Peligrosos Gorriones

1993

De todos los discos debut de las bandas del Nuevo Rock Argentino, el primero de los Gorriones es el que mejor envejeció. Pasto, por ejemplo, no tiene lugar ni siquiera entre las vindicaciones de los propios Babasónicos. Quizás porque buena parte de esos discos traficaban información trendy y quedaron, en mayor o menor medida, demasiado ligados a su época. Desde “Escafandra” hasta “Cacería de caballos”, pasando por “Panza de la araña” y “Estos pies”, la banda despliega un mapa que parece exceder sus propias visiones. “Yo nunca vi una cacería de caballos”, dice Francisco. “Es una imagen imposible. Y más si es una cacería llevada adelante por el Rey de Navidad, que sería Cristo. Eso es una locura”.

Fuga

1995

Si el disco debut era el retrato en movimiento de una explosión, Fuga –a pesar de su nombre– fue pura energía controlada. Comienza con una frecuencia inaudible de graves que escala hasta la explosión de “El mimo” (originalmente, el personaje era interpretado por Gustavo Astarita de Míster América) y buena parte de las canciones están sutilmente enganchadas por ritmo o tonalidad. Grabado entre el 4 de agosto y el 22 de septiembre de 1995 en los estudios Del Cielito, el disco podría destruir el célebre axioma de las segundas partes sólo con “Manicomio gris”. Pero también incluye “Después de todo”, “Continuo susto” y la maravillosa “Sacacorcho”. Nadie nunca, en la historia de la música popular argentina, compuso una oda al asado con tanto lirismo: “gentilmente traeré más hielo”. El fernet lo agradece.

Antiflash

1997

¿A quién se le ocurría, a mediados de los noventa, abrir una canción cantando: “Un poco con sueño / un poco con SIDA”? Grabado nuevamente en Del Cielito bajo la mirada de Mariano López, el tercer disco de los Gorriones los retrató en una encrucijada. Por un lado, algunos de los temas más antiguos de la banda: “Macanas”, “Mi propio brujo”, “Villancicos”, “Tres monedas. Por otro lado, un presente incierto que ya señalaba todo el descalabro de 2001: “Y mientras tanto las sirenas me bloquean/ aunque amanece poco a poco oscurece”, canta Francisco en el final. El corte de difusión de Antiflash era una canción que hablaba sobre la extinción de la especie. Por lo pronto, era la primera glaciación de los Gorriones.

Microbio

2016

Para una banda que llevaba casi una década separada, le pusieron una tapa y un título bastante profético a su disco nuevo, ¿no? Si bien fue publicado en una suerte de momento anti-clímático para el rock argentino, las once canciones de Microbio saltan el vallado de su propia época. Después de todo, si los Gorriones siempre hicieron la suya, ¿por qué ahora habrían de hacer la que corresponde? Entre los grandes momentos del disco, Coda canta “Brillantes” y Francisco declara su amor público por la poeta uruguaya Marosa Di Giorgio. “Levemente azul era la virgen/ casi invisible con su collar/ mil estrellas caen al jardín/ se deslizan por su vientre”. No hace falta ni preguntarse si ese amor sería correspondido.