El ministro de Economía excandidato a Presidente, Sergio Massa, conjuga sus últimos días en la función pública con el armado de su vida futura, en un llano que no lo tendrá fuera de la política pero tampoco en un rol protagónico, según aseguran en su entorno. Un breve resumen lo muestra aceptando propuestas de trabajos en el exterior pero residiendo en el país, reforzando su Fundación Encuentro y siguiendo de cerca las alternativas del Gobierno de Javier Milei. "Él no quiere criticar sin ver, no suele hacerlo", destacaron desde su entorno a PáginaI12

Mientras tanto, la transición operativa la están llevando sus funcionarios más cercanos, entre ellos el jefe de Gabinete de Hacienda, Leonardo Madcur, quien en las últimas horas se reunió con el ministro Luis "Toto" Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, en el particular búnker alternativo de Milei: las oficinas que el futuro ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, tiene en Avenida Libertador al 600. En paralelo -y mientras muchos reciben ofertas de La Libertad Avanza para seguir- sus técnicos preparan un trabajo detallado de 90 páginas que, más allá del slogan de Milei de que "no hay plata", muestra la herencia que queda en materia de industria, finanzas, energía y comercio. 

Massa no participa de las reuniones y nunca se vio con Caputo, pero prefiere esquivar las críticas anticipadas. Suele decirles a los propios que "las fichas mías ya las jugué en la campaña". Eso, en su lenguaje político, muestra que habrá que ver si los subsidios se quitan del todo, si aumentan las naftas, si se liberan precios y largo etcétera de promesa libertarios. Mientras tanto, algunas cosas de esas ya ocurrieron: ante la señal de liberación de precios de Milei, las empresas rompieron el acuerdo de precios. Así es que la Secretaria de Comercio le avisó al BCRA que hay 119 empresas del consumo masivo sancionadas con la suspensión del reembolso anticipado de Ledibs. Ese castigo lo debe efectivizar el gobierno entrante, pero el clima de época ya se ve. 

De todos modos, y más allá de que no le pondrá el cuerpo a la política de manera inmediata, avisa que no la abandona. Cada quince día viajará a dos lugares del mundo donde le hicieron ofrecimientos académicos y de emisión y colocación de bonos verdes para toda la región, salvo para Argentina. Aceptará las ofertas, aducen en su entorno, pero sin dejar de vivir en el país. Quizás, a nivel local el refuerzo que hará de su Fundación Encuentro se active como una especie de búnker político: se llevará allí al jefe de Aduanas, Guillermo Michel, al Vasco José Ignacio De Mendiguren y a su mano derecha, el industrial Gabriel Vienni; además del viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, entro otros. 

La política partidaria

Los que frecuentan a Massa aseguran que entendió que la sociedad tiene un enojo manifiesto con las dos fuerzas políticas que venían disputando hasta ahora, el macrismo y el peronismo, y que eso derivó en Milei Presidente. Admite, también, que el libertario hizo una buena campaña y que para las intenciones de Unión por la Patria fue un duro golpe la crisis de las naftas de aquel fin de semana. El ministro lo atribuye a una operación para presionar por aumentos de tres grandes petroleros. Operación que les valió cortar la posibilidad de ganar en primera vuelta. "Perdimos entre 4 y 5 puntos ahí", admiten. 

Así y todo, Massa les explica a los propios que la representación del 44 por ciento que votó a UP está garantizada en el Congreso, en la calle y en una unidad del espacio. Suele decir que hay medios que "querrían romper al peronismo, pero eso no está pasando". Con Cristina Fernández sigue hablando seguido, al igual que con el gobernador Axel Kicillof, y siguen en sintonía, pero con la idea de que una campaña silenciosa, diferente, los obliga a reformular cosas. 

En su fuero íntimo, el ministro que fue candidato se reprocha no haber explicado, de cara a la sociedad, el efecto furibundo que tuvo la sequía no sólo en la falta de dólares, sino sobre todo en el freno a precios que venían a la baja. De todos modos, por estos días Massa habla poco de lo que viene. Hace unas horas, charló con Ghita Gopinath y con Kristalina Georgieva, del FMI. En esos encuentros no hubo charlas sobre decisiones de política de deuda de Milei y Caputo, pero Massa entiende que es difícil que haya nuevo financiamiento. No parece descabellado: en las reuniones de Caputo con el FMI fue el propio organismo el que advirtió sobre eso. Un dato política extra es que fuentes de los Estados Unidos afirman que será muy complejo que el board del organismo vote nuevos desembolsos para Argentina. 

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