No hubiera votado por Alfonsín en las elecciones del 83. No lo conocía. Cuando hizo el juicio a los ex comandantes, lo hubiera votado con las dos manos. Y cuando sacamos esta tapa, con la Obediencia Debida, otra vez le hubiera sacado el voto.
Era un ida y vuelta, como el país. Por suerte estaban las Madres y los organismos de derechos humanos y también Página y las revelaciones aterradoras que habían esparcido los juicios. Fue un error de Alfonsín. Es cierto que las Fuerzas Armadas tenían una mentalidad golpista y Alfonsín necesitaba gobernabilidad y alejar el fantasma del golpe militar. Pero la globalización que comenzaba rechazaba las dictaduras, porque no ofrecían seguridad jurídica al flujo de capitales. Nunca hubieran podido dar el golpe.
Con la tradición golpista de los militares no era tan fácil visualizar esos cambios profundos que se producían en el planeta. “Noche y Niebla” decía esa tapa. Habrá que ver si tendremos que ponerla otra vez con el gobierno de Javier Milei.