Los gritos de dolor del paciente Sergio García se escuchan en todos los pasillos del Hospital Durand, donde está internado. El enfermero de turno, Luis Cantarelli, que no casualmente se encuentra cercano a la habitación de García, oye sus quejidos y, después de disfrutar el momento con una sonrisa burlona, ingresa al lugar:
- ¿Qué ocurre, García? ¿Podés parar de quejarte? Tengo la cabeza así de tus lamentos: “¡Ay, que me duele la pierna!” … “¡Ay, que se me abre la herida!” … “¡Ay que el supositorio está frío” …
- Es que es verdad, enfermero, me duele mucho la pierna.
- Me encantaría comprobar cuál de las dos te duele más. Permiso…
El enfermero Cantarelli toma una de las muletas del “in-paciente” García y le asesta un golpe en cada pierna. García aúlla de dolor.
-Enfermero… usted es un asesino
- Duele, ¿no? ¡Me encanta que experimentes algo parecido al dolor que me provocaste hace 32 años y 2 meses, García!
- ¿Qué yo le provoqué qué…? ¿De qué dolor está hablando, señor?
-Uy, pero qué tenemos por acá: una bolsa con suero fisiológico, el menú de la casa, tu único alimento por el momento…qué lástima que no había pollo al spiedo… Qué feo sería que esta bolsa se pinche, ¿no?
-Ni se le ocurra…
El enfermero clava una tijera en la bolsa de suero fisiológico y el líquido comienza a chorrear justo en el centro de la cara de García. Cantarelli festeja y e irrumpe con una nueva ironía:
- ¡Uy, se pinchó, García! Qué lástima. ¿Llamo a un plomero?
- ¡Cuando salga de acá lo aplasto con el auto!
-Eso sí vivís para salir de acá... ¿Está rica la agüita?
-Turro… ¿Quiere que me muera?
-Sí, desde el sábado 10 de octubre de 1991…aparte necesito tu cama libre para apoyar las camperas de los amigos y familiares de los pacientes que vienen de visita… claro, ¡vos ni idea, no te viene a ver ni tu madre! …tu madre, las veces que me acordé de tu madre desde aquella tarde...
- ¿Otra vez con eso? ¿Acláreme a qué se refiere?
- ¿Acaso no fuiste árbitro de fútbol?
-Sí, hasta el 2004 ¿cómo lo sabe? Pedí absoluta discreción.
-Tomá, acá está la chata…
-No la necesito.
- ¡Tomá, refrescate que hace calor!
- ¡Puajjj! ¡Qué asco! ¡Socorro, enfermeras! Sáquenme de acá. ¡No soporto más a este tipo!
-Ni te gastes. Soy el único que está de guardia en este hospital. Y le di unos pesos al de seguridad para que no vea ni escuche nada.
- ¡Maldito!
-Nunca más maldito que vos, Sergio Evaristo García. Árbitro de Temperley-Tristán Suárez, el 10 de octubre de 1991, el día en que nos mandaste a la C. Después de ese partido empecé a creer en el odio a primera vista…
-Creo que hay un error…
-No, el error lo tuviste vos, cuando no le cobraste penal al Flaco Nicolini y nos perdimos el empate que nos hubiera evitado descender, te odio García, basura de 10 días…La última vez que vi algo como vos estaba pudriéndose adentro de una bolsa de residuos…
En ese momento irrumpe en la habitación el reconocido Doctor José Massucco, una eminencia en cirugía.
-Buenas tardes, soy el Doctor Massucco ¿Esta es la habitación donde está internado Sergio García? Escuché ruidos.
-Socorro, doctor, soy yo García, este enfermero quiere matarme. Sáqueme de acá
-En un instante lo saco. Vaya nomás, Cantarelli.
El enfermero se retira de la habitación. García respira profundamente y le agradece al médico cirujano.
-Gracias, doctor.
-Me refiero a que lo saco…y lo llevo al quirófano. Voy a operarlo del cerebro y lo que sobra lo dono, que se lo den de comida al gato. Encomendate a Dios, García. Por fin te pude volver a ver. A solas. La venganza es un plato que se come frío. Sé quién sos y jamás me olvidaré de cuando nos mandaste al descenso.
- ¡Que lo parió! ¿Usted también? ¿También se acuerda del partido aquél en cancha de Temperley?
-No, nada que ver. ¿qué partido de Temperley? Yo hablo del Defensores de Belgrano-Los Andes de abril del 2001, jamás te voy a perdonar cuando le cobraste posición adelantada a Almada y expulsaste injustamente a nuestro arquero a los 10 minutos del segundo tiempo.
- ¡Perdón!
- Me cagaste la infancia, flaco. ¡Enfermero, llévelo a cirugía!
- ¡Noooooo!