El Banco Central elevó las tasas de interés hasta el 38 por ciento anual en 2016 y este año la mantuvo en 27 por ciento para frenar el proceso inflacionario. Pero los datos duros no muestran mejoras en materia de precios. La inflación se mantiene entre 20 y 30 por ciento: un rango idéntico respecto del promedio de los últimos siete años. La autoridad monetaria insiste en que su plan de metas de inflación es el adecuado para un país como la Argentina y que con una única variable (la tasa de interés) tiene la capacidad de contener las remarcaciones. La práctica muestra que los elementos que inciden sobre los precios son varios y economistas tanto del progresismo como del arco conservador le reclaman al Central un programa integral contra la inflación.
Uno de los principales problemas de mantener estos niveles de tasa se registra en la actividad. Existen distintos modelos teóricos para argumentar que una tasa de interés elevada y persistente a lo largo del tiempo impacta sobre el volumen de la inversión y el movimiento del mercado interno. En la autoridad monetaria presentan estudios en los que busca negar esta causalidad pero nuevamente los datos la refutan. El rebote del PIB a partir de agosto pasado no es suficiente para compensar los retrocesos del año pasado y los consultores de la city analizan el próximo año con escenarios de crecimiento moderado.
La producción de acero es un dato interesante para analizar por su relación con la economía productiva (la economía real). Se publicó esta semana que la producción de acero aumentó un 28 por ciento en septiembre. Pero cuando se revisan los volúmenes producidos este año respecto de los producidos en años anteriores, el actual rebote estadístico pierde relevancia. En números redondos, en septiembre de este año se fabricaron 413 mil toneladas de acero crudo, cuando en 2016 se había fabricado 322 mil toneladas, en 2015 unas 446 mil toneladas, en 2014 unas 463 mil, en 2013 unas 462 mil, en 2012 unas 396 mil y en 2011 unas 472 mil. Los datos de la Cámara Argentina del Acero registran una situación idéntica para otros rubros importante del sector como hierro primario, laminados terminados en caliente y planos laminados en frío.
Revisar estadísticas sectoriales y el volumen de producción agregada de actividades como la industria en los últimos años es una tarea interesante para empezar a mirar con precaución los indicadores del Indec. Los datos del centro de estadística oficial causaron euforia en los últimos tres meses por las elevadas tasas de expansión de la rama manufacturera, la construcción y el PIB. Se registraron variaciones más propias de economías como China que de un país como la Argentina, que cuenta con la séptima inflación más elevada del mundo, el equivalente a 25 mil millones de dólares de déficit fiscal y 20 mil millones de dólares de déficit de cuenta corriente. Al analizar no sólo la foto sino toda la película de los indicadores las interpretaciones cambian.
Las consultoras privadas registran este fenómeno con sus mediciones desestacionalizadas. Fiel y Orlando Ferreres realizan una estimación de producción industrial todos los meses. Los datos para agosto registran que, a pesar de que no hubo cortes invernales de gas importantes, se desaceleró la producción de la rama manufacturera respecto de julio. Los niveles de producción del conjunto de la industria siguen debajo de años anteriores y el desafío es cada vez mayor: mantenerse en el mercado frente a la competencia de la apertura comercial.