“Por suerte encontré el subterfugio de poder dibujar y no tener que dar un discurso”, sonreía pícaro Miguel Rep, ya con su saco fluorescente sobre un sillón y cerca del corazón la medalla que lo distingue como “Chevallier” (caballero) de la Orden de las Artes y las Letras de la República de Francia. La ceremonia acababa de terminar en uno de los salones de la Embajada gala. El emblemático humorista de la contratapa de Página/12 fue distinguido junto a otras personalidades de la cultura argentina –como el editor y ensayista Alejandro Katz o la notable productora cinematográfica Agustina Llambi Campbell- por sus aportes a las relaciones culturales entre ambas naciones, su acercamiento y entendimiento mutuo. La ceremonia estuvo presidida por Romain Nadal, embajador de Francia en la Argentina, y quien destacó el vínculo de los condecorados con la cultura francófona. Entre los flamantes chevalliers destacaron las alusiones a la tríada de valores libertad-fraternidad-igualdad y la importancia del respeto a los derechos humanos.
“Nunca pensé que iba a vivir una situación de solemnidad así, ¿no? Los humoristas estamos siempre con la espada, como San Jorge, contra la solemnidad”, reflexionaba Rep con Página/12 luego de la ceremonia. “En ese dibujo que hice hay una coherencia, la de seguir dibujando hasta en el momento más solemne”, destacaba. El dibujante había comenzado a dibujar antes del comienzo de la ceremonia, retratando a los asistentes y el decorado del palacete de Barrio Norte. Al momento de recibir su medalla, entregó el dibujó al embajador. Además de destacar su trabajo en la prensa nacional e internacional, sus cuarenta títulos publicados, y su “línea clara, humor cáustico y divertida provocación”, Nadal celebró la tarea como muralista y recordó especialmente el que realizó en el Pabellón Argentino del Salon du livre de París, cuando la Argentina fue el país invitado allí.
Aunque laboralmente el vínculo con Francia es reciente –y destacan ahí una serie de videos que hizo sobre la influencia mutua de figuras de las artes y la sociedad de ambos países-, la cultura francófona, y muy especialmente su historieta y humor, fueron centrales en su formación, explica el artista. “El acervo cultural francés que tengo para mí es insolayable. El humanismo francés vertido por mis colegas que me antecedieron, eso es recontrafuerte. Creo que me formé más con el humanismo francés y español, y algo del italiano, que con los yanquis. Yo soy por culpa de Quino, que es quien trajo de contrabando a Sempé y todos esos”, señaló. “A mí me subyugó siempre ese humor elegante que tienen, un humor que no le escapó nunca a lo social, por más que sea pequeño burgués, pero también tiene a un zarpado absoluto como Philippe Vuillemin, con quien tuve la suerte de hacer dibujos en Annecy”, rememoró. “El dibujo francés conlleva una calidad y una exigencia en el humor gráfico, tanto en su contenido como en su línea”, destaca. A la hora de señalar responsables de su formación, Miguel suelta una catarata de nombres, pero siempre vuelve a uno: (Jean-Jacques) Sempé.
“Sempé es realmente, me parece, el mayor humorista gráfico de todos los tiempos. Lo sigo pensando, hay una coherencia en él, en su mundo gráfico, en su humor, en su manera de ver el mundo, desde Le Petit Nicolas hasta las tapas de las revistas. Si me sacan a Sempé, me caigo, como si me sacaran a Quino, también me caigo. Eso significa para mí este reconocimiento de Francia, es como decir, ‘ah, leyeron bien que yo los leía’”.
Más allá de sus naturales lecturas de infancia (el Astérix de Goscinny y Uderzo, otros dos autores muy vinculados a la Argentina), para Rep también los ‘70 fueron una etapa de prestar atención a lo que pasaba del otro lado del oceáno Atlántico. “Los autores franceses en la dictadura también a mí me servían para ver cosas libres y los de Sempé llegaban de alguna manera porque él te decía las cosas de una manera amable”, recordó.
El tenor de la mayoría de los discursos de agradecimiento aludió sutilmente al momento político que atraviesa argentina. Katz, por ejemplo, señaló que “nos disponemos a defender una vez más el proyecto civilizatorio que una vez más, se encuentra bajo amenaza aquí y en tantos sitios, una amenaza ante la cual repetimos la divisa: libertad, igualdad, fraternidad”. En similar sentido, cuando le tocó subir al estrado Rep consideró que los humoristas gráficos son, “en el fondo, moralistas que estamos del lado del perdedor, del lado de la libertad y de los derechos humanos”, y expresó su deseo de que “siempre el humor gráfico sea culturalmente humanístico, con la verdadera libertad y los derechos humanos”.