Austria da un giro a la derecha tras las elecciones parlamentarias celebradas ayer, en las que los conservadores liderados por Sebastian Kurz obtuvieron un 31,7 por ciento de los votos, según las proyecciones conocidas al cierre de los comicios. La derecha vuelve a la cancillería, aunque para ello tenga que aliarse con la ultraderecha. Esta votación marca el fin de una década de predominio socialdemócrata.
El resultado implica un crecimiento de casi ocho puntos porcentuales para el Partido Popular de Austria (ÖVP) respecto de las anteriores elecciones en 2013. Los ultraderechistas del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) crecieron de forma considerable y suman según estos pronósticos sobre voto real un 26 por ciento (2013: 20,5%), mientras que la socialdemocracia (SPÖ) del actual canciller Christan Kern, de 51 años, defiende el segundo puesto con un 26,9 por ciento (2013:26,8%).
Las encuestas daban ya como ganador desde hace meses al actual ministro de Relaciones Exteriores Kurz, de apenas 31 años; será el líder más joven de Europa. El político defiende una estricta política migratoria y quiere que la llegada ilegal de inmigrantes se reduzca a cero.
Por su parte, el líder del FPÖ, Heinz-Christian Strache, de 48 años, se manifestó durante la campaña a favor de que Austria se sume al Grupo de Visegrado (formado por Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa) partidario de una restrictiva política migratoria y de la defensa de los intereses nacionales.
Tras el colapso de la actual coalición entre conservadores y socialdemócratas en mayo y la mala relación entre Kurz y Kern, se da por seguro que no se repetirá una alianza de este tipo, por lo que la ultraderecha podría llegar ahora al gobierno aliada con el ÖVP. Las elecciones debieron anticiparse por la ruptura entre ÖVP y SPÖ, ya que originalmente se debería haber votado dentro de un año.
Si se forma un gobierno entre conservadores y neopopulistas de derecha, Austria tomará una posición totalmente distinta a la de Alemania y Francia en lo que respecta a la migración y la reforma de la Unión Europea (UE). Kurz y Strache coinciden en que la UE debería limitarse a tareas muy concretas y a nivel migratorio se alinean con las tesis de rechazo a la llegada de refugiados del primer ministro húngaro Viktor Orban.
El proceso electoral se vio enturbiado en los últimos días por una campaña de difamación lanzada desde el SPÖ. Al parecer sin el conocimiento de la cúpula socialdemócrata, un conocido especialista internacional en “campañas sucias” creó dos cuentas de Facebook falsas que buscaban dañar a Kurz con contenidos antisemitas y racistas. Por su parte, el SPÖ acusó al Partido Popular de tratar de acceder a documentos internos del partido mediante sobornos. Las dos agrupaciones presentaron denuncias ante la Justicia.