Los 40 años de democracia son también los de La Trova Rosarina. Sus canciones son parte de un imaginario compartido, que hizo de este mundo algo mejor porque pensó horizontes. Como se sabe, a las canciones siempre se puede volver y reverdecer promesas. El reencuentro con Adrián Abonizio, Juan Carlos Baglietto, Jorge Fandermole, Rubén Goldín, Silvina Garré y Fabián Gallardo será el miércoles próximo y por partida doble (se agregó una segunda función ante la demanda de entradas), a las 21 y las 23.15 en Teatro El Círculo (Laprida 1223). Además, 40 Años de Democracia reunirá a los músicos con el pianista Lito Vitale, en una noche de canciones propias y también otras, surgidas todas al calor de estas cuatro décadas.
Cuarenta años después, también puede decirse que los Tiempos Difíciles de Baglietto continúan. “Por la edad que tenemos, por la cronología de los hechos y por nuestra experiencia, estamos en la incertidumbre en que están todos. Ni Fander ni yo el día de mañana nos vamos a morir de hambre ni a quedarnos sin trabajo, que a lo sumo va a mermar. Pero esta es una cuestión de gran incertidumbre, donde vemos que muchas cosas y símbolos patrios han caído. Yo todavía uso una remera de Evita, porque representa algo del pasado que no hay que sepultar y hay que mantener, pero en el futuro, sea con Evita o cualquier movimiento progresista, uno ve que hay una incertidumbre total. Con Fander decíamos: ‘hay que luchar, ponerse las pilas o los pantalones’, pero ¿contra quién, cómo, en qué formato? No es una cuestión de intelectualismo berreta, sino que estamos parados ante la vida como ciudadanos y artistas, y queremos saber, averiguar, qué nos va a pasar, a nosotros y a la gente que consume discos o lo que sea, y espero que puedan consumir comida. ¿Qué es lo que está cambiando en este país y en el mundo, que a lo mejor no nos dimos cuenta?”, señala Abonizio a Rosario/12.
“Por bronca o revancha, el progresismo se fue al descenso y ahora viene la derechización. Es un juego maquiavélico y bastante idiota, porque no existe un camino al medio, ni siquiera está pavimentado. No se puede seguir así; mientras tanto, te metés todas tus ideas en el bolsillo a esperar cuando sean las condiciones. Creo que hay una cosa intermedia, que estamos buscando. Haciendo un paralelismo futbolero berreta, soy de Rosario Central y parezco Riquelme cuando digo que quiero a mi mamá y quiero a mi club, y es inevitable, porque nació conmigo y lo defiendo a muerte. El amor a tu mamá y tus seres queridos no se vence, pero lo que sí se vencen son las ideas. Estamos viendo que hay gente que por sostenerlas se va a chocar contra la pared todo el tiempo. A lo mejor las ideas tienen que cambiar, para enfrentar sus propios fantasmas y el fantasma tangible de los cuatro años que se vienen en Argentina y en el mundo”, continúa.
-Tengo presente aquella canción de Charly, “¿Para quién canto yo entonces?”
-Un amigo que tocaba conmigo recibió uno de los premios Rosarigasinos, por el disco Ciudad Malandrina. Son pibes amigos, promedio 20 años, puedo ser su abuelo. Para mí un premio no significa nada, y tal vez para ellos tampoco. ¿Para qué querés un premio? ¿Qué significa? ¿Para quién cantás o para qué cantas? ¿Para recibir un premio? No creo que haya algo superior, más elevado, más fino y discreto, que no te vanaglorien; tal vez como lo vanaglorian a Fito Páez, que no sé si lo tiene merecido o no. Yo no hablo de podios o merecimientos, cada cuál sabe por qué eligió estar donde está, pero ¿para qué canta uno? Yo me encuentro a veces con alguien en la esquina, que me palmea como si fuera su hermano y me dice “gracias”. Listo, ya está, esto es lo que quería. Pero yo quiero cambiar, hacer alguna disciplina que motorice otras cosas; eso está en los artistas jóvenes y no en nosotros, pero está bueno preguntárselo a la edad que uno tiene. ¿Qué voy a seguir haciendo?
-¿Qué está haciendo ahora La Trova?
-Estamos hablando de empezar a grabar trovas rosarinas nuevas, cuando estén los temas que no fueron grabados en su momento. Porque si en algo pecó La Trova Rosarina, y es bueno decirlo, fue en cierta inconsciencia política y humana, al no invitar a la generación que nos precede, sino ocasionalmente. Para ser más fuertes hay que sumar y no dividir. Y como llegamos a un pequeño lugar, a veces por miedo, uno se comporta como el tipo que cuando es propietario no invita a nadie a la casa, por miedo a que le manchen el piso. Por ahí cometimos ese pecado, que tanto le critico a Fito. Abrir el juego, invitar al otro, multiplicarse. ¿Por qué Fito no está con nosotros y no participa, cuando lo hemos invitado, cantamos sus canciones y es un gusto hacerlo? Porque él es una estrella, y como toda estrella está en el firmamento y hay que levantar la vista para verlo. A mí no me gusta levantar la vista, salvo para mirar la luna. Hay que preguntarse quiénes somos, dónde estamos, qué hicimos. Y vamos a seguir haciendo, hasta que termine nuestra vida.
-Cuentan ahora con la participación de Lito Vitale.
-La presencia de Lito es aglutinadora. Siempre lo digo, a Lito lo conocemos desde hace más de 40 años y él ya estaba en una lucha de independencia y de liberación de los lugares comunes del rock. Él lo amaba al rock, igual que nosotros, pero quería independizarse, era un evangelizador de la libertad. Es un gran organizador y sintetiza un poco la idea que tenemos de hacer sonar algo bien, de elegir bien los temas, que afinemos y ensayemos. De todo eso se encarga Lito.
Festejar con música es necesario, porque gracias a las y los músicos la democracia es posible. Según Abonizio, “hay cosas que desde un escenario no se pueden decir sobre la democracia, porque hay gente que no opina como nosotros y también porque no es el lugar. Pero estamos festejando algo que nos costó sangre verdadera. No quiero entrar en detalles, pero la sangre a muchos de nosotros nos salpicó. No tengo que contar a la gente lo que me sucedió o dejó de suceder, pero yo formo parte de la democracia, porque la construimos; y si uno no entiende eso, no sirve subirse al escenario. En cierta ocasión, cuando Fander habló de la democracia, a mucha gente no le gustó. ¿Sabés por qué? Porque habló de cosas incómodas. Porque se llegó a la democracia por la sangre derramada. No la de los extremistas, sino la de todos los humanos que participaron de algo progresivo, desarmado e inocente”.
-Así también, justamente, ustedes desde las canciones.
-De todos modos, quiero poner las cosas en su lugar, porque lo que a nosotros nos salvó fue la inconsciencia. Suena raro que nos digan “che, qué valientes que fueron, se animaron en un momento tan peligroso”. Lo entiendo y agradezco, porque sin querer se ayudó a un montón de gente. Pero lo hicimos porque éramos inconscientes. Sabíamos del peligro que estábamos corriendo, pero en el fondo nos chupaba un huevo. De algo hay que morir, y a lo mejor uno se atreve a hacer cosas porque la vida es muy breve y una sola. Por más que estés en el medio de una guerra, si no lo hacés y te callás, te morís por la guerra o por la depresión. Nosotros tenemos que ser agradecidos de lo que hicimos y de la gente que te agradece, pero no hicimos nada extraordinario, sino algo que nos superó y ni nos dimos cuenta, por suerte.