Desde Resistencia
“Podemos tener ranchos dignos, sin vinchuca”. Así decía una de las participantes del taller de mujeres originarias, el único que no se desdobla del 32 Encuentro Nacional de Mujeres. El enorme salón del instituto San Fernando Rey estaba desbordado. En las primeras filas del círculo estaban las hermanas, sobre todo qom, llegadas de todas partes del Chaco. Con la voz muy baja habló una de las más jóvenes, de El Espinillo, en El Impenetrable. “Vengo sufriendo desde muy niña, no solamente discriminación sino también violencia y aún más las niñas que sufren violencia sexual. Quizás no tenga bastante fuerza para hablar pero no vamos a parar. Vamos a seguir la lucha”, dijo con una voz que ni siquiera el micrófono hizo audible. Fue la coordinadora la que amplifico sus palabras. “Sí tenés fuerza”, la alentó otra participante.
Eran muchas las que llegaban por primera vez a un Encuentro y su primera palabra, en qom, era bienvenidas, dirigido a las llegadas de todo el país. Del sur había muchas. Rocío arrancó diciendo que era mapuche aunque no lo pareciera por su color de piel. “Mi familia paterna es alemana y la materna mapuche. Soy una de las pocas nietas de mi abuela que se identifica como mapuche”, dijo Rocío, “orgullosa de serlo”. Más tarde, Cristina Marin, docente, pidió que no se aplaudiera porque era una expresión con connotaciones tristes para los pueblos originarios. Muchas de las presentes optaron por el iaiaia festivo, con los brazos en alto. “Venimos acompañando a la comunidad de Cushamen, pero no solo a ellos. Es esencial que se apruebe el alargue de la ley 26.160, porque de 24 comunidades de Chubut ya hay 17 que tienen expediente de desalojo”, dijo sobre la norma que suspende la posibilidad de retirar a los pueblos originarios de sus tierras.
Tomó la palabra una anciana, de Pampa del Indio, que contó sobre la falta de agua que sufren en su población. También ella estaba experimentando su primer Encuentro. Una tallerista de Córdoba llamó a todas a hurgar en sus raíces para encontrar la presencia de antepasados indígenas que muchas veces están negados.
Una de las históricas coordinadoras del taller, venida de Chubut, planteó la necesidad de un pronunciamiento sobre la ley 26.160, cuya prórroga por cuatro años tiene media sanción, y exigir el relevamiento de tierras de los pueblos. Y convocó a dejar de decirles blancas a las numerosas mujeres que participaron del taller. “Son hermanas criollas que apoyan nuestra lucha”, dijo. Al final de su intervención, recordó el pedido de aparición con vida de Santiago Maldonado y las 144 personas desaparecidas en la lucha por el territorio. Varias presentes llevaban el cartel con la cara de Santiago en sus manos.