“Para las personas trans, para nosotras la democracia comienza a partir de la Ley de identidad de género, cuando el Estado deja de tener políticas de persecución para tener políticas de inclusión y en ese tiempo puedo votar o ser internada o enterrada con mi nombre. Nosotras no tenemos 40 años de democracia”, afirma María Belén Correa una de las creadoras del Archivo de la Memoria Trans. La activista señala que desde 1983, muchas travestis murieron en manos de la policía que se ocupaba de “una limpieza social” que las perseguía. El día de la sanción de la ley María Belén vivía en Alemania, en el exilio, recuerda que eran las 3 de la mañana, se sentía eufórica y muy triste por la muerte de Claudia Pia Baudracco, una compañera clave en la conquista de la Ley de Identidad de Género. Alba Rueda también recuerda a Claudia, que trabajaba en el INADI y tuvo mucha implicancia en el debate y la redacción de la ley. “Estaban presentes compañerxs como Lohana Berkins, Diana Sacayan, César Cigliutti, los nombro a ellos tres porque son compañeros que ya no están, muy importantes en esa lucha y lamentablemente no llegaron a la instancia de poder vivirla”, lamenta.

El 9 de mayo de 2012 se sancionó la Ley N° 26743, conocida como La Ley de Identidad de Género. “Fue uno de los momentos más emocionantes de la militancia, histórico para nuestra comunidad”, dice Alba, que hasta el 10 de diciembre ocupa el cargo de Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de la Cancillería Argentina. Marlene Wayar, artista y activista travesti, lo recuerda como un día contradictorio y profundamente movilizador. “Había cierta seguridad por su aprobación, pero la incertidumbre que quizás no sucediera”, explica y agrega que estaba muy alegre por ser tantas personas aunque persistía la sensación de soledad “ni nos acercábamos a los números que había movilizado la ley de matrimonio igualitario”, revive.
“Fue la primera vez que tuvimos ese protagonismo”, recuerda Alba Rueda que estuvo encargada de dialogar con las organizaciones para poder consistir en un proyecto de ley, todavía conserva la carpeta con los seis proyectos que se habían presentado y el borrador final consensuado. Sobre la importancia de la Ley, Marlene subraya que deja precedentes para seguir peleando por una identidad autónoma que rompa con el binarismo. “Nos ingresa a un sistema de salud, da herramientas para pelear la inclusión en la educación, en la vivienda, en todos los planos sociales”, detalla la integrante de Futuro trans. Esto permite que si una persona no se siente reconocida y/o respetada pueda denunciar y reclamar esa situación.
“Es una ley que le cambió la vida a muchas personas, que hasta el momento lo único que habían conocido era la persecución, se igualó con el derecho al resto de las personas”, destaca María Belén que hace años trabaja en la realización de un archivo para mantener viva la memoria de la comunidad Travesti Trans. Destaca, en ese punto, el entramado de organizaciones, activistas y el protagonismo, por primera vez, de travestis y trans en esos debates. “Fue muy relevante que primero salga la ley de matrimonio igualitario”, indica sobre la ley sancionada en 2010, que habilitó un discusión dentro y fuera del Congreso a favor de las personas LGBTIQ+.
Aprobada la ley, quiénes estaban en el recinto salieron a celebrar con sus compañerxs. Subieron al estrado, era de noche y había mucha gente, conmemora Alba. “Ese día hablamos desde el corazón, fue una noche profundamente histórica y fui una de las últimas que se fue de la plaza porque no me quería ir, me sentía más a salvo, contenida”. Sobre este momento Marlene recuerda estar junto a Lohana y Diana, la gente se acercaba a abrazarlas y a pedir unas palabras, ella sentía una contradicción entre la alegría de la conquista y el hecho de que el paradigma varón mujer iba a seguir existiendo como una marca en sus identidades pero necesarias para ser reconocidas, esas emociones intensas de felicidad y contradicción hicieron que llorara toda la tarde mientras festejaba emocionada con sus compañrxs.

Ni un paso atrás

“Nos despatologiza, descriminaliza, algo que impacta a nivel internacional, rompiendo un paradigma global”, reflexiona Marlene Wayar. Las entrevistadas insisten en la importancia de esta norma sobre todo para las personas menores de 18 años, niñas, niños y adolescentes que piden el reconocimiento de su identidad de género y hoy pueden obtenerlo gracias a esta legislación. Alba resalta este punto “se trató de un paso fundamental, porque prevé el reconocimiento de la identidad de género con o sin DNI para personas mayores y menores de 18 años. La ley plantea que deben ser reconocidas y respetadas tanto en instituciones públicas como privadas”, tal como indica el artículo 12 de la ley. En ese sentido expresa su preocupación ante los discursos que apuntan contra las infancias y el desafío de defender esos derechos.
Por último, la activista señala que la Ley de Identidad de Género permitió avanzar en el reconocimiento no solo de personas travesti-trans, sino de las personas no binarias; poner en evidencia las condiciones desiguales de vida que tienen las personas travestis, trans en el trabajo y abrió la posibilidad de debatir y trabajar sobre la Ley de Cupo Laboral Trans: “es así que una ley que reconoce un derecho también genera nuevos estándares”, cierra. Marlene agrega que ambas leyes se ven concatenadas, se plantan como un paradigma de reconocimiento para que el Estado piense en toda una comunidad y esté obligado a reparar tantos años de genocidio y persecusión “al reconocernos tiene que dar cuenta de la degradación de toda una comunidad, y la inclusión social a través del trabajo, la empleabilidad es fundamental”.