Javier Milei designó oficialmente a Silvestre Sívori como jefe de los espías y dispuso una intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) por dos años. Sívori tendrá vía libre para incrementar el uso de los fondos reservados y podría recibir una ampliación de las partidas para la exSIDE por parte del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que es el funcionario que lo puso al frente del organismo.
El Presidente dispuso la intervención de la AFI a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) sin explicar cuál era la necesidad o la urgencia. El organismo ya está intervenido desde diciembre de 2019, cuando Alberto Fernández designó a la exfiscal Cristina Caamaño para “sanearlo” después de que se conocieran las primeras denuncias sobre el espionaje macrista. Cuando Caamaño dejó la exSIDE, la intervención continuó. Primero con Agustín Rossi y después con Ana Clara Alberdi.
Para la administración de La Libertad Avanza (LLA), la intervención del organismo implicó un “notorio retroceso institucional”. Sin embargo, volvió a elegir el mismo remedio y por un plazo mayor al que, en general, tuvieron los interventores anteriores. Sívori podrá estar durante dos años y ser él mismo quien se autoprorrogue su estadía por dos años más. Durante el gobierno de Fernández, los interventores eran nombrados por 180 días y era el Presidente quien prorrogaba su permanencia.
A través del mecanismo de la intervención, Milei logra saltarse el Senado, que debería darle acuerdo a Sívori como director general de la AFI. LLA tiene solo siete senadores propios, aunque la vicepresidenta Victoria Villarruel se las ingenió para sumar otras 32 voluntades para designar al presidente provisional del Senado. Es posible que por la desconfianza que marca el vínculo entre Milei y Villarruel, el libertario prefiera jugar seguro y garantizarse que Sívori continuará en la exSIDE sin sobresaltos.
Lo fundamental del decreto 22/23 está vinculado al manejo de los fondos. El DNU habilita a Posse –que fue quien acercó a Sívori a los equipos de LLA– a ampliar las partidas para la AFI, lo que implicaría que el plan motosierra no será tan extremo en la exSIDE como en el resto de las reparticiones. Cerca de Sívori se preocupan por aclarar que habrá un plan de austeridad, destinado a reducir la estructura de la Agencia. En esa línea, Milei facultó al abogado a pasar a disponibilidad al personal que estime conveniente y decidir la jubilación extraordinaria de agentes.
Los fondos reservados
En el mismo DNU, Milei le permite a Sívori evaluar, modificar y/o aprobar un régimen de administración de fondos, ampliando o reduciendo las partidas confidenciales. A priori, hay un cambio de concepción con respecto a lo que fue la administración del FdT. Al momento de designar a Caamaño, Fernández le encomendó que redujera al mínimo los fondos reservados y que el dinero sobrante fuera destinado a la Jefatura de Gabinete. Para LLA, esa fue una forma de desfinanciar el organismo.
Los fondos reservados han sido históricamente la caja negra de la política. La justicia argentina dio por acreditado que la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) usó 400.000 dólares –provenientes de los fondos reservados– para pagarle a Carlos Telleldín para desviar la investigación del atentado contra la AMIA.
El DNU también ordena revisar el uso de los fondos reservados, las compras y las contrataciones “bajo el amparo del restituido Decreto N° 1311/15”. Esa norma no estuvo vigente durante el gobierno de Mauricio Macri y se reimplantó durante el gobierno del FdT. En otras palabras, quiere decir que se hará una auditoría de las gestiones de Caamaño, Rossi y Alberdi.
Una primera lectura es que puede ser una respuesta que está dando LLA –aliada al macrismo– a las denuncias que promovió especialmente Caamaño por las irregularidades que se encontró en el organismo. La exfiscal no solo reveló casos de espionaje –como el de los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan– sino también negociados irregularidades, que iban desde remodelaciones millonarias de la AFI hasta la venta de armas que pertenecían a esa dependencia.
Los otros planes
Sívori tendrá facultades amplias, como la de elaborar un plan para reformulación la AFI e incluso la de proponer una nueva denominación para la exSIDE. El Presidente le encomendó también la reestructuración de la Escuela Nacional de Inteligencia (ENI), encargada de formar a los agentes. No hay lineamientos claros que identifiquen hacia dónde irá esa reforma.
En el DNU, no se habla de auditorías por parte de la Comisión Bicameral de Inteligencia (CBI) –el cuerpo que actualmente preside Leopoldo Moreau y que denunció el plan sistemático de espionaje durante la era Cambiemos. Solo se dice que la CBI deberá ser notificada del decreto.
Sívori planea gestionar la exSIDE sin un número dos. La reforma de la Ley de Inteligencia aprobada en 2015 establecía que la AFI tendría un director y un subdirector. Caamaño modificó esa estructura por resolución y sacó la figura del Señor Ocho –como se conoce al segundo de la Agencia. En su momento, lo que se buscó fue evitar un doble comando y que fuera la interventora quien se ocupara de la relación política junto con las cuestiones administrativas y operacionales.
Sívori desembarcará pisando fuerte en la AFI, un lugar que ya conoce porque fungió como enlace con Alberdi, la interventora saliente. Distintas fuentes consultadas dijeron que no le conocen vínculos al abogado con el mundo de la inteligencia, pero destacan que su mayor atributo es la cercanía con Posse, un funcionario clave para Milei.
De perfil bajo y sub-40, Sívori se hace cargo de la AFI tras haberse desempeñado en el Gobierno de la Ciudad desde 2008 y de haber sido el jefe de Jurídicos de Guillermo Dietrich en el Ministerio de Transporte cuando Mauricio Macri pegó el salto a la Nación. Después, reportó en la Procuración del Tesoro de la Ciudad. Pese a ser un nacido y criado en el macrismo, lo describen como un hombre de Milei --o, mejor dicho, de Posse.