El bloqueo de la frontera entre Polonia y Ucrania desde hace un mes por parte de camioneros polacos impide que los soldados y médicos en el frente de batalla puedan recibir equipos esenciales del extranjero a través de esta ruta logística crucial en el marco de la guerra contra Rusia, al tiempo que la situación impacta negativamente en la economía ucraniana.
Desde el 6 de noviembre, tres pasos fronterizos entre ambos países --y desde el pasado jueves un cuarto-- permanecen bloqueados por camioneros
polacos que protestan por los efectos negativos que ha tenido sobre sus ingresos la entrada de
transportistas ucranianos en el mercado de la Unión Europea (UE) pese a no pertenecer al grupo regional, lo que según ellos produce una competencia desleal.
Unos 2.500 camiones ucranianos están atrapados en el lado polaco de la frontera, según el Servicio Estatal de Fronteras de Ucrania. Así, miles de toneladas de bienes de consumo y combustible no pueden llegar a sus consumidores en Ucrania. Los camioneros que esperan allí están desesperados y piden a los organizadores del bloqueo que pongan fin a la huelga. "Vámonos todos a casa. Esto es lo que pedimos amablemente. Esto no es normal. Algunas personas vinieron aquí y pasaron incluso tres semanas en la cabina", dijo uno de los camioneros afectados, Oleg Treciak.
Debido a esta situación, se espera que los aumentos de precios reflejen los crecientes costos logísticos en Ucrania. Sólo en noviembre el presupuesto estatal perdió el equivalente a 240 millones de euros en tasas aduaneras, según Danilo Getmantsev, jefe de la Comisión de Finanzas del Parlamento. Precisamente, las exportaciones a través de la frontera cayeron un 40 por ciento debido a la falta de camiones.
Las consecuencias en el frente
Anna Skolbushevska, integrante del batallón médico voluntario "Hospitalarios", indicó a la prensa que la vida de los soldados ucranianos está en juego ya que cientos de pedidos urgentes no pueden llegar a sus destinatarios en la primera línea de batalla.
Skolbushevska lidera el equipo de una de las 30 ambulancias que evacuan a soldados heridos desde el frente hacia instalaciones médicas. Esperaba que antes del comienzo del invierno llegaran unos 30 calentadores de sangre térmicos que están estancados en la frontera, mientras que las temperaturas en la línea del frente bajaron muy por debajo de cero. Los calentadores se utilizan para calentar durante las misiones, evitar congelaciones y permanecer preparados para el combate, y también para calentar sueros y soluciones que se utilizan para las transfusiones durante la evacuación de los heridos.
"Sin este dispositivo no podré realizar transfusiones de sangre, ya que no hay otra manera de calentar lo suficientemente rápido la sangre, guardada en el frigorífico, como para tratar a una persona herida", explicó Skolbushevska. Esto podría provocar la muerte o agravar los efectos a largo plazo de una lesión debido a una pérdida crítica de sangre, subrayó. "Simplemente no entiendo cómo a la gente en Polonia se le ocurrió la idea de bloquear la frontera con un país en guerra. Todo el mundo sabe muy bien que casi todo el equipamiento adquirido por los voluntarios para el Ejército llega a Ucrania a través de Polonia. La situación es muy grave, incluso catastrófica", añadió.
La ayuda puede acabar
La UE tachó de "inaceptable" la situación en la frontera. "Desde el principio de las protestas hemos estado intentando discutir con todas las partes. No hay buena fe para encontrar una solución y hay casi una completa falta de implicación de las autoridades polacas", dijo en una rueda de prensa la comisaria europea de Transporte, Adina Valean. Además, advirtió la posibilidad de abrir un expediente de infracción por no cumplir la ley. "Continuamos el diálogo, pero nos reservamos el derecho de intervenir como Comisión, incluso con un procedimiento de infracción contra los que están infringiendo las reglas y no aplicando la ley", detalló.
A todo esto se suma el problema que puede tener el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ante la posible suspensión de la entrega de fondos que le envía EE.UU. si el Congreso norteamericano no llega a un acuerdo. "Nos hemos quedado sin dinero y casi sin tiempo", declaró la directora de presupuesto de la Casa Blanca, Shalanda Young, en una carta al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, que muestra la creciente frustración del presidente Joe Biden, quien pidió al Congreso en octubre un paquete de seguridad nacional de 106.000 millones de dólares que incluía ayuda militar para Ucrania e Israel, pero el asunto produjo divisiones en el Capitolio. "Quiero ser clara: sin acción del Congreso, para fin de año nos quedaremos sin recursos para adquirir más armas y equipos para Ucrania", escribió Young.