Para entender los 90 hay que entender todo el proceso de transición democrática. Fue una etapa muy pujante del feminismo en Argentina y América Latina, tanto los avances de la construcción del movimiento de mujeres - como se denominaba al feminismo en ese momento - y el peronismo de la Capital Federal, que era nuestro caso, fueron parte de ese proceso. Durante el primer gobierno de la democracia hubo avances en materia de política pública y una serie de procesos importantes como significó el Primer Posgrado en Estudios de la Mujer, los Encuentros Latinoamericanos del Caribe, los Encuentros Nacionales de Mujeres y una experiencia estatal con la creación del primer Consejo Nacional de la Mujer.

El Consejo era el feminismo generando espacios abiertos de articulación entre el movimiento y el Estado. Estaba muy claro para nosotras que había que dar un paso hacia la jerarquización y fue una decisión autónoma, una construcción propia que propusimos las mujeres, fundamentalmente del feminismo peronista y abrimos una discusión que dimos junto a feministas académicas, de otros partidos políticos e integrantes de organizaciones de mujeres.

El Consejo Nacional era un coordinador de políticas públicas. El movimiento de mujeres desde la transición democrática hasta esa fecha no habíamos tenido la capacidad de constituirse en lo que es sociológicamente un movimiento social que interpele al Estado, a la sociedad y a las mujeres. Un movimiento social se constituye cuando tiene capacidad de interpelar en distintos ámbitos y antes de eso las cuestiones de género no tenían una legitimación social. El Consejo tuvo como condición abrir el debate sobre la condición social de las mujeres y las cuestiones de género. Cada política abría un debate, era el movimiento dentro del Estado.

Teníamos un 4 por ciento de representantes en las Cámaras de Diputados y Senadores a nivel local y había una brecha muy grande entre la organización de las mujeres y la representación. En una primera etapa, en el año 91, la política más potente fue la Ley de Cupo Femenino, que era un proyecto presentado por las históricas del radicalismo. En el Senado y en Diputados había avanzado entre gallos y medianoche y se votó casi por presión nuestra y con senadores que estaban convencidos de que era solo un gesto y nada más.

El Consejo fue creado el ocho de marzo y el siete de mayo que es el aniversario del nacimiento de Eva Perón, en el marco del acuerdo de diálogo político que convoca el gobierno, llamamos a mujeres representantes de todos los partidos a consensuar el apoyo a la ley. La estrategia fue instalarlo como una política gubernamental. Ahí empezamos a trabajar todas juntas, con una serie de propuestas como crear comisiones multipartidarias en todo el país y en paralelo, íbamos construyendo los programas de igualdad de oportunidades a través de propuestas de transversalización de la política, elaboradas por el Consejo, es decir, la inclusión de la perspectiva de género en toda la política gubernamental.

Se creó el primer programa a nivel regional de igualdad de oportunidades para las mujeres en la educación que transversalizó toda la política educativa. También se elaboraron propuestas de transversalización con perspectiva de género en los ministerios. Se crearon programas autónomos en el máximo nivel de ministerios y avanzamos en la construcción de una campaña nacional para el logro de la Ley de Cupo Femenino que se aprobó el seis de noviembre de ese mismo año y que fue la gran epopeya de la época.

Se la arrancamos, porque esa ley no fue producto de un debate entre los partidos políticos. El Consejo lo que hizo fue liderar la acumulación entre los partidos, el lobby dentro del gobierno y una gran movilización en todo el país, por eso es que después se lograron las leyes a nivel provincial. Fue una alianza transversal de mujeres de todos los partidos políticos.

La ley de cupo tuvo la potencia de abrir el debate sobre la cuestión de la discriminación de las mujeres, no solamente en el ámbito político, sino todas las formas de discriminación. Además, abrió puertas a la instalación de todos los temas que tienen que ver con las cuestiones de género. En el año 92 se creó como un organismo público el Consejo Nacional de la Mujer y se avanzó en un plan de igualdad de oportunidades que se institucionalizó en el año 93 y generó un ámbito de asesoramiento a los ministros y al Presidente de la Nación, que se llamó Consejeras Presidenciales.

El Consejo a través de las políticas más potentes de desarrollo abrió el debate sobre la condición social de las mujeres y las cuestiones de género que era muy débil en el debate social. Si bien durante los 70 hubo organizaciones feministas, el feminismo no se instaló en la dinámica de la época, lo novedoso de la transición democrática es que este feminismo se articuló con todas las formas de representación de las mujeres. Nosotras no estábamos en los medios, sin embargo, se estaba construyendo un movimiento a nivel nacional a través de los Encuentros Nacionales de Mujeres.

El Consejo tenía una doble función, por un lado impulsar políticas públicas, pero también abrir los debates sobre las cuestiones de género. Creamos un programa elaborado basado en investigaciones sociales y encuestas de opinión pública sobre violencia, participación política, salud sexual, reproductiva y aborto, juventud, trabajo y muchas cosas más. En el primer primer año lanzamos la inclusión de la educación sexual con perspectiva de género en todas las provincias, también el programa de igualdad de oportunidades para las mujeres en el trabajo con incorporación de derechos en aquellos sectores altamente feminizados, como el trabajo de mujeres en casas particulares y los primeros estudios de opinión e investigaciones sobre la división sexual del trabajo y el impacto en el trabajo.

Se creó además, un programa de cuidados comunitarios para la primera infancia, otro con salida de desarrollo laboral y económico y otro de igualdad jurídica donde se elaboraron propuestas para el logro de la primer ley de Protección Contra la Violencia Familiar, la 24.417 y la primera medida de reconocimiento del acoso sexual dentro de la administración pública.

En el ámbito de comunicación y prensa, el Consejo se instaló como referente de todos los medios de comunicación, se desarrollaron campañas muy novedosas que fueron premiadas a nivel internacional donde el centro era la división sexual del trabajo y la democratización de las tareas en el hogar. Se desarrollaron, por ejemplo, acuerdos con empresas de todo tipo para que incluyeran las cuestiones de género en sus campañas publicitarias.

En materia de salud se creó un foro en relación a la salud sexual y reproductiva donde el Consejo apoyaba a las legisladoras para impulsar leyes en relación a esos temas porque la Argentina, ya tenía en esa época, un gran deuda y era un tema que no podíamos lograr instalar en el Ministerio de Salud, a pesar de que había muchas políticas que se habían acordado.

Durante la Convención Constituyente del 94, el Presidente de la Nación intentó colocar la penalización del aborto y eso abrió la oposición de organizaciones no gubernamentales y referentes del feminismo. Fue la primera acción de un movimiento con capacidad de interpelar donde el Consejo y yo como presidenta, salimos a oponernos. Nuestros adversarios eran la mayor parte de la cúpula de los partidos políticos. En relación a la Ley de Cupo, el 66 por ciento de las listas no lo cumplían, ahí teníamos que enfrentarnos con los gobernadores. En relación al tema del aborto, el referente oporsitor fue Rodolfo Barra, era la figura con quien yo directamente confrontaba y en relación al sistema previsional con Domingo Cavallo.

Nadie nos otorgó un ministerio, ese consejo fue una construcción propia. En medio de un proceso de ajuste estructural y de neoliberalismo nosotras avanzamos en políticas progresistas en todos los campos. Argentina fue el primer país del mundo en lograr una ley de cupos porque hasta ese momento eran normas internas de los partidos. Argentina también presidió la Red de Oficinas de Gobierno de América Latina en materia de género y fue el primer país en la región que elaboró un plan de igualdad de oportunidades. En ese momento había una pelea muy fuerte entre el Consejo y la responsable de la Cancillería, que estaba aliada a las políticas del Vaticano y terminaron con mi renuncia al Consejo.

*Socióloga feminista y especialista en el estudio de la mujer.