El uruguayo buscó una forma de comunicación más democrática, espontánea y directa para dar a conocer, hace algunos meses, los primeros adelantos del disco nuevo. Lo hizo a través de las posibilidades que brinda Facebook Live, es decir, a través de videos que fueron seguidos en vivo por miles y miles de seguidores en todo el mundo, sobre todo en América latina. En esa plataforma, mostró “Pongamos que hablo de Martínez”, “Silencio” y “Telefonía”, en la intimidad de su hogar, junto a amigos y en un clima relajado. “La primera vez que hice una de ellas me pasó algo. No hay mejor manera de explicarlo. Es cierto que sirven como herramientas de trabajo, pero hay muchas cosas que sirven como herramientas de trabajo, como tener un club de fans o hacer firmas de discos, que no las hago porque no me gusta. Con eso me pasó algo”, enfatiza.
–¿Qué le pasó?
–Lo que me pasó es que es un tipo de intimidad nueva, que yo no conocía hasta ese momento. En un concierto un músico ya estableció un quirófano arriba del escenario: las luces lo cubren, el vestuario lo protege, el orden de canciones y el sonido establecen un gran truco de magia destinado a tener a la persona en la butaca. Se apagan las luces de un lado, se encienden del otro, hay una distancia. En cambio, en una transmisión de estas se notan todos los intersticios de tu personalidad, al menos en las que hago yo; busco ese contrapeso, esa informalidad, en el sentido de que se ven los detalles, la luz es la que tenés en tu casa, el sonido es el que agarra el micrófono y la cámara es la del teléfono. Tiene que ver con cierta informalidad basada en la comunicación y al mismo tiempo ves, como pasa en la radio también, que esa soledad que tenés en esa habitación es muy compartida. Pero a diferencia de la radio, esto lo ves en vivo. Ves el número de personas conectadas, la procedencia, lo que van diciendo. Ves una especie de lluvia horizontal de emoticones que es un fenómeno muy raro, porque te sentís acompañado y sentís una profunda intimidad.