Las proyecciones promedio disponibles para Argentina señalan que la economía se contraerá un 2,3 por ciento este año para luego experimentar una expansión de apenas 0,7 por ciento en 2024. El FMI, por ejemplo, prevé una caída de 2,5 por ciento en 2023 y una recuperación de 2,8 por ciento el año que viene, mientras que el Banco Mundial espera el mismo nivel de contracción ahora y luego una mejora de 1,2 por ciento. Por su parte, la CEPAL y UNCTAD proyectan una caída del 3 y 2,4 por ciento respectivamente en 2023, que continuará con caídas del 1,6 y 0,6 por ciento en 2024. Sin embargo, un informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) destaca que aún las proyecciones de CEPAL y UNCTAD “parecen muy optimistas frente al escenario profundamente contractivo que anticipa el ajuste que promete el nuevo gobierno”.
Para CELAG el desplome del gasto e inversión pública que pondrá en marcha Javier Milei arrastrará el año que viene el nivel de actividad del sector privado y es difícil que el empuje de las exportaciones y la lluvia de inversiones financieras sea capaz de revertir el desplome del conjunto de la economía. “Sería más prudente esperar que, en el mejor de los casos, se repita la caída experimentada en 2023”, destacó el informe.
Un dato negativo es que se espera que continúe la desaceleración del precio de los commodities en 2024 y 2025, aunque permanecerían un 30% por encima de los valores de 2025. No obstante, una excepción son los precios de la energía, que subirían en 2024 tras la corrección cercana al 20 por ciento de 2023, aunque sigue en un marco de precios elevados. “El avance de las tecnologías de la electromovilidad está generando nueva riqueza patrimonial en los países propietarios de yacimientos de cobre y litio”, remarca la CELAG.
Si el pronóstico sombrío de la CELAG se confirma, Argentina terminaría yendo a contramano de una economía global que, según las previsiones, podría crecer 2,6 anual promedio en 2023 y 2024. Las economías asiáticas, por ejemplo, avanzarían a ritmos próximos al 5 por ciento anual, seguidas por las del África subsahariana con registros en torno al 4 por ciento, que serían las más dinámicas del globo. Las economías desarrolladas tendrían registros más modestos de crecimiento, menores al 1,5 por ciento, siendo los registros de Estados Unidos ligeramente mayores a los europeos.
Incluso se espera que Latinoamérica y el Caribe crezca al 1,9 por ciento, apoyada por los buenos precios internacionales. El rango de predicciones para 2023 va desde un mínimo de 1,5 por ciento en el caso del Banco Mundial, hasta el máximo de 2,3 por ciento que predice el FMI. En 2024 el rango de proyecciones de crecimiento para la región se ubica entre el 1,5 por ciento de CEPAL y el 2,3 por ciento del FMI.
El FMI prevé que el crecimiento económico de 2024 se mantendrá sin variaciones respecto a 2023, mientras que UNCTAD, OPEP y CEPAL esperan una ligera desaceleración y, por el contrario, el Banco Mundial proyecta una leve mejoría que continuaría en 2025. El promedio de proyecciones apunta a que el ritmo de avance se mantendrá sin cambios en 2024. En todos los casos, las proyecciones para América Latina y el Caribe son superiores a las que se espera para Argentina de la mano del brutal e inédito ajuste fiscal que busca aplicar Milei.