Vladímir Putin realizó la última semana una gira por la península arábiga. El miércoles recaló en Emiratos Árabes, el jueves en Arabia Saudita y el mismo día por la tarde recibió en Moscú al mandatario de la República Islámica de Irán. Cinco temas estuvieron presentes en sus reuniones llevadas a cabo en Abu Dhabi, Riad y en la capital de la Federación Rusa: las guerras en Ucrania y Gaza, los suministros mundiales de petróleo, el devenir futuro de los BRICS y el lanzamiento de la campaña electoral rusa, que elegirá al próximo presidente el 17 de marzo de 2024.
La gira de Putin volvió a poner en evidencia la debilidad de la Unión Europea, la OTAN y el G7, quienes han buscado exhibir al líder ruso –desde el inicio de la Operación Especial Militar contra Kiev– como aislado de la comunidad internacional. En contraste con esa intencionalidad abonada por el Departamento de Estado, el mandatario eslavo se ha constituido en un actor clave en la región, motorizando el acercamiento entre los sauditas y los persas, mitigando la guerra civil en Siria y contribuyendo a una progresiva reducción de los conflictos en Yemen entre la Liga Árabe y los hutíes.
El periplo de Putin por el Golfo Pérsico supuso además una afrenta contra quienes promovieron la orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI), bajo las acusaciones de crímenes de guerra, impulsada por los socios estratégicos de Volodimir Zelensky. En marzo de 2023 la CPI solicitó el arresto del líder ruso. Sin embargo, Putin realizó tres viajes internacionales desde esa fecha hasta la actualidad, dejando en claro la debilidad de sus antagonistas. En el periplo de la última semana, el avión presidencial ruso fue escoltado por cuatro cazas Su-35-S de las Fuerzas Aeroespaciales del Kremlin.
El jefe de la República de Chechenia, Ramzán Kadírov, fue uno de los acompañantes del mandatario ruso. Kadírov profesa el Islam y se ha destacado como un importante comandante militar en la guerra contra los destacamentos ucronazis, sobre todo en la conquista del puerto de Mariúpol en mayo de 2022. En Abu Dhabi fueron recibidos con los máximos honores por el monarca Mohammed bin Zayed Al Nahyan y –según fuentes emiratíes– llegaron a acuerdos sobre una hoja de ruta en relación al conflicto en Gaza. La guerra en Ucrania fue abordada prioritariamente con el presidente del gobierno persa Ebrahim Raisi, con quien profundizó los acuerdos de cooperación estratégica en la producción y exportación de drones bélicos y la proyección del trazado del ferrocarril Norte-Sur que articula el Mar Báltico con el Mar Caspio, integrando a Irán con la India.
El precio internacional del petróleo, asociado al ajuste de cuotas de producción dispuestas por la OPEP+ fue debatido en las cumbres. Las reuniones profundizaron los acuerdos entre algunos de los más influyentes miembros de quienes producen más de la mitad de los hidrocarburos globales y cuentan con el 90 por ciento de las reservas mundiales. El precio internacional del petróleo aparece como un arma estratégica para los socios de la OPEP+, quienes tienden a reducir o ampliar su extracción de acuerdo a la demanda con el objeto de fijar un precio internacional conveniente a sus intereses.
La visita del jueves a Riad tuvo como eje central la próxima incorporación de los sauditas y los emiratíes a los BRICS el 1 de enero de 2024, que se sumarán junto a Egipto, Irán y Etiopía. Argentina fue otro de los seis socios admitidos en la XV cumbre realizada entre el 22 y el 24 de agosto en Johanesburgo, pero el gobierno de Javier Milei adelantó que no se acoplará por ser un club plagado de “autócratas” y “comunistas”.
El debilitamiento progresivo del esfuerzo bélico ucraniano se debatió con Raisi en Moscú, donde quedó expuesta la imposibilidad de Ucrania para recuperar los territorios anexados por Rusia luego de los plebiscitos de septiembre de 2022. El deterioro de Kiev, sin embargo –especulan varios analistas militares– se ve profundizado con la progresiva caída de la ayuda financiera y militar. Entre agosto y octubre de 2023 la asistencia al gobierno de Zelensky –sumados todos los aportes globales– cayó un 90 por ciento comparado el mismo periodo de 2022. Según el coronel austríaco Markus Reisner, la Federación Rusa ocupará una porción aun mayor del territorio ucraniano en los próximos meses porque Kiev ya no dispone de medios para defenderse.
En la última semana el senado estadounidense rechazó una nueva asistencia a Zelensky por un monto de 110.500 millones de dólares. Mientras la OTAN sigue deteriorándose y los BRICS crecen, el presidente ucraniano arriba a la Argentina para participar de la asunción de Javier Milei. Entre los asistentes, en representación de Estados Unidos, concurrirá la secretaria del Departamento de Energía, Jennifer Granholm, interesada en los recursos naturales estratégicos del litio e hidrocarburíferos de Vaca Muerta. Mientras tanto, la novel canciller argentina Diana Mondino recomienda a las empresas “comprar generadores de electricidad”. De forma sincrónica, el Primer Ministro ucraniano, Denys Shmyhal, le pide a su pueblo “reducir el consumo de electricidad”. Coincidencias ruinosas de un orden global sombrío y en declive.