Con la presencia del gobernador Axel Kicillof y miembros de su gabinete, H.I.J.O.S, el director Guillermo Clarke y con sus 97 años, Herenia Sánchez Viamonte, referenta de Madres de La Plata, se dio comienzo a un nuevo proceso de reconstrucción de la memoria colectiva bonaerense respecto de lo sucedido en la provincia durante la última dictadura cívico-militar.
El Destacamento 101 de Inteligencia funcionaba en una casona de la calle 55 de La Plata, dependiente de la Jefatura II de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército. Bajo el mando del coronel Arias Duval, personal militar y agentes civiles de inteligencia infiltraron distintas actividades de la sociedad civil, comandaron acciones de otras fuerzas y planificaron y ejecutaron interrogatorios bajo tortura, secuestros y asesinatos.
En 2021, la Agencia de Administración de Bienes del Estado desafectó al inmueble de la órbita del Ministerio de Defensa de la Nación y se lo otorgó al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.
Impulsado por la Subsecretaría de derechos humanos, esto permitió a la Provincia construir un nuevo edificio donde recibir, analizar y resguardar distinta documentación: desde libros de parto y guardia de hospitales hasta donaciones de las propias víctimas y sus familiares.
Alquilado al Ejército y luego vendido con el advenimiento de la democracia, el edificio no sólo contenía los recuerdos de lo que fuera una base de operaciones del terrorismo de Estado, sino también las ruinas de un nodo del poder militar que durante la década de los noventa, mientras todo era perdonado, se libró al abandono.
Durante esos años, un árbol que había sido plantado por los militares resurgió entre los escombros, llegando con sus miles de ramas espesas a cubrir todo el patio.
Escapándose de toda solemnidad, en ese mismo patio, Hebe pintó junto a estudiantes de secundario flores de todos tamaños y colores.
Tres horas después de terminado el acto, el gobernador Axel Kicillof llamó para pedir expresamente que esas flores queden a resguardo.
Resguardar la memoria del paso del tiempo. Consolidarla para atravesar el presente.
Acechando, aún se cuelan entre los ladrillos de la vieja construcción algunas ramas, raíces reacias a ser eliminadas.