, la voz de Venezuela se va a hacer una sola porque decide un pueblo entero”, afirmó. Maduro, como fue la tónica durante toda la campaña, apeló a la idea de una causa nacional y no del chavismo, elemento central de la narrativa oficial que abrió las puertas a la participación de los partidos opositores en el referéndum.
El voto opositor
Lo atípico de la contienda no fue únicamente el tema sufragado, sino la participación de la mayoría de la dirigencia de la oposición en las urnas. Votaron el domingo, por ejemplo, los ex candidatos presidenciales Henrique Capriles Radonski y Javier Bertucci, el dirigente Henry Ramos Allup del partido Acción Democrática, el próximo candidato presidencial con perfil de outsider Benjamín Rausseo, alcaldes y gobernadores de la oposición.
“Venimos acatando el mandato de la Plataforma Unitaria, que acordó y recomendó a los venezolanos analizar las preguntas, opinar y votar en este referendo que nos permite después de la revisión y reflexión de cada pregunta opinar para defender un pedazo de tierra”, afirmó Manuel Rosales, gobernador del Estado Zulia, del partido Un Nuevo Tiempo.
“Soy un opositor a los que hoy están en el poder (…) pero es importante que defendamos la soberanía nacional, hay que saber dividir el trigo de la paja”, dijo por su parte Luis Florido, dirigente opositor, luego de ejercer su voto.
La disonancia provino de María Corina Machado, ganadora de las primarias opositoras del 22 de octubre, quien llamó a no acudir a las urnas, y a “suspender” el referéndum, en línea con la demanda de Guyana. Su posición fue compartida por Voluntad Popular, partido aliado a Machado en las primarias, aunque algunos de sus dirigentes se distanciaron del partido para llamar a votar.
Guyana
El presidente guyanés, Irfaan Alí, grabó un mensaje en la mañana del domingo. “Quiero advertir a Venezuela que esta es una oportunidad para que demuestren madurez, para que demuestren responsabilidad, y permitir que el estado de derecho funcione y determine el resultado de esta controversia”, afirmó ante la cámara.
Se dirigió a su vez “directamente al pueblo venezolano”: “somos sus vecinos y se nos enseña a amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos, mucho después de esta controversia viviremos juntos como vecinos”, dijo, con la bandera de Guyana a sus espaldas.
El día anterior se había pronunciado el vicepresidente, Bharrat Jagdeo, con un discurso de tono más duro: “todas las opciones están sobre la mesa para la defensa de nuestro país. Hasta ahora hemos explorando vigorosamente la ruta legal y hemos tenido éxito allí, hemos explorado la ruta diplomática y hemos tenido un éxito abrumado allí. Y ahora estamos explorando la cooperación en materia de defensa con varios países”. Jagdeo retomó así el anuncio realizado días atrás acerca de la posibilidad de instalar “bases militares” junto a Estados Unidos en el territorio en disputa.
El paso siguiente
Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, ratificó el día domingo que se crearía el estado 24 de Venezuela una vez aprobado el referéndum, tal como lo indicaba una de las preguntas de la consulta que, por esa misma razón, generó varias tensiones internacionales.
“La pregunta cinco comienza en si la gente está de acuerdo en que se cree el estado Guayana Esequiba, y cuando hicimos la campaña y hacíamos referencia a las preguntas esa era la que generaba más emoción, porque no solo es el Estado, es la cédula, la nacionalidad y son los planes de desarrollo para esa zona, que siempre ha sido nuestra, no le estamos quitando nada a Guyana, eso nunca ha sido de Guyana, eso siempre ha sido de Venezuela”, afirmó.
Al cierre de la jornada de votación también fue difundido por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y al frente de la campaña, un video donde se mostró a un grupo de venezolanos, indígenas en su mayoría, bajando una bandera de Guyana de un mástil y cambiándola por una venezolana. La acción fue realizada en la Sierra de Paracaima, parte del territorio en reclamación, donde el mismo Alí había izado la bandera guyanesa días atrás.
La pregunta principal es qué seguirá luego del resultado. Cuáles son los pasos previstos por Caracas para avanzar en su anuncio de crear un nuevo estado -provincia-, y cuáles por parte de Georgetown, que apuesta a la resolución de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre su demanda, mientras que Venezuela no reconoce la jurisdicción de la CIJ en esta controversia en vista del Acuerdo de Ginebra de 1966.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, país que comparte frontera con Venezuela y Guyana, afirmó el domingo desde la COP28 en Dubái: “espero que el sentido común prevalezca del lado de Venezuela y Guyana (…) si algo que el mundo no necesita, ni tampoco América del Sur, son problemas”. Ya había trascendido que Celso Amorín, excanciller brasileño, había estado en Caracas la semana anterior para abordar este asunto.
La escalada de tensiones entre ambos países sudamericanos podría seguir en aumento. Se trata de un territorio sobre el que Venezuela reclama la soberanía, y que, desde el año 2015 se sabe que posee unas reservas de cerca de 11.000 millones de barriles de petróleo explotados en su gran parte por ExxonMobil.