Miguel Russo pudo hablar poco al final del partido. Con el remate desviado de Lanzini miró a un costado para ver si los jugadores festejaban. Los abrazó a Tomás O’Connor y sonrió, incrédulo, incapaz de interpretar lo obtenido. “Veo la gente con la alegría que tiene y es importante”, asumió emocionado. “Es una final más en mi vida y espero que se de. Con Boca eliminé dos veces a River y hoy me tenía una fe ciega, Broun estaba muy bien para los penales”, reconoció el entrenador canaya.

También reprimió las lágrimas Jorge Broun. El arquero reconoció que tuvo problemas toda la semana para entrenar por la intoxicación que sufrió en Salta luego del triunfo ante Racing y que estuvo en duda su presencia anoche. “Jugar una final con el equipo del que soy hincha es hermoso”, asumió la figura de los canayas. Y luego reconoció: “Hoy (por ayer) estuve todo el día sin comer por la intoxicación que tuve en Salta, a mi me pegó muy fuerte. Hicimos todo lo posible para jugar”.

La final entre Central y Platense se va a jugar el sábado por la noche en estadio Estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero, con capacidad para 30 mil espectadores. La venta de entradas está a cargo de Liga Profesional, como ocurrió en los partidos ante Racing y River. De igual forma la venta será exclusiva para socios de Central y por la demanda que se espera es improbable que se abra para no socios.