La obra de María Elena Walsh siempre tiene algo para decir, más aún en este contexto, por los avatares vividos (y los que vendrán), y por los cuarenta años de una democracia que guarda en su música una forma anhelada. Hay que volver a ella. Así lo hace Joel Tortul, con el show que esta noche a las 21 presenta en Complejo Cultural Atlas (Mitre 645). Joel Tortul interpreta a María Elena Walsh reunirá al pianista con la participación de las artistas invitadas Clara Bertolini (guitarra y voz), Aldana Moriconi (voz), Mercedes Borrell (guitarra y voz) y Cecilia González (cello).

Si de revisitar obras se trata, Tortul tuvo un justo y reciente reconocimiento con Garupá, el trío que conforma con Homero Chiavarino y Julián Venegas, premiados por Canciones de Ramón Ayala como Mejor Álbum de Folklore y Disco del Año por Rosario Edita. “María Elena Walsh y Ramón Ayala son compositores de un mensaje profundo como solo lo tienen los grandes artistas del mundo. Para el concierto me puse a investigar más su obra y lo que hizo es impresionante. Primero por la gran cantidad de música que escribió, compuso muchos géneros. Yo no sabía que tenía un disco con Leda Valladares y tampoco de la gira que hicieron, con mucho protagonismo, por la escena artística europea. Fue también una mujer que reivindicó el feminismo cuando, por lo menos acá en Argentina, todavía no era un tema tocado. Una mujer con una fuerza y una mirada muy social, siempre muy bien querida y aceptada por el público”, comenta Joel Tortul a Rosario/12.

-Creo que cada uno y cada una tiene una historia que contar con María Elena Walsh, en lo personal fue todo un descubrimiento cuando supe sobre su obra, además de las canciones infantiles.

-Lo que pasa es que la música que hizo, dedicada a los chicos, es tan sublime, y si bien en el arte no existe la perfección, te diría que es perfecta. El nivel que logró ahí es mágico, y es por eso que a veces opaca un poco todo lo otro que hizo. Yo agarro las canciones de los chicos y son de una complejidad artística impresionante, con la belleza y simpleza que tienen los grandes creadores de la canción, como Troilo, Gardel o el Cuchi Leguizamón. Sus canciones tienen ese grado de perfección ante la cual no hay que sacar nada, cada compás emociona. Cuando uno compone, y yo intento componer, es difícil lograr esa síntesis de discurso, así sea poético o musical, y a la vez bello y que emocione. Ella lo logró con la obra para chicos, y obviamente con canciones como “Serenata para la tierra de uno” o “Para la cigarra”, que son parte del cancionero popular. Con Clara Bertolini estábamos haciendo un arreglo para “Réquiem de madre”, tema que habla de una mujer que se muere de cansada, de hacer tareas del hogar, y dice que estará contenta al morir porque irá a un lugar donde no la espera un repasador sino una corona, donde no habrá una cocina y podrá cruzarse de brazos. Una canción que tiene 50 años, adelantada para la época de este país.

-¿Cómo pensaste el show de esta noche?

-Por un lado, la presentación forma parte del ciclo que vengo haciendo en el Atlas desde hace dos años, prácticamente una vez por mes. Y nos ha ido muy bien, siempre con la característica de contar con un invitado. Esta vez quise compartir algo diferente y abordar una compositora o compositor. Tengo hijos chiquitos, y ahora estoy más cerca de la obra de María Elena, así que su nombre surgió como una de las posibilidades. Traté de invitar a gente con la cual vengo trabajando, como Aldana Moriconi, gran cantante, que conoce la obra de María Elena de memoria; Clara Bertolini, quien un poco sigue el camino de María Elena porque compone para chicos y reivindica la figura de la mujer dentro del folklore; Mercedes Borrell, compositora y cantante con quien nunca tuvimos la oportunidad de trabajar juntos; y Cecilia González, gran cellista, que participará instrumentalmente. También quise invitar a todas mujeres porque estoy muy acostumbrado a tocar con hombres, y para cambiar un poco las características de los conciertos que vengo haciendo. Al repertorio lo fuimos eligiendo entre todos, y será un pantallazo de toda su obra, cantada pero también instrumental. Escuchaba “Canción del jacarandá” y se me venían un montón de ideas, acordes y armonía. Pongas lo que pongas, la obra queda arriba, y eso habla de la complejidad de la música que nos ha dado gente como ella. Una manera de disfrutarla es compartir con el público, así que estamos invitando también a chicos, para que venga gente de todas las edades. Y vamos a terminar con una canción que le habla a los adultos, pero volviendo a ser chicos, como en esos cuentos que nos leían y que siempre están en uno.