Y un día, Javier Milei llegó a la Casa Rosada. Fue un domingo de calor intenso, después de haber recorrido en un descapotable y junto a su hermana Karina —"el Jefe", "Moisés", "la mentora", "la creadora de toda esta obra", según él la ha denominado— el trayecto que separa al Congreso de la Nación de la Casa de Gobierno. Allí tuvo su balcón, su primera sentada en el sillón, su primer e inmediato DNU, el capítulo protocolar del saludo a las delegaciones extranjeras, tomó juramento a sus ministros, que a pesar del decreto anti-nepotismo que lo impedía, incluyó también a "El Jefe" como secretaria general de la Presidencia, decreto exprés de por medio. Seguirían el Tedeum (esta vez, una ceremonia interreligiosa), la función de gala en el Colón, y más tarde una parada en Olivos, pero sólo momentánea.
El Presidente pasaría la noche en el Hotel Libertador, como en estos últimos meses, porque en la residencia presidencial "faltan obras de refacción", informaron cerca suyo. Para el lunes, parte de la agenda está confirmada: a las 9 de la mañana, Milei presidirá en la Rosada la primera reunión de gabinete. No habrá anuncios económicos para el lunes mismo, se encargaron de repetir desde Presidencia.
Ceremonia y balcón
En su primerísimo ingreso a la Rosada, la entrada protocolar con el pasamanos de rigor tuvo la presencia estelar de Jorge Faurie en el protagónico de ceremonial, repartiendo indicaciones aquí y allá. Experto en cuestiones de protocolo, el excanciller de Macri, que dejó su cargo con una imputación por traición a la Patria —por aquel acuerdo con Gran Bretaña que autorizó vuelos semanales de Latam desde Brasil a las Islas Malvinas—, vuelve a las lides diplomáticas acaso en un puesto degradado, pero resuelto a mostrarse siempre en primera línea.
El protocolo, de todos modos, no fue seguido a pie juntillas en este día inaugural. Mientras Milei saludaba a los embajadores y delegaciones extranjeras, por ejemplo —en el Salón de las Mujeres, bajo los enormes cuadros de Eva Perón, las Madres en la Plaza, María Elena Walsh, Mercedes Sosa— interrumpió la ronda de invitados para salir al balcón. Allí volvió a cantarle a sus seguidores "¡Hola a todos, yo soy el león!", volvió a gritar tres veces "¡Viva la libertad, carajo!", volvió a anunciar la dureza del ajuste que se viene, volvió a prometer "el fin de la noche populista".
A su lado custodiaba, como siempre, "el Jefe". Más atrás, intentando asomarse, la novia Fátima Florez, también de trajecito blanco, también el pelo largo y rubio al viento. La gente que lo esperaba tras las rejas, bajo el sol sin reparo de la tarde, era rociada cada tanto con agua. Volvieron a gritarle "Sí se puede, sí se puede", volvieron a cantar "Milei, querido, el pueblo está contigo".
Fotos de familia
A pesar de la promesa de "ingreso al mundo", la foto de familia con los presidentes llegados para acompañar el cambio de gobierno quedó más bien raleada. La presencia más estelar para el contexto fue la del mandatario de Ucrania, Volodymyr Zelensky. Con él Milei mantuvo un reunión bilateral en el despacho presidencial, en la que estuvo también la canciller Diana Mondino. Y en el momento del saludo, se hizo tiempo para regalarle una janukia, y para explicarle en inglés que ese candelabro de nueve brazos se usa para "llevar la luz de Jánuca al mundo". Ya había hablado de la festividad judía durante su discurso en las afueras del Congreso (fue esta celebración religiosa a la que aludió en este 10 de diciembre, antes que a los 40 años de democracia).
Además de ser inscripta como marco central en la narrativa de su llegada a la Presidencia desde la campaña, su conversión religiosa tuvo, por cierto, una primera y no menor consecuencia diplomática: Milei designaría como embajador en Israel a un rabino ortodoxo, Shimon Axel Wahnish, su "guía espiritual" e instructor cabalístico, el mismo que el domingo lo emocionó hasta las lágrimas en la ceremonia interreligiosa al repetir la cita bíblica preferida del libertario, a esta altura todo un slogan: "¿Existen los milagros, señor Presidente? Sí, existen. Porque la victoria no depende de la fuerza ni de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas del cielo".
Zelensky invitó a Milei a visitar su país en guerra, cerca del Presidente no descartan que este ofrecimiento sea concretado relativamente pronto. Pero adelantan que, antes de eso, un destino seguro tanto por las implicancias religiosas como políticas, es Israel. Ya electo, Milei prometió mudar la embajada argentina en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, en base a preceptos del judaísmo ortodoxo al que adhiere.
En Casa Rosada completaron la foto algunas derechas del continente (el uruguayo Luis Lacalle Pou, el paraguayo Santiago Peña, el ecuatoriano Daniel Noboa), el chileno Gabriel Boric, el armenio Vahagn Khachaturyan, el premier ultraconservador húngaro Viktor Orbán, famoso por sus papelones nacionalistas. Y el rey Felipe de España.
El otro invitado célebre fue un ex presidente: Jair Bolsonaro, quien vino con su hijo Eduardo (esta vez el diputado no trajo su vistoso pasador de corbata con forma de pistola, como hizo cuando vino al bunker de Milei en las PASO, donde se dedicó a militar la libre portación de armas). Bolsonaro padre está impedido por la justicia de disputar cargos electivos y ejercer cargos públicos hasta 2030, pero igual está convencido de su estrellato, dentro y fuera de las fronteras de su país. Al ser solicitado para una breve consulta periodística durante el cocktail de recepción que se hizo en el Salón de los Científicos, accedió a que algunos trabajadores de prensa se acercaran a él. Pero ante la primera consulta de esta cronista y sus colegas, se mostró desconcertado: había creído que se trataba de fans que le pedían una foto, pero no estaba disponible para notas.
Hubo otras presencias remarcables en ese ameno cocktail: el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley. El embajador en continuado en Brasil, Daniel Scioli. Y dos figuras del concierto de la derecha mundial: el presidente y el vice del partido falangista y franquista Vox, Santiago Abascal y Javier Ortega Smith. Ambos mantienen un vínculo estrecho desde hace años con Victoria Villarruel, asidua asistente a los foros de ultraderecha mundial que organiza el partido español para hablar de "memoria completa".
Desde la Secretaría de Comunicación de la Presidencia anunciaron que todos los días, temprano en la mañana, habrá aquí una conferencia de prensa a cargo del vocero presidencial Manuel Adorni, quien reemplazará en este rol a Gabriela Cerruti. Ya se imprimieron en fondos y atriles el logo nuevo de la "Oficina del Presidente", con estética White House. El lunes será la inicial, antes de la primera reunión de gabinete. Comenzará así la era Milei.